España creará la primera fábrica de baterías para vehículos eléctricos gracias a un consorcio entre el Estado, Seat e Iberdrola. El proyecto fue anunciado este jueves y ha sido corroborado el viernes en el acto del 70 aniversario de la escudería española, a la que han asistido el rey Felipe VI y el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Pero, aunque en un primer momento se asumió que la nueva factoría verde se implantaría en el entorno de Martorell, donde están las cadenas de montaje de Seat a las que debería dar servicio, fuentes del Ministerio de Industria niegan que esta decisión esté tomada.
Según indican, la fábrica podría quedarse en el entorno de Barcelona, pero también podría irse a otras comunidades. Algunas de las zonas que pujan son Valencia, donde hay un proyecto robusto para acoger este tipo de industria, Zaragoza e incluso en Cáceres, lugar donde se halla una de las reservas de litio –material imprescindible para las baterías– más importantes de Europa. Estos son los proyectos que más fuerte pugnan por acoger la fábrica, pero no los únicos. Por el momento lo único que aclara el Ministerio es que la fábrica se quedará en España para potenciar las cadenas de producción verde, lo que evitará tener que importar celdas de China, y que se impulsará a través del citado consorcio.
La idea de que la nueva factoría se emplazaría en Barcelona responde a las palabras pronunciadas por la ministra Reyes Maroto en un acto de UGT-FICA, cuando aseguró que la iniciativa permitiría que “fabricantes como Seat cuenten con una planta de baterías cerca”. Además es la escudería de Martorell la que realizará una parte importante de la inversión. El máximo responsable de Volkswagen, Herbert Diess, ha anunciado este viernes que el grupo invertirá 5.000 millones hasta 2025, en una apuesta para que “España se convierta en el hub de ecomovilidad en Europa”. El consorcio que impulsará la fábrica será el primer Proyecto Estratégico que realizará España con los fondos europeos de recuperación.
Sin estar segura la localización que se acabará eligiendo, Barcelona es una firme candidata para acoger la fabricación de baterías del consorcio. Por un lado, por la fuerte implantación automovilística en la zona. Que Seat sea uno de los inversores principales hace que la apuesta de Catalunya sea muy sólida. Pero también lo es por los proyectos que se han desarrollado en esta línea. Desde el Govern han recordado que en febrero enviaron al Ministerio su propia propuesta, bajo el nombre de Battery Hub, como candidata a obtener fondos europeos. Esta iniciativa, algo más modesta que la anunciada por el Gobierno, ya estaba sin embargo en fase avanzada y preveía una inyección inicial de 16,5 millones este año. Según el programa enviado por la Generalitat catalana, este centro de fabricación y reciclaje de baterías era el segundo proyecto catalán por peso económico, para el que reclamaban algo más de 6.000 millones de euros en total.
Valencia también lleva tiempo promoviendo su propio polo de baterías para vehículos eléctricos. La Generalitat valenciana había sacado adelante un consorcio con 22 empresas, entre las cuales está también Iberdrola, la escudería de Ford o la ferroviaria Stadler, que bajo la marca Alianza Valenciana de Baterías perseguían el objetivo de implantar una planta de estos componentes en el municipio de Llíria. Este mismo viernes desde el Ejecutivo valenciano han defendido que su proyecto continúa adelante pese a la apuesta del Gobierno central por Seat. Según ha defendido la portavoz del Consell, Mònica Oltra, el proyecto valenciano es “más amplio y ambicioso” porque abarca todas las energías renovables y no solo las baterías.
También Aragón y su capital, Zaragoza, habían dado pasos para intentar atraer una industria de este tipo, en su caso vinculada al grupo PSA (con marcas como Peugeot, Citroën u Opel, entre otras). Ya en 2019 el gobierno de Javier Lambán inició los contactos con China EV100, una plataforma que reúne a diferentes agentes del sector en el país asiático, con el objetivo de atraer inversiones para materializar sus planes. Aragón defendía que la planta de Opel en Figueruelas sería la primera en fabricar un coche 100% eléctrico, como así acabó confirmándose el mes pasado. Sin embargo, este viernes Lambán daba el proyecto por perdido y mostraba su “decepción” porque el Ministerio se hubiese decantado por Martorell. “Me ha producido una profunda decepción. Fuimos, sin ningún tipo de duda, el primer Gobierno que manifestó su interés en que en su territorio se instalara la primera fábrica de baterías eléctricas de España”, ha asegurado el presidente aragonés.
En un tono más duro ha defendido el proyecto extremeño el alcalde de Cáceres, Luís Salaya, que ha asegurado este viernes que la fábrica catalana “no se nutrirá” de litio extremeño. El edil ha asegurado que no permitirán que se “condicione y sacrifique el futuro de una ciudad extremeña, nuevamente, por el desarrollo industrial de otras zonas del país”. Junto a Salaya, se ha desencadenado toda una ofensiva extremeña contra el uso del litio regional para una fábrica fuera de sus fronteras.
A favor de la implantación extremeña juega la cercanía de la materia prima, aunque su explotación no se ha autorizado por el momento. Pero la baja implantación automovilística de la zona y la falta de inversión en comunicaciones relega las oportunidades de la región. Con todo a finales del año pasado Phi4tech informó de su intención de implantar una fábrica de baterías en Badajoz, con una inversión proyectada de hasta 400 millones.
El reto de la electrificación española
Más allá de su ubicación final, la decisión del Gobierno por utilizar los primeros fondos europeos en la producción de baterías es una apuesta decidida por el sector de la automoción, del que España es el segundo país europeo en producción, pero en el que había perdido impulso por carecer de un gigante automovilístico propio, como sí tienen otros estados. Las grandes escuderías europeas han tendido en los últimos años a privilegiar a sus propios países de origen a la hora de decidir qué plantas debían fabricar vehículos eléctricos, entre otras cosas también por los incentivos fiscales.
De esta forma, España había perdido puestos en la carrera de la ecomovilidad, en la que tanto Alemania como Francia estaban haciendo avances importantes. De hecho, la planta de Seat en Martorell reclama pugna desde hace tiempo por acoger la electrificación, contra plantas alemanas pero también contra la filial Skoda. Este viernes, sin embargo, el presidente del grupo Volkswagen, Herbert Diess, ha decantado la balanza hacia España cuando ha asegurado: “Creemos en una cadena de valor de movilidad eléctrica porque queremos fabricar coches eléctricos aquí, en Martorell”.
La nueva fábrica de baterías que proyecta el Gobierno va en esa misma línea y ayudaría a electrificar la industria automovilística española, que recientemente ha sufrido golpes como la salida de Nissan, quien precisamente contaba con una furgoneta eléctrica. De hecho, tras el anuncio de salida de la japonesa, uno de los proyectos planteados para reciclar la cadena de montaje fue implantar una factoría de baterías con capital extranjero. La apuesta ahora de crear un fabricante nacional persigue ser un empujón para que se recicle en toda España un sector que supone el 10% del PIB.