Jóvenes, salud mental y... ¿Suicidio?

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Recientemente, sobre todo desde la pandemia, vemos cómo crece la preocupación social alrededor del bienestar emocional y la salud mental de los jóvenes y su forma de expresión más dura y aguda: el suicidio.

Ciertamente, hoy el suicidio es el principal reto de salud pública entre los jóvenes y es pertinente recordar la exposición que hizo la Ministra de Salud Carolina Darias en Barcelona, en la jornada 'La nueva salud', organizada por eldiario.es el pasado viernes. Un espacio donde los grandes de la innovación sanitaria, tanto pública como privada, se congregaron para reflexionar sobre el futuro del sistema de salud.

En el evento, la ministra Darias citaba algunos planes activados por el Ministerio como el Plan de Acción de Salud Mental (con una dotación de 16 millones de euros) o el lanzamiento del teléfono 024 de atención a la conducta suicida, así como el trabajo para lanzar próximamente la misma línea de atención vía Whatsapp.

Los jóvenes, por definición biológica, no mueren. Son pocas e infrecuentes, por suerte, las patologías que les pueden llevar a la muerte, aunque cuando ocurren pueden ser especialmente dolorosas. El caso es que el suicidio hoy es la principal causa de muerte entre los jóvenes, pero debemos huir de la patologización de toda una generación, ya que el número de suicidios de chicos y chicas no se ha incrementado. Según el INE en los últimos veinte años el número de suicidios en la franja de edad hasta 19 años siempre ha oscilado entre el medio centenar y el centenar de suicidios en España.

La gravedad del asunto requiere analizar los datos sin tremendismos ni espectacularización del drama del suicidio, así como afrontar la realidad material del fenómeno sin exageraciones. Las peticiones de información y atención al suicidio se han incrementado notablemente de 1.920 peticiones en 2020 a 3.665 en 2021, cifras que deben hacernos reflexionar con preocupación sobre la normalización del fenómeno.

Si los suicidios han saltado a la escena de la opinión pública no es tanto por los datos en sí, sino porque estamos venciendo las otras tres causas de muerte que históricamente han afectado a la juventud: el VIH, la sobredosis y los accidentes de tráfico. Aunque no se han erradicado del todo, la mejora de los tratamientos médicos, la mayor responsabilidad y el conocimiento sobre la drogadicción han mejorado mucho la situación.

No es pues que los suicidios hayan subido, es que se han reducido significativamente las otras causas de muerte entre la juventud. Es decir, el reto hoy es vencer a la muerte por suicidio porque socialmente ya estamos venciendo las tres primeras causas de muerte anteriores. Debemos vencer a la histórica cuarta causa de muerte (el suicidio) con el mismo ímpetu y tesón luchamos contra las ostras causas.