La fuga de agua potable en el barrio de Canyet de Badalona, que se convierte en una riera al aire libre, pierde 180.000 litros diarios, es decir, dos litros de agua por segundo desde hace 18 años. Este es uno de los ejemplos más flagrantes de los problemas de escapes que tiene la red de distribución en Catalunya, que pierde el 24% de su agua debido a este y otros motivos y que cobra mayor trascendencia en plenas restricciones derivadas de la sequía.
“Es un despropósito brutal y necesitamos una solución ya”, exclama Francesc Alfambra, miembro de la asociación de Els Verds de Badalona. La indignación vecinal con el escape hace años que dura y las obras definitivas para arreglarlo, que tienen un coste de unos 36 millones de euros, no se prevé que estén acabadas hasta dentro de dos cursos. “No podemos esperar a 2025”, lamenta Alfambra.
El tubo que pierde agua a su paso por Badalona es uno de los canales de distribución del agua de boca más importantes de la ciudad de Barcelona, ya que conecta la potabilizadora del río Ter, en Cardedeu, con la estación distribuidora de agua de la Trinitat, en el área metropolitana barcelonesa. La Agencia Catalana del Agua (ACA) explica que es una cañería muy antigua con unos tres metros de diámetro –se podría circular en coche por dentro– y que cuenta con un flujo de 4.000 litros por segundo. Su gestión está externalizada a Aigües Ter Llobregat (ATLL), la empresa que gestiona el abastecimiento en alta de todo el sistema que forman estos dos ríos.
Según el ACA, si la fuga no se ha arreglado todavía es debido a “la dificultad técnica y la envergadura económica de la reparación”. Para reparar la parte dañada del conducto es necesario cortar el suministro, lo que dejaría sin agua a millones de personas de Barcelona y el resto de municipios metropolitanos durante varios días. Por ello, explican, es necesario desdoblar el tramo del acueducto en cuatro canalizaciones para poder desviar la corriente de agua y así llevar a cabo la reparación.
Las obras no estarán antes de 2025
Las obras de tres de los cuatro tramos que estaban previstas en la canalización se llevaron a cabo entre 2003 y 2009. Pero hay un cuarto tramo que queda pendiente “aunque tenía que estar terminado en 2012”, denuncia Pepe Sánchez, presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Canyet, haciendo referencia a compromisos de la Agència Catalana de l’Aigua. Aun así, las obras de este tramo están en fase de licitación y se prevé que no estén finalizadas hasta 2025. Sánchez recuerda que hace ya quince años, en agosto de 2008, se detectaron hasta once puntos de fuga en la canalización, lo que les llevó a presentar una primera denuncia. Pero la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) la archivó porque el escape no suponía un riesgo real para el medio ambiente.
A raíz de las denuncias de la asociación de vecinos se empezaron a estudiar soluciones. Entre ellas, el ACA y el Ayuntamiento de Badalona acordaron crear dos conducciones, una de ellas a cielo abierto –la que aparece en la imagen–, para recoger el agua desperdiciada y conducirla a zonas de huertos, para el riego, y a un depósito construido expresamente para ello en el barrio de Montigalà. Este permite reaprovechar el agua para usos municipales como el riego de jardines o la limpieza de calles, pero es solo una solución parcial, porque el depósito tiene una capacidad limitada, de 200 metros cúbicos.
Las pérdidas en toda Catalunya podrían llenar un pantano
La semana pasada, el alcalde de Badalona, Rubén Guijarro, y el gerente del Ens d’Abastament d’Aigua Ter-Llobregat (ATLL), José Miguel Diéguez, se comprometieron a trabajar conjuntamente para resolver la incidencia. Ambas partes consensuaron que durante “los próximos días” llevarán a cabo varias tareas de comprobación del estado de las instalaciones para determinar su reparación y mejora.
Desde la Generalitat reconocen que las pérdidas de agua potable por culpa de las fugas son importantes, pero aseguran que el porcentaje de Catalunya es “ligeramente inferior” a la cantidad de agua potable que se desperdicia en el resto de España.
Por comparar, el total de pérdidas anual en Catalunya, de 135 hectómetros cúbicos, permitiría casi llenar el pantano de Sau, hoy prácticamente vacío, que tiene un volumen máximo de 165 hectómetros cúbicos.