El archivo de la causa de Tsunami Democràtic por un error del juez Manuel García Castellón ha abierto la puerta al retorno a Catalunya de los cinco investigados que permanecían en Suiza por culpa de su imputación en el caso. La vuelta más relevante es la de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que este viernes ha regresado a España tras más de seis años en la ciudad helvética de Ginebra. Libre de todos los cargos, Rovira ha cruzado la frontera de La Jonquera por carretera a las 8:25h. y ha llamado a la unidad del independentismo en plenas negociaciones para la investidura del líder del PSC, Salvador Illa.
A Rovira le ha acompañado en su regreso el parlamentario de ERC Ruben Wagensberg, que también se fue a Suiza en enero de 2024 ante el peligro que podía suponer su citación por el delito de terrorismo que se investigaba en Tsunami y que ha quedado en nada. En el mismo convoy de coches han vuelto a España los otros tres investigados que siguieron a Wagensberg hacia Ginebra a principios de año: el dirigente de Òmnium Cultural Oleguer Serra, el periodista Jesús Rodríguez y el empresario Josep Campmajó.
Sin duda el retorno de mayor calado político es el de Rovira. No solo por ser la que más tiempo había pasado fuera de Catalunya, sino por su cargo de secretaria general de ERC. La vuelta se consuma en un momento complejo para su partido. Rovira pilotaba la negociación con el PSC para la investidura de Illa desde Ginebra, tal y como antes había hecho con la amnistía o los pactos en el Congreso con el PSOE. Estar fuera de España no le ha impedido seguir siendo una protagonista de la política catalana.
Ahora Rovira podrá continuar las conversaciones con los socialistas desde Barcelona, pero también tendrá que lidiar con la guerra interna en ERC tras los sucesivos batacazos electorales. Después formar durante más de una década un tándem imbatible con Oriol Junqueras, la debacle del 12-M ha abierto una brecha entre el presidente y la secretaria general de ERC. Rovira abogó por abandonar los puestos de mando del partido tras el congreso de noviembre, pero Junqueras opta a la reelección.
El escándalo de la campaña de falsa bandera contra los Maragall no ha hecho sino acrecentar el conflicto entre ambos. Este viernes por la tarde Rovira ha asistido a la Ejecutiva y al Consell Nacional de ERC que ha abordado la crisis de los carteles. Tras ser recibida entre abrazos y aplausos, ha reiterado el mismo mensaje de unidad que ha lanzado al cruzar la frontera, tanto dirigido al independentismo en su conjunto como al propio partido. “No tenemos una crisis, como dice alguna gente desde fuera, tenemos un debate político que afrontaremos con madurez”, ha proclamado. Aun así, ha pedido a los miembros del Consell Nacional que prioricen sacar al partido del bache electoral en que se encuentra. “Conjurémonos para poner fin a las actitudes de autocrítica destructiva”, ha pedido.
La imagen de la jornada se ha producido pasadas las 9h. en Cantallops (Girona), donde Rovira y Oriol Junqueras se han abrazado y han querido mostrar una imagen de unidad en plena confrontación interna. Durante un acto unitario con el resto de exculpados por Tsunami en Cantallops (Girona), Rovira, que pilota las negociaciones con el PSC par ala investidura de Salvador Illa, ha hecho un llamamiento a la unidad en plena crisis interna de su partido así como de desunión independentista entre ERC, Junts y la CUP.
Rovira ha instado a celebrar su regreso “porque hace demasiados días que el independentismo no celebra nada”, y ha llamado a “unir” a todo el movimiento independentista: “Hemos venido para terminar el trabajo que dejamos a medias”.
En Suiza desde 2018
Rovira buscó refugio en Suiza en marzo de 2018 después de que el juez Llarena la citara para comunicarle su procesamiento por rebelión. Su marcha resultó adecuada para su objetivo de evitar la prisión preventiva, decretada por el juez para los otros cuatro dirigentes independentistas citados el mismo día que Rovira y que no se fugaron: Carme Forcadell, Jordi Turull, Josep Rull y Dolors Bassa.
A lo largo de sus más de seis años en Suiza, Rovira no ha abandonado en ningún momento sus responsabilidades orgánicas en ERC y se ha dedicado a impulsar la denuncia contra el Estado ante instancias internacionales.
El horizonte penal de Rovira se empezó a despejar hace más de un año, cuando ERC logró que el PSOE aceptara la derogación del delito de sedición. El cambio en el Código Penal abrió las puertas del regreso de Rovira, ya que la sedición era el único delito con penas de cárcel al que se exponía al no estar acusada de malversación. Si hubiera vuelto solo habría sido detenida, como máximo, unas horas, para ser puesta rápidamente en libertad, tal y como le ocurrió a la exconsellera Clara Ponsatí.
Sin embargo, había un motivo para no volver todavía en 2023 llamado Tsunami Democràtic. Por entonces el juez no había formalmente imputado a Rovira, pero su nombre ya aparecía en un sumario secreto durante más de tres años y que solo se reactivó a raíz de las negociaciones por la amnistía que siguieron a las elecciones de julio de 2023.
La prudencia fue buena consejera para Rovira, que confirmó sus peores temores en noviembre del año pasado, cuando el juez la imputó por terrorismo junto a otras once personas por Tsunami Democràtic.
A diferencia de Carles Puigdemont y los investigados por el procés, los imputados por Tsunami no tenían en vigor una orden de prisión en España, por lo que podían volver en cualquier momento. Pero ante el riesgo de que el juez les citara como imputados por terrorismo y alguna de las acusaciones de extrema derecha solicitara su prisión provisional –algo que no ocurrió cuando una de la investigadas del caso que se quedó en España acudió a declarar–, los investigados que se fueron a Suiza en enero optaron por permanecer allí hasta tener la plena seguridad de un retorno sin riesgo, tal y como ha ocurrido tras el archivo del caso.
Suiza se demostró el país ideal donde buscar refugio y acumular argumentos para denunciar el uso extrajurídico del caso por parte del juez. Por tres veces las autoridades helvéticas se negaron a colaborar con García Castellón (una de ellas, cuando el magistrado les pidió localizar el domicilio de Rovira). Consideró Suiza que las protestas que el juez veía terroristas eran simplemente de “carácter político”.
Con el retorno de Rovira, ya solo quedan en el extranjero tres dirigentes del procés, si bien su regreso sin riesgo de detención va para largo después de que el Supremo denegara la amnistía al expresident Carles Puigdemont y a los exconsellers Toni Comín y Lluís Puig. Sin su regreso, el objetivo de normalización política en Catalunya no se conseguirá por completo.