Iñaki Williams explica al juez que se sintió “humillado” por los gritos racistas de seguidores del Espanyol
El futbolista Iñaki Williams ha comparecido este miércoles ante el juez de Cornellà (Barcelona) que investiga a dos aficionados del R.C.D. Espanyol por los gritos racistas que profirieron al jugador del Athletic de Bilbao, en el que es el primer caso de racismo en un partido de Liga que acaba en el juzgado. El delantero ha explicado al juez que se sintió “humillado” por los gritos que provinieron de un sector de la grada del Espanyol, y se ha mostrado “indignado” porque en pleno siglo XXI se sigan produciendo vejaciones racistas, según han informado fuentes judiciales.
El juez que investiga el caso había fijado para este miércoles la declaración como víctima de Williams, que se ha desarrollado por videoconferencia, así como la de los dos aficionados del Espanyol imputados por delito de odio. Uno de los investigados se ha acogido a su derecho a no declarar, mientras que el otro ni se ha presentado a la declaración. Una vez el segundo investigado se presente o sea conducido al juzgado por la policía si no acude voluntariamente, el magistrado decidirá si archiva o envía el caso a juicio.
Los hechos ocurrieron el 25 de enero de 2020 en el estadio de Cornellà mientras se disputaba el partido Espanyol–Athletic de Bilbao. Cuando Williams fue sustituido a mediados de la segunda mitad, un grupo de aficionados, entre los que se encontraban los dos investigados, profirieron gritos y gestos de menosprecio hacia el jugador vasco “con el indudable efecto de humillación y menoscabo de su dignidad por motivos racistas”, expuso en su querella el fiscal coordinador del servicio contra los delitos de odio y discriminación de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar.
Las expresiones de menosprecio a Williams consistieron en “simular los gestos que hacen los primates” así como “reproducir gritando de forma repetida los sonidos 'uh, uh, uh, uh'”, onomatopeya que imita el sonido emitido por los monos y que, recordó la querella, había sido emitido en otras ocasiones por grupos de aficionados “para ofender públicamente a futbolistas de color de piel negra en el transcurso de un partido de futbol”.
A criterio del fiscal, los gritos racistas a Williams pueden constituir un delito de odio castigado con pena de prisión de seis meses a dos años y multa al haberse lesionado la dignidad del jugador mediante una humillación o menosprecio por motivos racistas. Además de los dos imputados, la investigación previa de Aguilar identificó a una tercera persona, menor de edad, como responsable de los gritos racistas a Williams.
La propia Liga Profesional de Futbol, que ejerce la acusación popular del caso, presentó una denuncia ante la Fiscalía contra los delitos de Odio de Barcelona tras el partido, y el Comité de Competición abrió expediente al club catalán. El Espanyol terminó la temporada en último lugar, descendiendo a Segunda División. Políticos, dirigentes deportivos y futbolistas y exfutbolistas se solidarizaron con el delantero del Athletic de Bilbao después de los insultos racistas que recibió.
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