Más de medio millón de personas del Área Metropolitana de Barcelona son “muy vulnerables al cambio climático”

Sandra Vicente

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El cambio climático está teniendo consecuencias muy palpables en la salud y las vidas de todo el planeta, tal como se demuestra con el aumento de temperaturas y el consecuente crecimiento en las enfermedades, muertes por calor extremo e incendios. Se trata de un fenómeno global, pero no afecta a todo el mundo de la misma manera.

“Los impactos del cambio climático tendrán efectos más perjudiciales sobre los grupos de población más vulnerable”, tal como se apunta en el informe 'El calor en el futuro', elaborado por el Institut Metròpoli y co-coordinado por el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), que ha elaborado el primer índice de vulnerabilidad al cambio climático (IVAC).

El estudio tiene en cuenta diversos factores para determinar el grado de afectación que vivirán los ciudadanos en base a su posición socioeconímica, las privaciones materiales y sus condiciones físicas preexistentes (como la calidad de su vivienda). Cruzando estos detalles con los lugares de residencia y la media de temperaturas, así como la proximidad a refugios climáticos, los autores del informe destacan que 526.000 personas del AMB (un 16%) viven en zonas de “muy alta vulnerabilidad climática”.

Según los investigadores estas se encuentran, principalmente, en los nueve municipios metropolitanos más densos: Santa Coloma, Sant Adrià del Besòes, Hospitalet de Llobregat, Badalona, Cornellà de Llobregat y algunos distritos de Barcelona como Nou Barris, Ciutat Vella y Sants-Montjuïc.

El más de medio millón de personas que viven estas zonas tiene una “muy mala calidad ambiental”. Se trata de espacios en los que predominan los hogares con rendas bajas y sin estudios superiores, con gente mayor que vive sola, con población extranjera o en riesgo de exclusión residencial. Además, se trata de áreas con viviendas relativamente antiguas (construidas entre 1951 y 1980).

Los vecinos de estas zonas tienen menor capacidad de acceso a paliativos contra la calor como el aire acondicionado o la posibilidad de irse de vacaciones. Además, las temperaturas en sus hogares suelen ser más elevadas que en el resto de zonas debido a la concentración de personas y a la mala ventilación de los edificios.

La renta es, pues, un elemento clave para entender la vulnerabilidad climática. Frente a las más de 500.000 personas que viven en riesgo, se encuentran 758.000 que viven en zonas de muy baja vulnerabilidad. Estas están, sobretodo, en municipios de fuera de Barcelona y en algunos distritos de renta muy elevada como el de Sarrià-Sant Gervasi.

Oasis contra el calor

El factor que los investigadores han encontrado más determinante para determinar la vulnerabilidad son los espacios verdes. De hecho, un estudio publicado por ISGlobal alertaba que el exceso de asfalto y la falta de árboles causan más de 900 muertes al año por calor en Barcelona y Madrid. La investigación continuaba apuntando que uno de cada tres decesos serían evitables si la superfície arbórea llegara al 30%.

Esta estimación es corroborada por el informe del Institut Metròpoli, que apunta que los parques o espacios verdes con agua o vegetación pueden llegar a bajar la temperatura ambiental unos 3 grado (y hasta 6,5 si se trata de zonas húmedas como Barcelona). Así sucede en el barrio de la Ribera (distrito de Ciutat Vella), caracterizado por sus rentas bajas y espacios hacinados. A pesar de eso se encuentra entre las zonas categorizadas como de baja vulnerabilidad climática gracias al efecto que las 17,5 hectáreas verdes del Parc de la Ciutadella.

Los refugios climáticos son un actor clave a la hora de afrontar las altas temperaturas que deparan los veranos futuros. En 2021, el Consell Metropolità de la AMB aprobó la declaración de emergencia climática y emplazó a sus municipios a construir 83 refugios climáticos de cara a 2023. El Covid retrasó la construcción de estos espacios y a día de hoy sólo hay 74 pero, según destaca el estudio, su cobertura alcanza casi al 80% de población vulnerable, que se encuentra a 10 minutos de un refugio (puede ser un parque o un edificio como una biblioteca o un centro cívico).

Aun así, la cobertura es desigual: mientras en el Hospitalet, los refugios alcanzan al 50% de la población vulnerable, mientras que en ciudades como Badalona sólo llegan al 18,7%. Por eso, los investigadores del Institut Metròpoli apuntan que su Indice de vulnerabilidad climática puede ser una herramienta para “dirigir correctamente la ampliación territorial de los refugios climáticos”.