La Fiscalía pide nueve años de cárcel a Dani Alves por agresión sexual
Dani Alves ya sabe a qué pena se enfrenta. La Fiscalía ha solicitado nueve años de cárcel para el futbolista al considerarlo autor de una agresión sexual a una joven la madrugada del 31 de diciembre del año pasado en la discoteca Sutton de Barcelona.
El escrito de acusación de la Fiscalía es un nuevo paso hacia el juicio que celebrará la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona. Al permanecer Dani Alves en prisión preventiva desde el pasado mes de enero, la vista oral no se demorará y podría celebrarse en el primer trimestre del año que viene.
La petición de la Fiscalía incluye una petición de indemnización a Alves de 150.000 euros, una cantidad que el futbolista ya consignó en verano tras ser procesado para hacer frente a su eventual responsabilidad en caso de condena.
La Fiscalía relata en su escrito una violación violenta y sin consentimiento alguno por parte de la denunciante. Todo empezó a las 2.30h., cuando la joven entró en la discoteca junto a su prima y una amiga. Alves las vio desde el reservado del local y solicitó al camarero que invitara a las chicas a tomar una copa de champán con él. Las jóvenes, según la fiscal, rechazaron la primera oferta pero ante la “insistencia” del futbolista, accedieron al reservado.
Tras invitar a las tres chicas a champán, Alves y un amigo empezaron a bailar con ellas. El futbolista, advierte la fiscal, “estuvo todo el tiempo” pendiente de la denunciante, hasta el punto de que, situado detrás de ella, le agarró la mano “y se la acercó a la zona de su pene”. La joven “apartó rápidamente la mano al percatarse” de las intenciones del jugador.
Sobre las 3.40h., continúa el escrito, Alves, desde la puerta del baño del reservado, pidió a la chica que acudiera al lavabo. La joven accedió y entró en el pequeño baño “desconociendo” que era un cubículo diminuto, resalta la fiscal. Le pidió que la dejara salir, pero Alves se negó, agrega el Ministerio Público.
Fue en ese momento, que no captaron las cámaras de seguridad, en el que empezó la agresión sexual, que la joven viene denunciando desde esa misma madrugada. Alves, por contra, ha cambiado cuatro veces de versión: de negar contacto sexual alguno ha pasado a reconocer que hubo una relación, pero siempre consentida.
Según la Fiscalía, Alves “empezó a manosear” a la joven en el baño “con ánimo lascivo y una clara intención de satisfacer sus deseos sexuales”. El Ministerio Público asegura que, primero, Alves intentó forzar a la joven a que le hiciera una felación. La joven se resistió u el futbolista habría respondido propidándole varias bofetadas en la cara y exigiendo que la chica dijera “soy tu putita”.
“Ante la actitud violenta [de Alves] –ahonda la Fiscalía–, la joven se sintió impresionada y sin capacidad de reacción, llegando a sentir que le faltaba el aire dada la situación de angustia y terror ante lo que estaba viviendo”.
Tras este primer episodio violento, la Fiscalía asegura que Alves manoseó de nuevo a la víctima y consumó la violación sin usar preservativo. Sobre las 4.00h., concluye la fiscal, el futbolista salió del baño, cogió una copa y se dirigió hacia una mesa del reservado. Minutos después salió de la discoteca, llegándose a cruzar con la víctima, que ya estaba contando lo ocurrido al personal de seguridad, pero sin dirigirle la palabra.
Alves afrontará su juicio con un reguero de “indicios fundados” en su contra, según dejó escrito la Audiencia de Barcelona. Por contra el futbolista mantiene, tras varios cambios de versión, que se trataron de relaciones sexuales consentidas. El juicio servirá para determinar si se confirman los indicios o no hay suficientes pruebas para condenar al jugador.
La joven ha mantenido una versión clara y detallada desde la madrugada de los hechos, cuando alertó a la seguridad de la discoteca que había sido violada. Ante los Mossos d'Esquadra primero y la jueza después, su relato no ha incurrido en contradicciones.
Para el futbolista, en cambio, la versión de la joven carece de credibilidad porque antes de lo ocurrido en el baño, alega Alves, ambos estuvieron bailando y la denunciante quiso ligar con él.
Este alegato defensivo de Alves fue duramente reprochado por la Audiencia de Barcelona en su último auto contrario a dejar en libertad al futbolista. Para los jueces, todo lo ocurrido antes de la entrada en el pequeño baño de la discoteca Sutton donde presuntamente ocurrió la agresión sexual “no determina ni que la denunciante hubiera consentido la relación sexual con penetración que consta acreditada, ni que mintiera sobre la misma”, tal y como insinuaba la defensa.
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