La factura pandémica en la salud mental: aumentan un 50% las urgencias por trastornos entre adolescentes

Pau Rodríguez

6 de mayo de 2021 13:08 h

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El golpe que el confinamiento y los efectos de la epidemia iban a suponer para la salud mental de los jóvenes era algo de lo que venían avisando psiquiatras, expertos en salud pública y familias. Por primera vez, el Hospital Sant Joan de Déu, el centro de referencia para esta especialidad en Catalunya, ha aportado unos datos que confirman esta preocupación. Las visitas de urgencia de adolescentes por trastornos y otros problemas psicológicos ha aumentado un 47%, con especial incidencia en los casos de trastornos de la conducta alimentaria –los más conocidos, la anorexia y la bulimia–, que se han duplicado si se compara el primer trimestre de 2020, antes de la pandemia, con el primero de 2021. 

Las cifras las han aportado desde el Área de de Salud Mental del hospital, especializada en población infantil y juvenil, durante la presentación de su informe FAROS, un extenso repaso de los principales problemas de salud mental de los últimos años y de cómo prevenirlos. En este contexto, los responsables del trabajo han decidido añadir también sus primeras conclusiones sobre el impacto de la pandemia entre los adolescentes. En primer lugar, constatan que el confinamiento más duro fue un período en el que las consultas cayeron en picado, y que estas han ido aumentando progresivamente los meses siguientes. Entre los factores que lo explican, destacan el creciente malestar que ha provocado en los jóvenes la pandemia –ya sea por el aislamiento, la muerte de familiares o los problemas económicos–, pero también efectos colaterales, como el colapso de la Atención Primaria. Los centros de salud han dejado de hacer de filtro de muchos problemas incipientes que, con el tiempo, han acabado en urgencias.

“Más allá de Sant Joan de Déu, estos datos son bastante homogéneos en toda Catalunya”, ha valorado Montserrat Dolz, jefa del Área de Salud Mental del hospital. Yendo al detalle, el aumento de las visitas programadas en los centros de salud mental infantil y juvenil (los CSMIJ) ha sido menor, del 25%, mientras que el incremento más preocupante se ha observado precisamente en las urgencias. “Este aumento ha sido claro tanto en número como en gravedad”, ha manifestado Dolz. La patología que en estos momentos más inquieta a los profesionales es la de los trastornos de conducta alimentaria. Las atenciones a estas problemáticas, sufridas principalmente por chicas –aunque no solo–, se han doblado. “Es quizás el trastorno que más nos sobrepasa”, ha reconocido Dolz, que ha aclarado sin embargo que por ahora el aumento de visitas no está superando su capacidad de atención.

Otra de las casuísticas que han aumentado, aunque no al nivel de los trastornos alimentarios, son las tentantivas de autolesiones –unos 70 u 80 casos más que en el último trimestre– y, de forma más grave, los intentos de suicidio. En este sentido, Mercè Camprodon, adjunta a la dirección del Servicio de Psiquiatría del hospital, ha explicado que estas acciones, que pueden ser cortes, rasguños o quemaduras, son “una forma no adaptativa de manifestar el malestar”. Y que no siempre están vinculados a patologías psiquiátricas. Muchas de ellas, han matizado, han sido de “intensidad leve”, lo que les hace pensar que puede tener que ver nuevamente con que les lleguen casos que antes podían gestionar desde la Atención Primaria. “Por suerte, sabemos que los centros de salud se están reorganizando y volverán a dar respuesta”, ha añadido Dolz. 

Pero más allá de trastornos y patologías concretas, las especialistas de Sant Joan de Déu también han querido detallar que una parte importante de este aumento se explica por distintas formas de canalizar el malestar y que son un tanto inespecíficas: angustia, ansiedad, tristeza, irritabilidad, malestar físico… “La pandemia ha sido una prueba de estrés que ha afectado de forma importante a los jóvenes”, ha resumido Dolz, que no obsante se ha resistido a concluir que vayamos a tener una generación marcada por la COVID-19 en materia de salud mental, sino que podría mejorar con el tiempo.

En este sentido, todos los especialistas han hecho un llamamiento a la prevención y, dentro del extenso informe FAROS, han aportado toda una serie de claves para detectar de forma precoz los principales trastornos de salud mental. Para diferenciar entre los medios y angustias considerados “adaptativos” de los que sí afectan psicológicamente a los adolescentes, la doctora Camprodon ha explicado que son motivo de consulta cuando duran en el tiempo, cuando su intensidad interfiere en la “funcionalidad” del chicho o chica –en lo familiar, académico o social– y cuando provoca cambios bruscos de conducta, ya sea en los estudios, en la comida, en el sueño o con los amigos.