El juez revoca el tercer grado a Bassa y Forcadell
El juez de vigilancia penitenciaria ha estimado el recurso de la Fiscalía y ha revocado el tercer grado que la Generalitat concedió el pasado mes de enero a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y la exconsellera de Trabajo Dolors Bassa. Desde este mismo martes las dos presas del procés ya no podrán seguir saliendo de la cárcel para trabajar y pasar el fin de semana en casa. La última palabra sobre el tercer grado de Forcadell y Bassa la tendrá el Tribunal Supremo, que ya tumbó la primera concesión de la semilibertad a los presos del procés a instancias del Ministerio Público.
Precisamente los pronunciamientos del Supremo contra el tercer grado han sido claves para que el juez, que sí avaló la primera semilibertad, la revoque ahora. El juez menciona hasta en media docena de ocasiones el auto del Supremo que tumbó el tercer grado y considera que los “impedimentos constatados” por el Alto Tribunal en diciembre se mantienen ahora, por lo que procede a anular la semilibertad.
El Supremo revocó la semilibertad porque, a su juicio, era prematura y los presos debían pasar más tiempo en prisión, además de tener que participar en un programa de tratamiento penitenciario sobre el delito de sedición que tanto la Generalitat como los jueces penitenciarios veían contrario a la libertad ideológica. Como solo han pasado seis meses desde su primera clasificación anulada, el programa reclamado por el Supremo sigue sin realizarse y el resto de características para otorgar el tercer grado son las mismas, el juez concluye que debe anularse la semilibertad.
Cabe recordar que el mismo juez sí avaló el primer tercer grado al considerar que la “gravedad delictiva” y el tiempo de cumplimiento de las penas “no constituyen obstáculos insalvables” para su concesión. Pero el Supremo corrigió al magistrado y ha provocado que ahora la decisión sea la opuesta y deba tumbarse el tercer grado.
Que ambas presas hayan reconocido los hechos por los que fueron condenadas, tengan un riesgo bajo de reincidencia, buena conducta en prisión, normalidad familiar y ausencia de problemas psicológicos no es suficiente, habida cuenta de que el Supremo consideró necesario el tratamiento específico sobre la sedición y que pasaran más tiempo en prisión antes de un nuevo tercer grado.
La decisión del juez encargado de supervisar la semilibertad de las dos presas del procés es la misma que la del magistrado de los siete presos de Lledoners, que anuló el tercer grado con los mismos argumentos aducidos por el Supremo el pasado mes de diciembre. Según el magistrado responsable de los presos varones, el tercer grado es “prematuro” porque los presos solo han cumplido alrededor de un cuarto de la pena, no reconocen el delito ni han participado en un programa de tratamiento penitenciario sobre la sedición.
En declaraciones a RAC-1 tras la decisión judicial, Forcadell y Bassa se han mostrado “tristes y decepcionadas”. Ambas presas han defendido que no han cambiado las condiciones respecto a hace medio año, cuando el juez sí les avaló el tercer grado, y han subrayado que no entienden la decisión judicial. Preguntadas por el indulto en trámite, tanto Forcadell como Bassa han pedido al Gobierno que deje “los anuncios” y pase a los hechos. “Si tienen que hacer algo que lo hagan, pero que no tengan esta crueldad con nuestras familias de ir diciendo y anunciado y luego no hacer nada”, ha aseverado Forcadell.
Por su lado, la consellera de Justicia en funciones, Ester Capella, ha valorado que la retirada del tercer grado “no trata de justicia sino que es venganza y escarmiento”. En unas declaraciones en sus redes sociales, Capella ha valorado que cada vez que se vuelve a revocar el tercer grado “se hace más evidente que ningún tribunal puede resolver ningún conflicto político”. Por último, ha preguntado a Unidas Podemos y al PSOE “qué más tiene que pasar para que pulsen el botón de la amnistía” ante “el clamor por la solución política”.
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