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La Justicia condena a la Universitat de Barcelona por vulnerar los derechos fundamentales de un investigador ciego

Justo López, en su despacho de la Universitat de Barcelona en mayo de 2023.

Pol Pareja

Barcelona —
8 de enero de 2025 22:09 h

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La Universitat de Barcelona (UB) vulneró el derecho fundamental a la igualdad de un prometedor investigador en Física Cuántica que tiene una discapacidad visual. La Justicia ha condenado al centro a pagar 12.000 euros a este académico en concepto de daños morales y perjuicios por haber tardado casi un año y medio en adaptarle el puesto de trabajo a sus necesidades, en un caso que desveló elDiario.es hace dos años.

Con una ceguera reconocida del 79% debido a una retinosis pigmentaria que le dejó prácticamente invidente a los 20 años, Justo López (Albacete, 1975) llegó a la UB en abril de 2022 tras obtener un contrato María Zambrano, un programa del Ministerio de Universidades diseñado para atraer a las facultades españolas a académicos de prestigio que están en el extranjero. 

Antes de llegar a Barcelona, López había pasado por la Universidad de la Ciudad de Nueva York con una beca Fullbright y fue investigador en facultades de Colombia, Chile y Argentina. En todos estos lugares encontró facilidades y ayuda para desarrollar su tarea hasta que llegó a la UB, que le “discriminó” por su discapacidad, según la sentencia.

El académico denunció a la Universidad ante la justicia y ante Inspección de Trabajo porque no se le facilitó un asistente que le ayudara a leer los textos científicos en papel que no estaban en sistema braille, entre otras quejas que fueron apreciadas por Inspección Laboral pero no por la reciente sentencia, emitida el pasado noviembre.

La universidad no le facilitó la ayuda para leer los textos hasta un año y cuatro meses después de su incorporación a pesar de que el contrato que tenía el investigador era de solo dos años.

La sentencia, que es firme al no haberla recurrido la UB, es muy crítica con la gestión de la universidad y considera que el centro vulneró de manera “grave” el artículo 14 de la Constitución, que dice que todos los españoles son iguales ante la ley.

“No es razonable emplear un año y cuatro meses en adaptar un puesto de trabajo de una persona discapacitada, teniendo en cuenta que el contrato era de dos años”, reza el fallo. La sentencia critica, a su vez,  “la desidia, la inoperancia, la inefectividad y el desinterés” de la UB en procurar al académico la posibilidad de leer los textos, teniendo en cuenta que era una condición imprescindible para trabajar.

La sentencia critica “la desidia, la inoperancia, la inefectividad y el desinterés” de la UB en adaptarle el puesto de trabajo

El fallo admite que la UB hizo gestiones para adaptarle el puesto, pero considera que se realizaron “de forma dispersa y sin interés en el efectivo seguimiento” y sin tener en cuenta “la enorme importancia” que tenía para el investigador poder leer los textos científicos, hasta el punto de que fue el académico quien tuvo que buscar una solución por su cuenta.

El investigador también denunció que la dirección del Departamento de Física Cuántica no quiso asignarle docencia por su ceguera, un aspecto que Inspección de Trabajo consideró probado pero que la sentencia no ha apreciado.

López incluso aportó una grabación en la que se escucha al director de su departamento admitirle que tanto él cómo el resto de colegas tenían “prejuicios” sobre su capacidad de impartir clases.

Preguntados por esta redacción, desde la UB responden que fue una “conversación de pasillo” en un “contexto informal” y recalcan que la sentencia no ha tenido en cuenta esta grabación y no ha condenado a la universidad por este aspecto.

El fallo señala que finalmente la universidad le acabó asignando unas horas de tutoría de trabajos de final de grado durante el primer curso y unas pocas horas de problemas de ecuaciones diferenciales (que López acabó rechazando) y de tutorías durante el segundo curso. La docencia sólo se le concedió, asegura López, después de que amenazara con hacer público su caso.

“Estos años en la UB han sido los peores de mi carrera”, asegura el académico en conversación con elDiario.es. “He sufrido mucho e incluso me planteé dejarlo todo”. 

El investigador trabaja actualmente en la Universidad de Zaragoza, donde le han puesto todas las facilidades para que pueda llevar a cabo su trabajo. Este cuatrimestre empezará a impartir clases. “Me han tratado como a uno más, no como si fuese un bicho raro que deben retirar a un rincón y que moleste lo menos posible”, explica. “Me estoy recuperando y sobre todo estoy recuperando mi autoestima”.

Contactados por este periódico, desde la UB aseguran que “lamentan profundamente” la situación que vivió López, unos hechos que “no deberían haberse producido nunca” y añaden que ya se le ha pagado la indemnización que establece la sentencia. 

“Somos una universidad plural y diversa y todos deben tener sitio”, precisa una fuente oficial. “Trabajamos cada día para hacer realidad este compromiso”.

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