El departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya no intentará esclarecer los hechos que rodearon la detención de Bertran Cazorla este sábado, después de que el periodista denunciara haber sido víctima de agresiones por parte de los Mossos. El consejero de Interior, Ramon Espadaler, ha defendido que los agentes actuaron “con corrección” y “siguiendo los procedimientos que debían seguir”, de modo que no abrirá ninguna investigación interna.
En declaraciones a medios de comunicación ha descartado, repetidamente, que la conselleria emprenda “ningún mecanismo excepcional” para esclarecer si los agentes golpearon al periodista en la comisaría de la calle Nou de la Rambla de Barcelona, y además ha añadido -sin concretar- que Cazorla ya había tenido “algún tipo de incidente similar” con los Mossos y la Guardia Urbana de Barcelona.
La versión de Espadaler contrasta con los hechos denunciados por el periodista, que sostiene que lo golpearon en la comisaría después de identificarlo en la calle porque presenciaba una actuación policial que él consideraba incorrecta. Los agentes le golpearon en primera instancia y, cuando ya le dejaban marchar -a él ya su compañero-, Cazorla pidió el número de identificación del policía que la había agredido, lo que provocó que le redujeran en el suelo y que el golpearan entre varios Mossos. Después lo llevaron al hospital y, luego, a los calabozos de la comisaría de Les Corts, donde prestó declaración.
Aunque Cazorla reiteró que le habían detenido de manera “injustificada” y que le habían agredido -una versión que confirmó en semanario La Directa el compañero con el que iba el periodista-, los Mossos emitieron un comunicado en el que aseguraban que había sido el propio Cazorla -que iba “pasado de rosca”- quien, después de la identificación, había atacado al grupo de agentes que había en la comisaría con un “juego de llaves”.
Por su parte, Cazorla ya anunció el sábado que presentaría una denuncia por malos tratos y vejaciones, y desde su cuenta de Twitter publicó un análisis urológico con el que demostraba que no había tomado alcohol ni sustancias psicotrópicas, para desmentir la acusación de los Mossos de que iba “pasado de rosca”.