La imagen de postal de Girona, con el río Onyar que atraviesa su casco antiguo, ha quedado alterada este miércoles por un grupo de media docena de operarios que chapoteaban dentro del agua con cubos y reteles. Su misión era salvar los pocos peces que quedan en el arroyo en el que se ha convertido este río debido a la sequía que golpea Catalunya desde hace meses.
Contratados por el Ayuntamiento de Girona, los técnicos de la empresa Sorelló han peinado este miércoles el río Onyar a su paso por el casco urbano de la ciudad. Mediante pequeñas descargas eléctricas aplicadas al agua, iban aturdiendo los peces para atraparlos y retirarlos en bolsas de plástico. El objetivo es trasladarlos a otro de los cuatro ríos que atraviesan Girona, el Ter, que goza de un caudal algo más generoso para acogerles.
La imagen ha recordado a la que se vivió hace unas semanas en el pantano de Sau, en la misma provincia. Con el embalse prácticamente vacío, la Agencia Catalana del Agua (ACA) contrató un grupo de pescadores para retirar los peces y evitar que murieran y echaran a perder el poco agua que quedaba para uso de boca. Al ser especies invasoras, principalmente carpas y siluros, las toneladas que se extrajeron del pantano se sacrificaron, tal como establece la normativa europea.
En Girona también se prevé que la mayoría sean invasores, de nuevo carpas pero también algunos rutilos, pero no solo. En la parte urbana del río, según los técnicos, hay además barbos del Ebro y de montaña, bagras y espinosos –estos últimos en peligro de extinción–. Todos los que emerjan de este grupo serán indultados y trasladados al Ter.
“Es un plan de salvamiento convencional”, afirmaba este miércoles Quim Pou, director de la empresa Sorelló, desde el Puente de Piedra desde donde se observaba el trabajo de sus empleados. “Usamos la pesca eléctrica porque es la más útil para retirar los peces ante la reducción del caudal y la mala calidad del agua ahora mismo”, ha apuntado. La técnica se conoce como electronarcosis y deja algo aturdidos a los peces para poderlos cazar con facilidad.
Las actuaciones de Sorelló se han llevado a cabo este miércoles y se repetirán en otras dos a finales de mayo y de junio, para voler a peinar las aguas del Onyar por si han llegado otros peces desde aguas arriba. Las previsiones para de Pou para hoy eran las de capturar aproximadamente un centenar de carpas, la especie que tiene más presencia.
Lo que ha obligado al Ayuntamiento a mover ficha es que el caudal del Onyar está bajo mínimos. Por estas fechas suele tener el doble o el triple de agua, según Pou. Sin embargo, el impacto de la sequía en este río es indirecto, puesto que la cantidad de agua que transcurre por su cauce a su paso por Girona no es natural. Pese a ser un riachuelo más bien pequeño, a su paso por la ciudad crece debido a que recibe aguas residuales y también de una acequia que proviene del Ter, pero precisamente esta última se ha cortado recientemente debido a las restricciones.
Con todo, no es la primera vez que se llevan a cabo actuaciones parecidas en el Onyar, siempre con el objetivo de evitar mortalidades repentinas y masivas de sus peces, como ha ocurrido otras veces. Una vez trasladados al Ter, Pou ha explicado que si remite la sequía y el Onyar vuelve a ganar caudal, no están previstos trabajos de reintroducción, sino que se espera que estos de produzcan de forma natural.