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Jesús Bastante, periodista: “Gaudí era enorme, pero no habría podido construir la Sagrada Família solo”

El periodista Jesús Bastante, con su nueva novela, frente a la Sagrada Família

Sandra Vicente

22 de mayo de 2025 12:03 h

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La última vez que el párroco Peio Sánchez, Sor Lucía Caram y el periodista Jesús Bastante estuvieron juntos fue en presencia del difunto papa Francisco I, quien les citó para agradecerles el trabajo que cada uno de ellos, desde sus ámbitos, hacía por los más desfavorecidos. Eso fue hace meses y este jueves se volvieron a encontrar, esta vez en la Iglesia de Santa Anna, en Barcelona.

Esta capilla, que también se conoce como Hospital de Campanya y que atiende a las personas sin hogar de Barcelona, fue el lugar escogido por Bastante, colaborador de elDiario.es especializado en religión y redactor jefe de Religión Digital, para presentar ante el público su última novela, El aprendiz de Gaudí (La esfera de los libros, 2025). En cambio, por la mañana, el texto se presentó ante libreros, escritores y periodistas en la misma Sagrada Família.

El aprendiz de Gaudí es un texto que mezcla hechos históricos y ficción y que entremezcla la biografía del arquitecto catalán con los cambios sociales y políticos de la época; también es una historia de amor entre dos personas importantes y determinantes para que Gaudí acabara siendo el genio capaz de proyectar la Sagrada Família. Y, por último, también es la historia de cómo el maestro se fue acercando a Dios, pero no por ello perdiendo de vista lo que sucedía en la tierra y en los barrios.

Bastante reivindica que, aunque a menudo se destaca a Gaudí como un asceta de carácter difícil, también fue un hombre que jamás se enriqueció -aun pudiendo hacerlo- porque dedicaba sus ganancias a erigir escuelas para los niños de la ciudad y casas para los trabajadores de su obra magna. “Es ese rasgo el que me lleva a escribir este libro y a personalizarlo en la figura de Pau”.

El autor se refiere al personaje que le da título al libro, un expósito que se crio en las calles y acabó trabajando para el arquitecto en la creación de la Sagrada Família y convirtiéndose en uno de sus ayudantes predilectos. “Gaudí era enorme, pero no habría podido construir la Sagrada Família solo”, sostiene. Bajo el ala de Gaudí, Pau conoció a Rosetta, su sobrina, que se quedó huérfana a los tres años y acabó convirtiéndose en la hija que el catalán jamás tuvo.

Ambos entrelazaron sus vidas en un contexto de cambios políticos y sociales en Catalunya en los que la revuelta anarquista tiene un papel protagónico. “Es una novela que combina realidad y ficción y que propone una mirada profunda sobre el alma humana y el alma de Gaudí”, opina Caram, quien sostiene que el contexto de la novela “no es tan diferente” al actual. “Se estaba gestando una guerra terrible y grandes cambios”, apunta.

El vínculo con Dios

Frente al altar de la iglesia de Santa Anna, Bastante, Caram y Sánchez mantuvieron un debate entre ellos, con fieles de la parroquia y con seguidores de Gaudí, quienes se acercaron para escuchar sobre facetas de la vida del arquitecto que desconocían. “Se conoce su carácter, su genio, su arte, pero se habla poco de cómo llegó hasta allí”, según Caram.

Efectivamente, el camino que llevó al arquitecto catalán a encontrarse con Dios y a dedicar su tiempo y su vida a proyectar y a erigir la Sagrada Família es clave en la novela. “Después de un fracaso amoroso, se provoca un click que nos entrega un artista enorme. Dios hubiera estado presente tanto en esa relación que no pudo ser, como en su faceta arquitectónica, pero está claro que ambas cosas a la vez no podían ser”, apunta Bastante. “Es una novela de gente que pierde mucho, pero también gana”, remata Caram.

Y finalmente, debido al desengaño y a la entrada en su vida de Rosetta, despertó en él una ansia artística que le llevaría a proyectar en las fachadas de una gran y ambiciosa catedral escenas religiosas y espirituales. En esas escenas, Gaudí miraba al cielo, pero también a la tierra, tal como insiste Peio Sánchez, quien especifica que aparte de vírgenes y santos, en las fachadas se pueden encontrar escenas mundanas que muestran el sufrimiento, pero también el gozo, de las gentes comunes.

“Era una catedral de los pobres y era más que un templo”, sostiene el periodista, que destaca que Gaudí, a pesar de que tuvo un carácter difícil, se comprometió con la educación de los niños durante esas épocas convulsas. También veló por la seguridad de sus trabajadores, a quienes construyó casas en el parque que ahora está frente del templo y que está rodeado de edificios que, si todo va sobre lo previsto, acabarán siendo derribados para dejar lugar a unas escalinatas que Gaudí proyectó sin saber que, años después de su muerte, decenas de personas vivirían allí.  

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