Un centenar de personas, algunas sentadas y otras de pie, esperan que comience la asamblea de Guanyem Badalona en Comú, el grupo de gobierno de la tercera ciudad catalana. Se han reunido en la plaza del Che, en el barrio de la Salud. Hay personas jóvenes y mayores, mujeres y hombres, y se intuyen antiguos luchadores antifranquistas, jóvenes del 15-M y también vecinas y vecinos curiosos por ver cuál es este ejercicio de transparencia municipal. Se trata de pasar revista a los 100 primeros días del gobierno que sustituye al del discutido Xavier Garcia Albiol, un mandatario que se paseaba por los barrios, se hacía selfies con quien fuera necesario pero sólo hablaba en bares con guardias de seguridad controlando la puerta, contaban los vecinos.
Jose Téllez, concejal de hacienda y tercer teniente de alcalde, rompe el fuego. Disculpa a la alcaldesa, Dolors Sabater, que aún no ha llegado. “Tiene otra reunión, pero no os preocupéis, hará lo posible por participar”. Segunda disculpa por Fátima Taleb, que tiene un trabajo inexcusable y no podrá participar. Téllez comienza repasando las promesas hechas durante la campaña y mostrando su grado de cumplimiento. Antes confiesa: “estamos más cómodos en asambleas como estas que en despachos municipales”. A su lado Javier López, concejal del área pública se enfrenta también a las preguntas de los vecinos. Dice cosas sorprendentes, como el comentario de un empleado municipal que medio en broma un día le dijo, “siempre ríes, esto no lo deben hacer los concejales”.
La primera promesa que hizo el equipo de gobierno fue reducir los cargos de confianza. Téllez afirma que han pasado de 37 a 27 y que no han bajado más porque la oposición tumbó la propuesta del grupo de gobierno. Sin embargo ahora están en el límite que marca la ley.
Téllez también hace autocrítica porque los salarios de los responsables políticos no han bajado tanto como quisiera Guanyem. Al final han quedado en 2.800 euros al mes para cada concejal. La diferencia hasta los 2.200 euros que cobra efectivamente el equipo de Guanyem va a un fondo con el que se financiarán acciones locales que se decidirán en asamblea cada año. Sin embargo, el conjunto de las remuneraciones ha bajado un 15%, ha afirmado.
Y pasa revista a otros puntos, como la supresión de la Unidad Omega de la Guardia Urbana, el grupo antidisturbios. Informa que con sus efectivos humanos se han creado tres grupos de policía de proximidad que patrullan los barrios. “La seguridad no ha bajado, y hemos demostrado que la seguridad no es patrimonio de la derecha”, ha afirmado.
Medios públicos sin control político
Otras actuaciones: despolitizar los medios de comunicación públicos en Badalona. Téllez afirma con rotundidad: “hemos eliminado los bloques electorales y la televisión de Badalona ha informado de la campaña electoral siguiendo sólo los criterios profesionales”. Más aún, ha presumido que el debate post electoral ha contado con las siete fuerzas políticas locales sin que el periodista que dirigía el debate recibiera ninguna consigna “de arriba”.
Otro aspecto valorado positivamente ha sido cambiar la imagen externa de la ciudad: “hemos participado en el conjunto de ciudades por el cambio y hemos sido noticia no porque hubiera discriminaciones hacia nadie sino porque nos hemos comprometido a ayudar a los refugiados de Siria”.
La cruz de la moneda ha sido la queja de haberse encontrado las arcas municipales vacías y una gran falta de información. López ha sido sincero al explicar: “durante estos tres meses teníamos la sensación de estar apagando un fuego cada día”.
Diálogo con los trabajadores
Primera ronda de intervenciones del público. Crítica de un trabajador municipal por no reducir los cargos de confianza como se había prometido, y alabanza por el alto nivel de diálogo alcanzado con los empleados públicos.
Una señora mayor se queja de que está enferma y tiene a su cargo un hijo enfermo. Pide ayuda. Se le dirige al coordinador de distrito, que se estrena ante el público ofreciéndose para ayudar y acompañar en los trámites y las gestiones de los vecinos. Inciso de Téllez recordando que hay una empresa municipal que gestiona los centros de atención primaria, a los trabajadores de la cual finalmente el ayuntamiento ha pagado una deuda equivalente al 5% del salario que hacía muchos años que reclamaban, y una promesa solemne: “con este gobierno no habrá recortes en el servicio sanitario que depende del ayuntamiento”, primeros aplausos. Segunda promesa, tan pronto como se pueda eliminará la parte del coste de la teleasistencia que pagaban las personas mayores y este gasto lo asumirá el ayuntamiento.
Suciedad y pescadores
La alcaldesa llega y coge el micrófono. Había vecinos que la querían ver y se habían quejado por la tardanza. Habla de los tres primeros meses de mandato e insiste mucho en la participación. En la segunda tanda de preguntas la gente llega al detalle. Una vecina se queja de la suciedad que hay en un parque. Un vecino reclama poder pescar en la playa y varias intervenciones ponen énfasis en educación. Una por una las cuestiones son respondidas por Dolors Sabater, que además es la concejal responsable de la Salud. Habla de los contratos de la empresa de la limpieza, de cláusulas no escritas que hacían que se mejorara el servicio en fechas próximas a las elecciones y de la necesidad de que la gente sea protagonista también de la limpieza de Badalona, limpieza que cuesta, recuerda, 22 millones de euros al año.
Socializar libros
Las preguntas sobre educación las responde Laia Sabater, concejal del área. Afirma que el próximo año, de acuerdo con todas las Ampas de las escuelas, se ensayará la reutilización de libros y asegura solemnemente que el consistorio tendrá cuidado de que todas las niñas y niños de Badalona tengan igualdad de oportunidades escolares. A pesar de la poca disponibilidad económica, la concejal ha recordado que el presupuesto para becas comedor en los tres meses de gestión del nuevo consistorio ha crecido un 40%, y el aplauso se hace automático.
Empieza a llover. Paraguas protegen el equipo de megafonía. Dolors Sabater se compromete a repetir este speaker corner almenos una vez al mes. Invita a la gente a hacerle llegar por escrito sus quejas o demandas. Entre el público, cuando todo el mundo recoge sillas y el cartel, una señora dice: “quizás sí que es verdad que esta gente es de izquierdas. Lo que queda claro es que no son como los que había antes”.