'Hand Solo', el niño sin brazo que se hizo su prótesis con Lego: “La ortopedia no puede ser un lujo”
David Aguilar (Andorra la Vella, 1999) era muy joven cuando se dio cuenta de que había algo en él que le hacía diferente a los demás. Sus padres le enseñaron a desenvolverse y a ser independiente, a hacer lo mismo que cualquier otro niño, pero al llegar al colegio, ahí estaban las miradas y los comentarios. “Yo no me sentía distinto ni menos válido, pero había quien sí lo creía”, recuerda. Los ojos de sus compañeros se dirigían al muñón que tiene en su brazo derecho, que no se desarrolló del todo debido a una enfermedad congénita.
Las miradas recelosas se convirtieron en 'bullying' a los seis años. “Puto manco” era un insulto que escuchaba a diario Aguilar, que se acabó refugiando en sus juguetes. Tanto tiempo pasó con ellos, que se acabaron convirtiendo en una parte de él. Literalmente. Cuando tenía nueve años, apareció ante los abusones con una prótesis construida íntegramente con Lego, diseñada y montada por él mismo. La llamó MK y no la ideó tanto para mejorar su calidad de vida, sino para “callar bocas y poder decirles a la cara: 'Ahora tengo dos brazos y no me puedes molestar'”, rememora.
Esa prótesis cumplió su objetivo y sirvió para rebajar el acoso que sufría. Tal y como reconoce él mismo, era muy rudimentaria. “La sujeción me molestaba, no era fuerte y la pinza no funcionaba demasiado bien”, dice, en un intenso ejercicio de autocrítica, pasando de puntillas por el detalle de que fue un instrumento construido por un niño de 9 años que no se basó en planos ni en nada que nadie hubiera hecho antes. “Empecé a construir a voleo con lo que tenía: un helicóptero de Lego”.
Esta proeza le ha hecho merecedor de un Récord Guiness y, aunque el joven se muestra tremendamente orgulloso de su hazaña, no acepta errores ni se permite escudarse en su edad o enfermedad. Su prótesis sigue siendo autodiseñada, pero ha ido mejorando con el tiempo y es más cómoda y fuerte. Aguilar también le ha añadido componentes mecánicos. “Aunque no suficiente”, matiza. Construyó el MK con 17 años y entonces “apenas” pudo hacer cinco flexiones.
Cualquiera diría que un adolescente es tremendamente joven para construirse una prótesis que aguante su peso, pero Aguilar no lo ve así. “No era tan joven. Ya tenía conocimientos de mecánica, de física...”. Conocimientos que había adquirido por su cuenta.
Un ejemplo para escapar del 'bullying'
Con la primera prótesis nació una nueva faceta de Aguilar, que vio culminado el esfuerzo que sus padres pusieron en su crianza siendo capaz de desenvolverse con casi total normalidad con su mano izquierda y el muñón derecho. “Puedo hacer de todo”, asegura este joven que, además de prótesis, diseña y monta aviones militares de más de 2.000 piezas. “Lo único que me daba miedo era no poder jugar a la Play, pero soy muy bueno”, apostilla con socarronería, casi la única excepción de su carácter excesivamente modesto.
Aguilar fue evolucionando a la par que sus diseños y cuando creó la MK 5 también vio la luz 'Hand Solo', el alias que usa en redes y que dice mucho de él. No solo es un fan de Star Wars, sino que se toma su enfermedad con humor. Entre Youtube e Instagram suma casi 30.000 seguidores, a los que enseña sus avances en los diseños de aviones, la música que crea y compone y algunos de sus logros con las prótesis.
Aun así, asegura que las redes no le gustan, pero las conserva para mostrarse a sí mismo frente al mundo como un adulto funcional y plagado de éxitos. “De todo se sale y lo que yo he conseguido, lo puedes hacer con una o con dos manos”, asegura Aguilar, quien en su listín de éxitos colecciona, además del premio Guiness, una colaboración con la NASA para poder enviar sus diseños al espacio, un documental y un libro sobre su vida.
Aguilar sabe que sus ideas puestas al servicio de las personas y no del mercado pueden cambiar muchas vidas. La suya fue la primera. Sin fanfarronear ni un ápice, se muestra tremendamente orgulloso de sus logros, sus conocimientos y ambiciones.
Las redes han sido un buen escaparate para el trabajo de Aguilar y la prueba se encarna en Beknur, un niño kazajo cuya familia contactó con la del andorrano hace dos años. El pequeño nació sin brazos y con las piernas deformadas, una afección que le limita el movimiento y la independencia y que le otorga un cuerpo para el que las prótesis comerciales no están preparadas. La madre de Beknur vio el trabajo de Aguilar en Instagram y le pidió que ayudara a su hijo.
'Hand Solo' estudió a Beknur y diseñó un bracito de Lego adaptado a su cuerpo. Creó una prótesis conectada con un hilo a su pie, con el que puede mover el brazo y hacer pinza con la mano. “Lo entendió enseguida y se la puso solo. Al poco tiempo ya estaba jugando a la pelota”, recuerda Aguilar, quien se siente feliz de ver que sus ideas ayudan a mejorar la calidad de vida de la gente. “Ha pasado de no poder moverse a ser capaz de ser medianamente independiente en su espacio personal”, recalca.
Democratizar las prótesis a golpe de Lego
El de Beknur es el logro del que Aguilar se siente más orgulloso. Por eso, quiere seguir por ese camino y se decidió por estudiar Bioingeniería en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC). Ahora está en el último curso y dedicará su trabajo final de carrera al diseño de prótesis híbridas infantiles. Se trata de modelos con aplicaciones lúdicas que los niños y niñas puedan usar antes de las prótesis ortopédicas. “Que sea algo con lo que se puedan divertir e interactúen con su mundo”. Una manera de vivir la discapacidad sin traumas.
Ese es el mundo al que Aguilar quiere dedicar su vida profesional, aunque lamenta la poca (o nula) oferta formativa que hay. “No hay opciones para desarrollar mejores prótesis basadas en lo que la gente necesita, toda la innovación que hay está enfocada a ganar más dinero”, critica el joven.
Él no gana un céntimo con sus prótesis: todos sus diseños, tanto los de sus MK como los de las prótesis que regala a otras personas, están colgados en Internet, para que cualquiera las pueda replicar. “Ese es uno de los motivos por los cuales las hago con Lego, para que hasta un niño de 7 años pueda construirlas”, explica. Con estos diseños gratis quiere abrir una puerta a todas las personas que no se pueden permitir una prótesis comercial. “Hay muchos cuerpos, como el de Beknur, que no aceptan prótesis. Y los que sí, solo pueden optar por modelos que pueden costar lo mismo que un Maserati”, se lamenta.
Los padres de Aguilar quisieron educarlo para que fuera independiente de cualquier prótesis y le enseñaron a desenvolverse con su muñón. Pero el joven es consciente de que no cualquiera tiene la suerte de elegir. “Es una vergüenza, pero este tipo de ortopedia es considerada un lujo y las aseguradoras no las cubren. Pero ¿y si un trabajador precario tiene un accidente laboral? Pierde el trabajo, el brazo y los ahorros”.
Las palabras de Aguilar se dirigen a quienes le dijeron que no podía. Que no era válido. “Quiero ser un ejemplo y ayudar a la gente a salir del agujero negro del acoso”, explica este joven, quien sabe por propia experiencia que la gente puede llegar a ser muy cruel. “Una persona muy cercana a mí me llegó a decir que no era mi culpa haber nacido así, que era de mi madre. Le tiré nieve en la boca”, recuerda Aguilar, quien reconoce que esa fue la única vez que ha usado la violencia para responder a un abusón. A partir de entonces, Aguilar ha construido sus respuestas con piezas de Lego.
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