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¿Quién mató a José Ferragut? Una víctima homosexual en la Mallorca del 'boom' urbanístico

José Ferragut Pou ante un plano de la ciudad de Palma en los años 60.

Pau Rodríguez

“Eso es mariconería”, le dijo el cabo de la Guardia Civil al campesino que encontró el cuerpo sin vida de José Ferragut, en un descampado cerca de Palma de Mallorca. La homosexualidad en España se vivía en 1968 todavía en la clandestinidad, por la noche, lejos de la ciudad... Justo las condiciones en las que asesinaron al entonces arquitecto y urbanista más conocido de las Islas Baleares. Su legado 50 años después ha quedado enterrado bajo un asesinato en circunstancias incómodas para su familia y con incógnitas sin resolver medio siglo después. Una muerte a lo Pier Paolo Pasolini

La cortina de la historia se corrió tras la muerte de Ferragut hasta el punto que el presidente del Consejo Insular de Mallorca, Miquel Ensenyat, se apresuró a saludar al director del documental Vida i mort d'un arquitecte en el día de su estreno. Quería agradecerle haberle descubierto a una figura como la de Ferragut, tan desbordante en lo arquitectónico como solitaria y triste en lo personal. Su muerte, atribuida a dos 'chaperos' finalmente absueltos, y bajo al halo ahora de la lucha contra el 'boom' urbanístico, protagoniza el film de Miguel Eek que se ha proyectado esta semana en Barcelona en el marco del Festival Fire!. 

Ferragut (1912-1968) fue una persona distante, culta y sensible. Homosexual y católico practicante. Soldado en el ejército franquista. Vecino del casco antiguo de Palma. Arquitecto hiperactivo y polifacético en cruzada contra la tradición entonces folclórica y triunfalista del sector. Defensor del paisaje natural en pleno desarrollismo turístico en la isla. “Fue un personaje complejo y cargado de secretos, con unos pilares morales muy fuertes y una idea de modernización que quiso aplicar tanto a la iglesia como a la arquitectura”, resume Eek, tras numerosas entrevistas con sus allegados. Ninguno de ellos sabía de su homosexualidad antes de su muerte, aunque algunos lo intuyeran. 

Con más de 2.000 proyectos a sus espaldas, Ferragut dejó huella en la isla con edificios como el de GESA frente al mar, ahora vacío, o la pequeña y luminosa iglesia de la Porciúncula, que aparece en el top10 de Tripadvisor en “cosas que ver” en la Mallorca del siglo XXI. Además de la arquitectura, diseñó muebles y objetos. Incluso rodó una película costumbrista titulada 'Civdad de Mallorca'“Era un arquitecto extraordinario, se salía de lo normal”, recuerda su colega Pere Garau. 

Muerte de un homosexual

Pero su vida quedó segada el 21 de febrero de 1968. Tras reconocer su cuerpo entre los matorrales, la policía tuvo claro que se trataba de un caso de “violencia sexual”. En sus primeros informes ya constaba que Ferragut era un “invertido sexual cuya aberración practicaba en la máxima discreción”. Al cabo de pocos días, fueron detenidos dos 'chaperos', Francisco Q. y José V.. Ambos practicaban la prostitución en la ciudad y el primero que acababa de salir de prisión con antecedentes por agresiones y robo a homosexuales.

En manos de la policía, acabaron confesando, aunque acusándose el uno al otro del asesinato. Solo se conserva la declaración de José V., recogida en el documental, según la cual Ferragut apareció en coche por el paseo Marítimo en busca de un 'chapero' con el que tener sexo. A Francisco Q. le conocía de otras veces, y antes de subir los dos al coche, este le dijo a José V. que odiaba a Ferragut porque no le pagaba suficiente. Los tres se dirigieron hasta el descampado, en el que se adentraron el arquitecto y Francisco Q. Volvieron discutiendo, según el declarante, y en el fragor de la bronca su compañero cogió una piedra y le asestó un golpe mortal. 

En el juicio un año y medio después, sin embargo, se absolvió a los acusados por falta de pruebas. Ambos negaron ante el juez su participación en la muerte, a lo que se añadió que no hubiera huellas dactilares en el coche. En última instancia, tampoco la familia insistió demasiado en la investigación, puesto que no le interesaba que la figura de Ferragut quedara asociada a la homosexualidad, y de hecho puso en marcha indagaciones paralelas a través de detectives privados. 

La lucha contra la corrupción

“Cuando no se demuestran las cosas, todo son hipótesis”. Con esta frase la sobrina del arquitecto, Carmen Ferragut, resume en el documental el runrún que rodeó el suceso una vez quedaron absueltos los acusados. En un relato alimentado sobre todo por la familia, pero no sólo, se empezó a cuestionar si la muerte de su pariente no había sido por encargo, habida cuenta de que en sus últimos años era de las pocas personalidades que se estaba oponiendo al desarrollo sin control del urbanismo en la isla. 

Jamás se ha demostrado, pero episodios como el que narra el arquitecto Garau en el documental avivan la hipótesis. “Después de su muerte, un día pasé por una obra para hacer una inspección, y escuché como dos personas se decían: '¿Qué hace este aquí husmeando? Tendríamos que hacerle lo que a Ferragut...”. Garau era el arquitecto municipal de la localidad de Pollença, un cargo que había ostentado antes el propio Ferragut, y desde el que fue beligerante contra la especulación.

De esto último sí hay pruebas. En distintas cartas que envió a instituciones como el colegio de arquitectos o al director del 'Diario de Mallorca', recogidas en el libro El arquitecto José Ferragut Pou, se exclama contra el “egoismo” de los urbanistas, y señala claramente a figuras del régimen franquista, como el delegado de Vivienda José Alcover Llompart, al que acusa de tener “intereses particulares”.

En esas misivas, denuncia que algunos de sus proyectos urbanísticos se retrasan por culpa de “grupos de presión” y apunta a las “anomalías” y “inmoralidades” de la comisión de urbanismo de la región. “Entonces se construía hasta en la arena, y Ferragut fue de las primeras personas que quiso regular ese desarrollismo, con zonas protegidas y con un poco de orden”, sintetiza Eek. 

Una víctima LGTBI

¿Qué motivó el asesinato de José Ferragut? ¿Un impulso violento tras un escarceo sexual o la voluntad de quitarle de en medio? El documental no resuelve esta incógnita, pero sí constata una cosa: el arquitecto fue una víctima de la homofobia. Por cómo vivió y por cómo murió.

“Éramos peligrosos sociales, corruptores de menores, enfermos mentales, pecadores”, expone el activista LGTBI Armand de Fluvià. “Éramos un peligro para la sociedad por el simple hecho de ser homosexuales”, añade. También de ello da cuenta el film, en el que aparece un excomisario de policía, Gregorio García. Abiertamente relata cómo perseguían, con amenazas y agresiones, a los jóvenes homosexuales que se encontraban en la zona de las murallas de Palma.

“Una persona que tuvo que vivir su identidad en la penumbra, que no podía amar públicamente, que debía tener relaciones sexuales con gente que no le deseaba...”, enumera Eek, “no hay duda que fue una víctima de la homofobia”. 

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