Un guardia urbano de Barcelona, juzgado por una agresión en comisaría al grito de “te reviento”
Un agente de la Guardia Urbana de Barcelona se ha sentado este martes en el banquillo de los acusados por presuntamente haber agredido a un ciclista después de un incidente de tráfico cuando el policía, fuera de servicio, se dirigía al trabajo. Una vez trasladado el joven a comisaría de la Rambla, que estaba justo al lado, el acusado le habría propinado varios golpes en la cabeza y la cara, al tiempo que le amenazaba diciéndole “te reviento” y “lo pagarás”.
Las amenazas se aprecian en un audio aportado por la acusación particular del joven denunciante como prueba. Se trata de una grabación que realizó el ciclista con su teléfono móvil al darse cuenta, según su versión, de que la persona con la que había tenido un encontronazo en la calle era un agente de la autoridad. El audio, al que ha tenido acceso eldiario.es, muestra una voz, que supuestamente correspondería al agente juzgado, que intimida repetidamente a su interlocutor diciéndole “esto lo vas a pagar”, “¿ahora lloras?” o “tócame otra vez... te reviento”, mientras se escuchan golpes que el joven ciclista atribuye a manotazos y puñetazos que el agente propinó. La defensa del agente acusado alega que los ruidos que la acusación atribuye a los golpes son el sonido de una puerta cerrándose.
Los hechos juzgados en la sección 9 de la Audiencia de Barcelona se remontan al 30 de junio del 2016. Ese día, el agente, que en ese momento estaba fuera de servicio, se dirigía a la Unidad Territorial de la Guardia Urbana del Distrito de Ciutat Vella, en el número 43 de la Rambla, para iniciar su turno a las 6 horas. Antes de llegar, en la calle Unió, se vio involucrado en un incidente de tráfico con un ciclista que derivó en una fuerte discusión. Aunque durante el juicio ambos implicados se han acusado mutuamente haber empezado la pelea, sí han coincidido en que el agente redujo al joven ciclista, que se mostraba “alterado”.
Al estar a escasos metros de la comisaría de la Guardia Urbana, al poco tiempo llegaron varios agentes y se llevaron al joven a las dependencias policiales, donde le dejaron esperando en el vestíbulo. Fue en ese momento cuando el joven entonces detenido asegura que se dio cuenta de que la persona con la que había protagonizado la reyerta era policía, puesto que se paseaba con naturalidad por la comisaría. Encendió la grabadora del móvil y, pocos minutos después, ha declarado que comenzaron los golpes, presenciados además por otros agentes. “Había cinco o seis a su alrededor”, ha descrito el denunciante.
Después de estos hechos, el joven fue trasladado al centro Centro de Salud Perecamps y, de ahí, a dependencias de los Mossos d'Esquadra en Ciutat Vella para realizar la reseña fotográfica. Acabados estos trámites fue devuelto a la comisaría de la Guardia Urbana y, de allí, se le condujo detenido hasta las dependencias del cuerpo en la Zona Franca, donde fue puesto en libertad al día siguiente.
La Fiscalía, que considera esta actuación “desmedida y desproporcionada”, ha solicitado para el agente una pena de un año y seis meses de prisión y tres de inhabilitación para empleo o cargo público por un delito contra la integridad moral y uno leve de lesiones, además de una indemnización de 2.550 euros. Por su parte, la defensa, ejercida por el letrado del centro Iridia Andrés García Berrio, eleva las penas a seis años de cárcel, cuatro de inhabilitación y 8.000 euros de indemnización.
Durante el juicio, el agente ha declarado que no solo que no golpeó al joven, sino que ni siquiera llegó a entrar en el edificio de la comisaría. Simplemente, según su versión, fichó en una sala que hay cerca del túnel que da acceso al recinto y acto seguido fue trasladado a un centro hospitalario para que le atendiesen las heridas resultantes del altercado, motivo por el cual recibió la baja.
El acusado no se ha reconocido en la grabación aportada como prueba y ha asegurado que desde el primer momento en la calle fue el joven, “borracho” y “violento”, quien lo agredió cuando él todavía estaba dentro del coche. Y que al salir él del vehículo para “calmarle” este le golpeó en la cara y le dislocó el dedo meñique. En contra de la versión del denunciante, el agente también ha sostenido que desde el primer momento se identificó como guardia urbano.