El independentismo se debate entre reforzar a Sánchez o endurecer su posición en el Congreso tras el 4M
Si la campaña madrileña ha condicionado la política estatal durante semanas, los resultados no podían ser menos. Este miércoles de resaca electoral los apabullantes resultados del PP en la Comunidad de Madrid, el tropiezo del PSOE o la salida de Pablo Iglesias de la política eran tema de debate en toda España y, también, en los cuarteles generales del independentismo catalán. Las formaciones soberanistas, que han discutido largamente entre ellas sobre el papel del movimiento en el Congreso y en relación con el Gobierno, se han visto obligadas a revisar su estrategia ante el nuevo escenario. Aunque opiniones hay para todos los gustos, los independentistas se dividen ahora en dos grandes líneas: quienes consideran que es el momento de lanzar un órdago a Pedro Sánchez y quienes entienden que, ante el ascenso de las posiciones de derecha más dura, debe tratar de reforzarse la mayoría de la investidura.
Las dos posturas no son excluyentes. Este mismo martes por la noche, en ERC comenzó un debate que ha continuado el miércoles, sobre cómo encarar la nueva etapa. Si bien entre los republicanos es mayoritario el sentimiento de que ante el terremoto madrileño la respuesta pasa por profundizar los acuerdos de izquierdas, en el partido también sobrevuela la idea de que es el momento de exigir al Gobierno que demuestre su compromiso real, tanto desde la perspectiva social como sobre las soluciones para el conflicto soberanista. Es decir, un toma y daca en el que los socialistas se vean obligados a mover ficha.
El nuevo escenario, tal y como lo ven en Esquerra, tiene luces y sombras para sus intereses. Por un lado, que el 4M haya reforzado a la derecha, y no precisamente a la más moderada sino en su versión más beligerante contra Sánchez, representa para ERC a la vez una amenaza y una oportunidad de mejorar su influencia en el Gobierno. Si en otoño Pablo Casado se ponía el traje de líder moderado con capacidad de llegar a acuerdos de estado –algo que dejaba a ERC fuera de la foto–, los independentistas creen que eso no volverá a ocurrir. Más difícil es pronosticar el papel de Ciudadanos, un partido que atraviesa una grave crisis y que también se ha ofrecido para evitar que los socialistas pacten con los de Gabriel Rufián. Con todo, que el Gobierno se apoye en Arrimadas sería “pan para hoy y hambre para mañana”, según consideran fuentes republicanas.
En ERC enarbolan uno de los lemas de su líder en Madrid, aquel que dice que “el PSOE no hace, se le obliga a hacer”. Por eso consideran que, habiendo sido sobrepasados por Más Madrid, Sánchez tiene incentivos para intentar un giro a la derecha. Fuentes de la formación reconocen que, en los debates de los últimos días, había dirigentes que apostaban por dar ya “un golpe sobre la mesa”. Otros en cambio se mostraban más cautos y pedían esperar a ver la reacción de los socialistas. Tampoco se les escapa que, con la salida de Iglesias del Ejecutivo, el independentismo perdió a uno de los ministros más comprometidos con el diálogo con la Generalitat y con una solución que pase por el referéndum.
De forma diferente lo ven en la CUP, quienes siempre han tenido poca fe en la negociación con el PSOE. Para los anticapitalistas no cabe esperar un giro de Sánchez ni a la izquierda ni tampoco respecto a la situación de los presos o el debate independentista, sino lo contrario. “Lo que ha habido [en Madrid] es un giro hacia la derecha, ahora mismo la oposición al Gobierno es Ayuso, por lo tanto el PSOE no tiene ningún incentivo para mirar a la izquierda, al contrario, yo creo que irá a la derecha”, reflexiona una voz del partido, que recuerda que en este momento el presidente cuenta con unos presupuestos aprobados. “Lo único que puede hacer es aguantar”, abundan los anticapitalistas, que entienden que no cabe esperar audacia sino el menor movimiento posible, a la espera de las elecciones andaluzas, primero, y municipales y autonómicas en dos años.
En las filas de Junts, por su parte, entonan el “te lo dije”. Desde la formación ven el resultado de la Asamblea de Madrid como una derrota sin paliativos para el Gobierno de Sánchez y también para las opciones que apostaban por el cambio en España. Según apuntan, las posiciones más intransigentes y centralistas nunca pierden sus cuota de poder en el Estado, razón por la que es “absurdo” haber sostenido un Ejecutivo que “siempre tendrá como prioridad que no se lo coma Ayuso o Vox a las demandas de los catalanes”.
“Enhorabuena y buenas noches a todos los catalanitos solidarios fascinados con las izquierdas castellanas, el 'Madrid será la tumba del fascismo', el 'no pasarán' y el guerracivilismo español. Dejamos de querer salvar a quien no se quiere dejar salvar y salvémonos nosotros: independencia”, tuiteó el martes por la noche el director general de Comunicación del Govern, Jaume Clotet, en un mensaje muy compartido y que resume el estado de ánimo en Junts.
El ejemplo de Ayuso y la formación del Govern
Las elecciones madrileñas han hecho reverdecer el debate, pero la reflexión sobre la estrategia del independentismo en Madrid hace semanas que está abierta entre los independentistas y, concretamente, en la negociación entre ERC y Junts para formara Govern. La formación de Carles Puigdemont considera que debe articularse un espacio de coordinación entre el conjunto de las fuerzas que defienden la secesión y exige una mínima unidad estratégica de todas ellas a cambio de favorecer la investidura de Aragonès. Y eso que JxCat y Esquerra prácticamente difieren en cada votación en la Cámara Baja, incluyendo algunas de las más importantes como la investidura, los presupuestos, los estados de alarma o la ley educativa.
Pero la victoria de Ayuso ha subrayado que los dos partidos que pretenden seguir compartiendo gobierno no solo difieren en su posición respecto a Madrid, sino también en su línea ideológica. Los mensajes de Joan Canadell, diputado de Junts y número dos de Laura Borràs en la lista por Barcelona, dejan claro que en la formación hay una corriente a la que las políticas económicas y de gestión de la pandemia desarrolladas por la Comunidad de Madrid no les desagradan. “El ‘modelo Ayuso’ de priorizar la economía ha ganado claramente. En Catalunya hemos hecho justamente lo contrario”, ha lamentado Canadell, para acto seguido puntualizar que, según su opinión, la estrategia catalana frente a la COVID-19 debería haber sido más aperturista, una “opción intermedia” con mayor movilidad aprovechando los tests de antígenos.
Pese a su situación en la lista electoral, no está previsto que Canadell se convierta en miembro del nuevo Govern. Pero sus palabras respecto a la presidenta madrileña recuerdan que, en la negociación sobre el Govern y la investidura de Aragonès, a las dos grandes formaciones independentistas no solo les separan cuestiones que tienen que ver con la cuestión nacional, sino también en gran medida la agenda social y económica.
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