La Fiscalía y la acusación particular piden prisión permanente revisable para un hombre que grabó a su pareja sin ayudarla mientras agonizaba durante horas por una subida de azúcar provocada por la diabetes. El acusado ya había agredido otras veces a la víctima, quien por vergüenza a mostrar las lesiones a amigos y familiares le pidió ayuda cuando sufrió una subida de azúcar. El hombre hizo ver que la ayudaba, pero solo la grabó mientras se moría, sin avisar a los servicios de emergencias, informa la ACN.
Los hechos ocurrieron en junio de 2019 en el piso de la mujer, en Viladecans (Barcelona). Según los escritos, avanzados por El Periódico, el acusado, Mariano Daniel V.A,, comenzó a salir con la víctima, SCJ, de 42, cuatro meses antes. Desde el inicio del hombre se mostró celoso y posesivo, la controlaba, le recriminaba públicamente que hablara con otros hombres y la insultaba a menudo, exponen las acusaciones.
Los escritos de Fiscalía y acusación particular, que ejerce el abogado Miguel Capuz, enumeran varias agresiones previas: el 19 de abril el hombre la golpeó en las costillas y la mujer tuvo que ser atendida por el médico pero ocultando la verdadera causa de las lesiones. El 26 de abril, el hombre la volvió a insultar y agredir. Finalmente, la noche del 14 al 15 de junio, ambos discutieron en un bar de copas y él la empujó e insultó, golpeándola en la cara y la parte superior del cuerpo.
Las agresiones generaron en la víctima “un sentimiento de inferioridad y ambivalencia emocional respecto al acusado”, según las acusaciones, y la aislaron de otras personas a las que pedir ayuda. Tanto era el miedo que tenía por su integridad física y de su hijo de 13 años, que pocas semanas antes de los hechos pidió al padre del niño que se lo llevara a vivir a Ciudad Real, agregan. La víctima también se bajó una aplicación para grabar conversaciones telefónicas en el móvil.
Un día después de la agresión en el bar, continúan las acusaciones, la víctima se sentía avergonzada por las señales evidentes de la agresión y sabía que buena parte de su entorno sospechaba de su origen. Esto la hundió anímicamente y físicamente. Dejó de ir a trabajar, se encerró en su casa sin hablar con casi nadie y se despreocupó de su propia alimentación así como del cuidado apropiado de su diabetes. También consumió cocaína.
Hacia la tarde del 17 de junio el deterioro físico progresivo empeoró. Cuando notó que estaba muy débil no quiso avisar a sus familiares por “vergüenza” a que notaran las lesiones. Llamó varias veces el acusado, entre las 21:30 y las 22:45h. para pedirle ayuda. Finalmente, el hombre fue al domicilio de la víctima y notó rápidamente una subida de azúcar así otros síntomas.
Las acusaciones consideran que entre las 22:50 y al menos las 3:39 de la madrugada asistió “impasible” a un deterioro evidente de la víctima, que se quedó sin fuerzas y luego semiinconsciente. No hizo ni un control de azúcar con el glucómetro ni llamó a los servos de emergencias. Finalmente, la hiperglucemia le provocó un fallo multiorgánico y la muerte.
Durante cinco horas el hombre habría constatado el gran sufrimiento y malestar que sufría la mujer, que le suplicaba diversas formas de ayuda. El hombre, previendo la muerte de la mujer y que la policía lo investigara, intentó “construirse una coartada”. Entre las 23:42 y las 03:39 horas, sin el consentimiento ni asentimiento de la víctima, y ââ“con absoluta desconsideración al respeto de su intimidad”, el acusado grabó con su móvil 15 fragmentos de vídeo, “convenientemente seleccionados”, donde aparentemente se observa el acusado dispuesto a ayudar a la víctima, a pesar de que era “inocua”. En los vídeos se puede ver la cara y el cuerpo de la víctima cada vez más débil, pidiendo ayuda, desnuda y prácticamente decaída.
A la mañana siguiente de los hechos el hombre fue a un taller mecánico de coches y luego fue a explicar la muerte de la mujer a la policía. El individuo fue arrestado tres meses después, el 18 de septiembre, y desde entonces está en prisión preventiva. La Fiscalía y la acusación particular le acusan de cuatro delitos de malos tratos, uno de maltrato habitual, uno contra la intimidad y uno de asesinato por omisión con ensañamiento y contra persona vulnerable por razón de enfermedad, con el agravante de motivación de género y parentesco.
Por todo ello, piden la prisión permanente revisable por el asesinato, más siete años de prisión y 17 años de prohibición de llevar armas por los delitos de maltrato, y cuatro años de prisión por el delito contra la intimidad. También le piden varios años de libertad vigilada y prohibición de aproximación o comunicación con el entorno de la víctima cuando haya salido de prisión. Además, tendría que pagar 7.920 euros de multa y 710.000 euros de indemnización al hijo, la expareja, la madre y un hermano de la víctima.