El descenso en picado de la inversión en mantenimiento deteriora la seguridad de la red eléctrica en Cataluña, según CCOO

La situación del mantenimiento de las líneas eléctricas en Cataluña amenaza con ocasionar problemas de suministro a los ciudadanos y empresas. Así lo han denunciado los trabajadores de las empresas que realizan esta tarea. Esto ocurre porque los últimos años las compañías concesionarias han reducido el personal un 55%. Igual ocurre con el mantenimiento de las redes en el aspecto material.

Todo ello hace que esta reducción de dotación haya creado ya puntos negros en cuanto a la seguridad.

Los sindicatos presentes en el sector han intentado varias veces llamar la atención sobre el problema. Primero con dos tandas de huelgas intentando que las sociedades adjudicatarias de la concesión abrieran una mesa de negociación que permitiera solucionar aspectos que van desde la mejora de la dotación de personal hasta incrementar la seguridad de las instalaciones. Estos intentos han sido hasta el momento infructuosos, aunque están en marcha conversaciones informales.

De forma paralela a los trabajadores se han puesto en contacto con los principales ayuntamientos catalanes para hacerlos allí llegar su malestar. Y también han vehiculado en el Parlament su preocupación, sin que se hayan producido actuaciones desde la Generalitat respecto Endesa, la empresa eléctrica que tiene la distribución de energía en casi el 90% del territorio catalán, explican fuentes de la Federación de Industria de CCOO.

La Generalitat es la responsable de oficio de la inspección de las líneas de distribución de electricidad. Pero esta tarea la tiene cedida a la propia distribuidora eléctrica, que a su vez encarga el trabajo a las empresas que tiene subcontratadas. Como la política de reducción de gasto en mantenimiento es una constante en los últimos años el resultado de esta cesión en cadena son instalaciones que en algunos lugares pueden representar un peligro para los trabajadores que operan y en otr0s para el suministro en la zona, según los representantes de CCOO.

En una interpelación parlamentaria el consejero de Empresa y empleo, Felip Puig, reconoció su preocupación por la situación de disminución de la inversión. Admitió que le habían llegado las quejas de los trabajadores y dijo que trataría de buscar alguna salida al caso. En lo que no estuvo de acuerdo Puig fue vincular directamente la reducción de la inversión con la pérdida de calidad del servicio.

En el mismo sentido respondió el consejero a una pregunta hecha por el parlamentario de ERC, Oriol Amorós.

Los trabajadores siguen considerando que hay puntos negros en las redes de distribución de electricidad en Cataluña. Y no sólo lo dicen. Han documentado la denuncia. Este diario ha tenido acceso a algunas fotografías que muestran claramente que hay lugares concretos que no tienen las mínimas condiciones de seguridad.

Representantes de la coordinadora sindical de empresas que trabajan en el mantenimiento de las instalaciones eléctricas de Cataluña vinculan directamente el deterioro de algunas instalaciones con los recortes en la inversión de las empresas de mantenimiento. Y estas reducciones tienen que ver con la política que se sigue al adjudicar las concesiones. Así, de la documentación presentada en un ERE de una empresa del sector se deduce que dicha empresa en 2011 facturó a la distribuidora eléctrica 17,7 millones. En 2012, la cifra fue de 16,5 millones; en 2013 bajó hasta 10,4 millones y el año pasado quedó en 8,8 millones. En definitiva, en cuatro años la facturación cayó un 50%. El descenso en picado de la facturación se relaciona, por parte de los trabajadores, con la reducción de plantillas, casi de la misma magnitud, y con el empeoramiento de las condiciones de trabajo de los que continúan operando.

La situación calificada por CCOO «de estrangulamiento», no se limita a la vertiente laboral. Las redes también se deterioran y esto puede afectar al funcionamiento de las empresas ya la seguridad de los ciudadanos. En este sentido recuerdan que el apagón monumental que se produjo en la subestación de Maragall en Barcelona tenía que ver con el mantenimiento y que sus efectos no se limitaron a los económicos, sino que castigaron también y duramente la imagen de Barcelona.