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ENTREVISTA

Michael Zeuske, historiador: “La economía del imperio español funcionó con los brazos de los esclavos”

Pau Rodríguez

14 de noviembre de 2021 21:25 h

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Michael Zeuske (1952), profesor Emérito de Historia Ibérica y Latinoamericana en la Universidad de Colonia, en Alemania, les suele hacer una advertencia a sus estudiantes que viajan a Barcelona: “Les digo que cuando bajen por La Rambla se fijen bien: eso descansa sobre los hombros de esclavos”. 

Zeuske estuvo la semana pasada en la capital catalana, invitado por el Born Centre Cultural, para llevar a cabo una charla sobre la historia mundial de la esclavitud dentro del ciclo 'Esclavisme a Barcelona. Una història silenciada', comisariado por el historiador Martín Rodrigo Alharilla. Durante su intervención, desplegó su conocimiento acerca de las distintas formas de explotación humana, desde la historia antigua hasta el conocido tráfico atlántico en el que el imperio español, con Barcelona y Cádiz como capitales marítimas, ocuparon un destacado papel protagonista.

El perfecto castellano con el que habla Zeuske se debe a que pasó parte de su infancia en Cuba. Allí se trasladó toda la familia porque la República Democrática Alemana incluyó a su padre en un programa universitario obrero que estaba exportando a las Antillas. De pequeño, Zeuske conoció al Che Guevara, a quien recuerda un poco aburrido. Su conocimiento de Cuba, eso sí, le sirvió posteriormente para sus minuciosas investigaciones sobre el pasado esclavo de familias cubanas, y de ahí fue ampliando su campo de investigación a todo el mundo.

¿Quién fue el primer esclavo?

No lo sabemos. Existen escritos sobre esclavos en la época de Hammurabi [emperador babilonio de 1.700 a. C.] y otros textos de grandes imperios antiguos, pero lo que decimos y escribimos sobre los comienzos de la esclavitud son extrapolaciones y comparaciones. Así se llega a la conclusión de que la esclavitud ya empezó con la formación de grupos humanos en la prehistoria. Un colega de Estados Unidos afirmaba que los grupos de cazadores se mataban entre ellos pero no a las mujeres y niños. Con lo que cabe deducir que los usarían para servirles. 

Le preguntaba por el primer esclavo. ¿Conocemos el último?

[Ríe]. No lo conocemos, tampoco. Dentro de la legalidad, no hay. Pero sí existen, claro. En algunas sociedades, en movimientos migratorios… En Libia, si hay gente esperando meses y años para llegar a Europa, los jefes de allí, ¿qué hacen con ellos? O los niños soldado. O la prostitución: aunque hay casos voluntarios, evidentemente hay niñas y mujeres jóvenes que son engañadas por su entorno para explotación sexual. 

En el imaginario público suele haber dos tipos de esclavitud en dos épocas muy distintas. El de las sociedades romanas y el de la trata africana en América. Pero no son los únicos ni mucho menos. 

Hay muchísimos otros. Hay colegas que me critican por eso, porque encuentro en cada esquina una nueva forma de esclavitud. Y la verdad es que sí. Yo estaba haciendo investigaciones micro sobre esclavos y esclavas en Cienfuegos (Cuba) y me encargaron una historia de la esclavitud. Al principio uno piensa sobre todo en Roma y América. Pero en China, por ejemplo, adonde viajé hace poco, me dijeron que no hubo esclavitud, y descubrí que en realidad hubo niñas que se entregaban a otras casas si no podían casarlas a todas, mercados de niños en las ciudades, esclavos guerreros…

En Barcelona, por hablar de esta ciudad, hubo esclavitud en la Edad Media. A pesar de que se dice que a partir del siglo X, con el cristianismo, se acabó la esclavitud –y no entro a considerar si el feudalismo lo fue–, lo cierto es que en cualquier ciudad mediterránea existían esclavitudes portuarias, caseras. Muchas mujeres y niños. La historia de la esclavitud está formada en gran medida por niños huérfanos. 

La historia de la esclavitud está formada en gran medida por niños huérfanos

Otra fase de la esclavitud en la que España jugó un papel clave, antes de la trata con africanos, es la de los indígenas americanos. A partir de su llegada a América.

Déjame hablar antes de la esclavitud en África. Porque los europeos aprendieron la gran esclavitud allí, de las élites africanas. Los especialistas africanistas nos miran a los de la trata atlántica y nos dicen que allí siempre hubo muchos más tipos de esclavitud, más que en la historia del Atlántico, donde lo que pasa es que sí contamos con cifras fidedignas. Esto es polémico. Si se transportan 11 millones de personas esclavizadas que llegan vivas a América, ¿de dónde salen? Las élites africanas estaban ahí. Comerciaban con sus cautivos de guerra. 

Y sobre lo que me preguntaba de los indígenas americanos, es el intento de Colón de esclavizar a la gente porque no tiene cómo financiar sus expediciones. A partir de 1493 a taínos de otras comarcas los vende a España.

Esto se prohíbe rápido, ¿no?

Es la misma Isabel la Católica la que dicta poco después una primera cédula que prohíbe la esclavitud. Es decir, que la Corona la prohíbe muy temprano, sí, pero esto solo tiene efectos en el plano jurídico. La realidad es que el fin de la esclavitud con los indígenas se demora hasta casi finales del siglo XVII en los centros coloniales.

¿Cuál diría que ha sido el papel de la historia de España y de su imperio en la historia de la esclavitud?

Un artículo de 2015 de dos colegas americanos sitúa a España en el segundo lugar en cifras del tráfico atlántico. 11 millones de africanos llegan vivos a América y de esos, siete millones son víctimas de ibéricos, incluyendo a portugueses, vascos, andaluces, castellanos, al inicio pocos catalanes…. Un 70% son esclavizados por gente de la península. En primer lugar, portugueses; en segundo, españoles. Y en el tercero, Inglaterra, cuyo puesto en el segundo lugar está discutido porque los que llegan a América del Norte corresponden ya a capitanes norteamericanos. La vieja fijación con Inglaterra es porque en los siglos XVII y XVIII fueron los más fuertes en este aspecto debido al desarrollo del capitalismo, pero España está en realidad en el segundo lugar. 

Una cosa que sorprende mucho sobre el tráfico de esclavos es que de 1820 a 1886 está prohibido en el imperio español, a partir de un tratado suscrito con el Reino Unido, pero sigue ocurriendo a gran escala. ¿Cómo es posible? 

Eso lo explica bien el historiador Martín Rodrigo. Los funcionarios estatales coloniales, en Cuba y Puerto Rico, saben perfectamente que la economía del imperio español funciona con los brazos de los esclavos. Depende de la trata ilegal. Formalmente, cuando hay algún cónsul inglés que pregunta si ha entrado tal barco con esclavizados, en la Habana lo niegan. O dicen que viene de Puerto Rico, porque el traslado interno no estaba prohibido. 

En algunos países se han hecho procesos de revisión. Se han retirado monumentos vinculados a negreros o incluso a figuras clave del colonialismo, como Colón en algunas ciudades americanas. ¿A usted qué le parece este proceso?

Como historiador no puedo estar a favor de destruir un monumento, no al menos sin reglas. Si un ayuntamiento decide quitarlo, está bien. Pero a mí me parece mejor poner una señalización encima o al lado para contextualizarlo. Para que la gente lo discuta.

Usted trabaja en un instituto en Alemania que se centra en la investigación sobre la esclavitud, ¿diría que en España se ha investigado y discutido tanto sobre estos aspectos como en otros países? 

Tampoco en Francia o Alemania se ha hecho demasiado. En España hay excelentes centros universitarios y de investigación, como el CSIC, las universidades de Castellón, de Barcelona… Han hecho mucho y muy bien. En la memoria colectiva en España todavía se piensa que los malos son los portugueses, porque durante siglos fue así, porque los barcos eran portugueses. Los españoles, durante el siglo XIX, pensaron que la esclavización de africanos estaba bien porque se les instruía en la religión y civilización correctas para que no se matasen. En España, más allá de círculos académicos, para el público general quizás la revisión sobre la esclavitud ha empezado hace cinco o diez años. 

En los últimos años hemos visto cómo grandes bancos, como Barclays o HSBC, reconocían haberse beneficiado de la esclavización en Estados Unidos. 

Sí, pero para un banco también es fácil reconocerlo si en las estructuras y en el dinero no cambia nada. 

Como historiador no puedo estar a favor de destruir un monumento, no al menos sin reglas

Usted en sus charlas habla de capitalismo esclavista. ¿A qué se refiere? 

A que en el mundo colonial el desarrollo capitalista era mucho más posible que en los Estados burocratizados europeos. Junto a la esclavitud siempre hubo técnica y tecnología punta: barco, molinos, la organización de las plantaciones… Son más grandes que las fábricas en Europa hasta muy entrado el siglo XIX. En Cuba se vive una revolución industrial colonial: almacenes, puertos, ingenios, ferrocarriles [el primero, en la Habana, llega diez años antes, en 1837, que el primero en la península, en Barcelona]. Los barcos tenían siempre lo más moderno. 

Antes le he preguntado por el papel de España en la historia de la esclavitud, déjeme que ahora le pida por Barcelona. ¿Dónde la ubica?

Es, junto con Cádiz, el último centro europeo de apoyo y envío de barcos y dinero para hacer expediciones hacia África. Llevan los esclavos a Cuba, se hacen ricos allí y devuelven los capitales aquí. A mis estudiantes les digo, cuando vienen a Barcelona, que si bajan por la Rambla se fijen bien, que esto está hecho todo con los hombros de hombres y mujeres esclavizadas. No todo, ¿eh? Pero siempre hay que preguntarse dónde acaba el capital y la plata acumulada por la trata. Pero esto es precisamente lo más complicado, porque hay que hacer investigaciones muy micro. Pocos historiadores modernos se interesan por esas pequeñas historias biográficas, familiares y empresariales, pero hay que hacerlo. Las historias de los grandes benefactores.