“La influencia de Arabia Saudí en la expansión del salafismo es clave”

“El Islam, la religión de la media luna, está en expansión numérica y es omnipresente en los medios de comunicación. Al mismo tiempo, sin embargo, vive en estado de ebullición, en un profundo debate interno en el que algunos no tienen más argumentos que las armas y en el que las palabras son espadas afiladas”. Así comienza el cuaderno Islam. La media luna... creciente de Jaume Flaquer, jesuita responsable del Área Teológica de la asociación Cristianisme i Justícia. Con motivo de la publicación de este último cuaderno Flaquer reflexiona en Catalunya Plural sobre la crisis interna del islam y explica los motivos por los que podría estar creciendo la corriente más radical de esta ideología.

Hablas en el cuaderno de la guerra interna que vive el islam. ¿Es una guerra interna que surge ahora o que siempre se ha vivido así?

La historia del islam conoce muchas etapas diversas y de conflictividad interna. Pero las características que encontramos en los conflictos actuales son plenamente modernas. Son modernas porque es un conflicto que proviene de la conciencia del alejamiento del Islam respecto a su origen. La cuestión que se plantea es, primero, cuál es el origen del Islam y segundo cómo volver a este origen. Si vuelve de manera fundamentalista, es decir, tomando aquel origen y implantándolo en el presente o bien cogiendo el origen como inspirador de un islam nuevo.

¿Cuáles han sido los factores que han llevado a este conflicto? ¿Y cuando empieza?

Las raíces las tenemos que encontrar a finales del siglo XIX, cuando el Islam toma conciencia del estado actual, momento en que los países musulmanes están dominados por la colonización occidental. Un momento muy diferente del de la edad media en el que el gran imperio islámico había dominado media parte del mundo. Es en ese momento en el que el islam se plantea a sí mismo si realmente ha sido fiel a los orígenes. Y se pregunta si no es la infidelidad a los orígenes la causa de su crisis. Este es el origen tanto de los corrientes reformistas del islam como de las corrientes salafistas. El salafismo, un intento de volver al origen de una manera fundamentalista, y el reformismo, un intento de reformar el islam actual y de purificarlo.

Como dices, las causas son muchas. Pero, ¿Occidente ha jugado un papel importante en el surgimiento de las corrientes islamistas radicales?

Sin duda. La política exterior que ha seguido Occidente se ha juntado con las corrientes islamistas que querían volver a los orígenes de manera fundamentalista. Estas corrientes islámicas han identificado en Occidente como el enemigo contra el islam, pero debido a la actuación de Occidente hacia estos países.

En el cuaderno hablas del filósofo Abdennour Bidar, y destacas un fragmento suyo en el que reflexiona sobre si el islam ha hecho suficiente autocrítica sobre su responsabilidad para con la evolución que ha tomado esta corriente religiosa e ideológicoa. ¿Hay pensadores musulmanes que reflexionen sobre esto?

El trabajo del mundo islámico es un trabajo centrado básicamente a desmontar ideológicamente la propaganda de los terroristas, tanto de Al Qaeda como del Estado Islámico (EI), trabajo que hacen dirigentes islámicos de todo el mundo. Es un trabajo de desmontar la violencia. Lo que aún no se está haciendo es una lectura crítica de la historia del islam desde sus orígenes. Un islam que yo creo que no da pie al terrorismo absoluto pero si a estados islámicos donde una serie de derechos humanos no son respetados. Por lo tanto, el islam está haciendo un intento de desmontar el terrorismo pero todavía no está haciendo, o no en una medida suficiente, una lectura crítica de su propia historia.

Uno de los principales problemas del islam, dices al libro, es la ley islámica. ¿Esta ley islámica está cada vez más presente en los códigos legales que rigen los países del mundo musulmán?

Hemos pasado de países dominados por la colonización y donde, por tanto, la ley islámica no regía, a dictaduras, muchas de ellas con influencia socialista y con un componente laico muy importante, secular. Así hemos vivido durante muchos años. Pero en el seno de estos países se ha ido desarrollando un islamismo en el que a veces el mismo poder se ha apoyado, utilizándolo como elemento unificador de la nación y creador de la identidad del país, para diferenciarse de los países vecinos. Debemos pensar que Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Siria, etc, son países que se crean muy recientemente, y que por tanto no tenían noción de país. Cuando estos países llegan a la independencia necesitan elementos estructuradores de identidad.

¿Y la religión ha sido este elemento?

A veces se ha cogido la religión como elemento estructural de la identidad. Esto, poco a poco ha ido haciendo crecer el islamismo en estos países. Y este islamismo ha ido pidiendo poder. Ha ido pidiendo la incorporación de elementos de la ley islámica en el derecho nacional. Se trataba de un derecho que en gran parte era una incardinación del derecho europeo, pero en el momento en que grupos islamistas han obtenido el poder (el caso del Hermanos Musulmanes en Egipto) ha habido un vuelco en el derecho de los países con la instauración de la ley islámica.

¿Qué papel ha jugado Arabia Saudí en la expansión del salafismo y como esta expansión, si se puede hacer la relación, ha influenciado en la aparición de grupos como Estado Islámico?

La influencia de Arabia Saudí en la expansión del salafismo es clave. Arabia Saudí es el principal país vendedor de esta corriente, del que bebieron incluso los Talibanes. Una ideología religiosa que ha ido acompañada de una financiación que proviene fundamentalmente de ingresos del petróleo. El salafismo, aunque no necesariamente es violento, porque el salafismo puede rechazar el terrorismo, tiene como proyecto político un proyecto radicalmente opuesto a la modernidad. Y por lo tanto, fácilmente de un salafismo más piadoso, que intenta vivir como piensa que vivía el profeta Muhammad (Mahoma), se puede dar el salto al ámbito político.

¿Cómo?

Dado que el profeta Muhammad no vivía en una propiedad privada sino que también fundó un tipo de estado islámico, el salafista fácilmente puede tener la tentación de pasar a la incidencia política. 'No sólo tenemos que vivir como comunidad individual como creemos que vivía el profeta Muhammad sino que debemos expandir la política para cambiar el régimen para que toda la sociedad viva de esta manera'. Y es en este punto en el que el salafismo se transforma en salafismo político. Y este salafismo político puede elegir dos vías: o bien la democrática, fundando partidos políticos salafistas como ocurrió en Egipto, por ejemplo, o bien la vía violenta que es el salafismo yihadista.

¿Occidente puede hacer cosas para evitar la expansión de Estado Islámico (EI) que aún no esté haciendo?

No es sólo Occidente, porque los actores son múltiples. En la guerra de Siria, tenemos Rusia, Turquía, Irán, Arabia Saudí, Irán y Estados Unidos. Todos son responsables de la situación y están interviniendo con armas, militares y ayuda económica. Lo que toca a Occidente es presionar para que estos países se pongan de acuerdo. Es estrictamente necesario intentar sentar en la misma mesa a estos países. Estados Unidos debería presionar hacia esta dirección. Y, Estados Unidos y estos países deberían evitar principalmente la financiación del Estado Islámico, una financiación que viene de los ingresos del petróleo, de los secuestros, impuestos y propiedades de la gente que ha huido. Pero principalmente por el petróleo. Estos ingresos deberían detenerse. Alguien está comprando el petróleo a EI, por tanto alguien es responsable de su financiación.

Decías en la presentación del cuaderno que no es posible llegar a la paz si Irán y Arabia Saudí no se ponen de acuerdo. ¿Es posible este acuerdo?

Es complicado. De hecho ahora han roto relaciones diplomáticas, por lo tanto es complicado. En algún momento comprenderán que es mejor comprenderse como buenos vecinos.

¿Por qué es tan importante la buena relación de estos dos países para asegurar la estabilidad del resto?

Porque en cada uno de los países de la región hay minorías suníes o minorías chiíes y a cada uno los está sosteniendo uno o el otro. El conflicto del Yemen tiene el apoyo económico tanto de un grupo como del otro. Por tanto, si se pusieran de acuerdo quizás en Yemen sería más fácil llegar a la paz.

¿El aumento de la islamofobia ayuda a legitimar el discurso del islamismo radical?

Entre musulmanes y gente catalana no musulmana hay una interacción. La gente que está interaccionando son gente que se comprenden mutuamente. En la medida en que hay un conflicto la gente se repliega a sus propias comunidades y por tanto, los discursos de una parte y de otra se hacen más violentos verso al otro. Cualquier problema de convivencia que exista en nuestro país dará lugar a más islamofobia y a más extrema derecha y dará lugar a más radicalismo islámico. Por eso una manera de conseguir polarizar las comunidades es haciendo un atentado. Al Qaeda y Estado Islámico lo saben, y saben que haciendo un atentado en Europa tendrán más islamofobia, y que por tanto habrá más musulmanes que no se podrán sentir europeos. Y que el discurso dentro de la comunidad islámica se podrá radicalizar, esto es lo que interesa a los terroristas. Lo que tenemos que hacer es no entrar en este juego.