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El jefe de Vox en Catalunya pide seis años de cárcel a siete vecinos del Raval por una protesta

Finales de agosto de 2020. La diputada de Vox Rocío de Meer se refiere al barrio barcelonés del Raval como “estercolero multicultural” en una sesión de la Diputación Permanente del Congreso. Pocos días después, la parlamentaria visita el barrio junto al líder catalán del partido de extrema derecha, Ignacio Garriga. Un grupo de unos cincuenta vecinos protestan contra ellos en un escrache. Ahora los políticos de Vox piden seis años de cárcel contra siete de ellos.

En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso este diario, Garriga y De Meer piden condenar a siete vecinos, a los que califica de “ultraizquierda”, por los delitos de coacciones, amenazas, daños, además de un delito de odio al entender que la protesta estuvo guiada por “motivaciones puramente ideológicas y de discriminación hacia los miembros de Vox”.

Si bien no pide penas de cárcel, la Fiscalía también entiende que los acusados actuaron en base “al desprecio” a Vox. Por ello el Ministerio Público pide que los acusados paguen una multa de 7.200 euros por un delito de coacciones en concurso con uno leve de maltrato de obra con la agravante de discriminación ideológica y que indemnicen con 700 euros por “daños morales” a los diputados y a otros cinco miembros de Vox.

“Vox hace una campaña contra los barrios multiculturales y se planta tres días después en el Raval. En esta causa está en juego el derecho a manifestación para rechazar a los partidos politicos que fomentan la discriminación”, reflexiona Laia Serra, que ejerce la defensa de varios acusados. La abogada alerta además del intento de Vox de “dar la vuelta” a la normativa e intentar aplicar un delito de odio contra activistas antirracistas y personas racializadas y proteger a sus políticos “que no pertenecen a ningún colectivo minoritario”.

La visita de Vox al Raval se enmarcó en la estrategia del partido de visitar los barrios obreros y con mayor porcentaje de población migrante después de calificarlos como “estercoleros multiculturales”. Los vecinos consideraron la visita una provocación, por lo que llamaron a concentrarse contra la presencia de De Meer y Garriga en el barrio.

Según la Fiscalía, los acusados “siguieron” a los diputados de Vox por la calle Hospital y, entre gritos de “fuera fascistas de nuestros barrios”, prendieron petardos y lanzaron a los diputados botes de humo, huevos, latas y lejía. Después, continúa la fiscal, “consiguieron arrinconar” a De Meer y a Garriga en un hotel, en el que “se refugiaron”. Los miembros de Vox salieron del hotel escoltados después de que los acusados “dieran patadas a su puerta de acceso”, agrega el Ministerio Público.

Añaden los diputados de Vox en su escrito que llegaron “a temer por su integridad física, pasaron miedo y tuvieron la sensación de que los acusados podían cumplir con las amenazas que proferían”. Vox incluso pretendió que el partido político fuera considerado víctima, pero la jueza precisó que debían ser los diputados a nivel particular los que comparecieran en la causa.

Los vecinos, en un comunicado leído lunes frente al emblemático gato de Botero, han cargado contra la acusación de la Fiscalía. “Es el mundo al revés, se persigue a las que luchan contra la extrema derecha y se premia el discurso de odio”, han indicado.