Un agente de los Mossos d'Esquadra acusado de aporrear al periodista de La Directa Jesús Rodríguez mientras cubría las protestas por el desalojo del Banc Expropiat ha negado este jueves agresión alguna y ha apuntado a que otro policía pudo ser el responsable de las lesiones. La Fiscalía no comparte la versión exculpatoria del acusado y le reclama dos años y nueve meses de prisión, petición de pena que el periodista y el centro Irídia, que ejerce la acusación popular, elevan a cinco años.
Ante la sección 10a de la Audiencia de Barcelona ha empezado este jueves el juicio contra D.M., agente antidisturbios de los Mossos d'Esquadra acusado de propinar dos porrazos a Rodríguez la noche del 25 de mayo de 2016 tras la protesta por el desalojo del centro okupado del Banc Expropiat, en el barrio de Gràcia de Barcelona. En la sesión de este jueves el tribunal ha escuchado el alegato del acusado, que ha negado la tesis de la Fiscalía y de Rodríguez, y la de varios fotoperiodistas que presenciaron los hechos, que han avalado la versión del periodista.
El primero en declarar ha sido el mosso acusado, que tan solo ha contestado a las preguntas de su abogado. El agente ha desplegado una línea de defensa consistente en negar los porrazos y apuntar a otro agente de la policía catalana como responsable. “El agente que usa la porra no soy yo”, ha expresado D.M., que se ha situado en un lugar distinto de la línea policial que aparece en los vídeos y en los que se observa cómo un agente propina un porrazo a Rodríguez.
Como colofón al interrogatorio, el agente ha querido dejar constancia de las “agresiones” que, ha asegurado, estaba recibiendo la línea policial en el momento de los hechos. Ha indicado que un agente resultó herido de gravedad por el lanzamiento de una valla y, aunque no tiene relación alguna con los hechos que se juzgan, ha afirmado que varios alborotadores se hacen pasar por fotoperiodistas en manifestaciones, incluso con acreditaciones falsas, para provocar disturbios.
Versión opuesta ha contado Rodríguez. El informador ha explicado que los altercados más graves se habían producido por la tarde, y que la agresión tuvo lugar pasadas las 22:30h. Rodríguez ha sostenido que un grupo de periodistas estaban en la plaza Revolució despidiéndose tras las manifestaciones cuando vieron a una mujer mayor vestida de blanco situarse frente a la línea policial que custodiaba el Banc Expropiat, lo que les llamó la atención.
Los informadores, ha relatado Rodríguez, se situaron en los laterales de la calle y en las entradas de los comercios para grabar la escena, tal y como recomienda la conselleria de Interior, que desaconseja situarse frente la línea policial. Fue en ese momento, tras apartar a la mujer mayor, que el agente se salió de la línea policial y lo agredió, ha abundado, sin mediar indicación policial alguna para que abandonara el lugar.
Rodríguez ha mantenido que pese a gritar “soy prensa, soy prensa” al agente en reiteradas ocasiones y estar junto a media docena de fotógrafos, el mosso le golpeó primero en la pierna y luego en la mano. “Fue muy beligerante y con un interés claro en agredirme”, ha sostenido el informador, que tardó 90 días en curarse de las lesiones en el dedo de la mano y todavía tiene dificultades para escribir a máquina a consecuencia de la agresión.
Para valorar los hechos resultará clave que el tribunal determine si la actuación policial era proporcionada o no y si en el momento de los hechos se estaban produciendo altercados. Los testigos que han declarado este jueves, fotoperiodistas que presenciaron la agresión, han apuntalado la versión de las acusaciones, pues han contado que Rodríguez gritó varias veces que era prensa y que acudieron a la zona en grupo, una vez finalizadas las protestas y cuando la situación estaba tranquila, ya que les llamó la atención de una señora mayor vestida de blanco, algo inusual en los disturbios.
“Fue evidentísimo que fue a por él, no tengo ninguna duda”, ha resaltado en su declaración testifical el fotoperiodista Jordi Borràs, que a preguntas de la acusación popular de Irídia ha constatado que se han producido decenas de agresiones policiales a periodistas mientras cubren manifestaciones en los últimos años, sin importar que los informadores estuvieran identificados mediante un chaleco o un brazalete.