V de votar y V de vencer. Este es el mensaje que ha lanzado una auténtica marea humana de independentistas catalanes, congregados en Barcelona para dar el empujón final al proceso soberanista dos meses antes de la fecha prevista para la consulta. 9N Votaremos, 9N Ganaremos. Este era el lema tras el cual se han situado más de un millón de personas que han conformado una 'V' gigante, llenando las avenidas Diagonal y Gran Via de les Corts Catalanes y formando además un mosaico con la senyera.
Cientos de miles de independentistas han ido llegando a Barcelona durante toda la jornada, la tercera Diada de Catalunya consecutiva que consigue movilizar a una auténtica marea humana a favor de la soberanía catalana. La intención de la organización -una plataforma integrada por Assemblea Nacional de Catalunya y Òmnium Cultural- es que esta sea la manifestación “definitiva” para el proceso.
Más de 1.500 autobuses han ido llegando a la ciudad desde todos los puntos de Catalunya, además de unos 100.000 vehículos privados, según las cuentas de la organización. Durante toda la mañana Barcelona ha absorbido a miles de manifestantes, que han llenado la ciudad de cánticos y de los colores de la senyera, y se han paseado entre las actividades del Tricentenario y la mirada curiosa de los turistas.
La concentración ha culminado a las 17:14 horas, hora fetiche para el independentismo, más todavía cuando se cumplen 300 años hoy de la caída de Barcelona en 1714, durante la Guerra de Sucesión. Ha sido entonces cuando las dos mareas humanas han unido su cabecera en la plaza de les Glòries, y una joven que cumple 16 años el día 9 de noviembre -edad mínima para votar- ha introducido un voto en una urna.
Las urnas, innegociables
Las urnas, innegociablesLa organización (ANC y Òmnium) ha enviado dos mensajes tras la masiva concentración, uno dirigido a los partidos políticos y otro a los ciudadanos. A los primeros les han exigido que dejen de lado sus intereses y actúen “de acuerdo con el momento histórico de Catalunya”. Y para los segundos, han hecho un llamamiento a hacer un último esfuerzo para “convencer a los indecisos” sobre la inedependencia antes del 9N.
Estas eran palabras de Carme Forcadell, presidenta de la ANC, en su discurso desde plaza Glòries ante el más de un millón de catalanes concentrados. Y con el mismo tono ha hablado Muriel Casals (Òmnium), que ha proclamado que “la voz del pueblo catalán está por encima de lo que diga un tribunal partidista de Madrid”, en referencia al posible veto del Constitucional sobre la ley de consultas.
Antes de la 'V', Artur Mas ya se había referido a la consulta: ha querido lanzado un mensaje tranquilizador a los manifestantes, asegurando que “está todo a punto” para poder votar el 9 de noviembre. El presidente, que ayer avisó a Rajoy que el Estado todavía está a tiempo de permitir la consulta, ha reiterado que “se están haciendo todos los esfuerzos para poder votar”. Después de la manifestación, Mas se reunirá en el Palau de la Generalitat con los impulsores de la concentración, la ANC y Òmnium, que comparecerán al acabar.
Menos tensión, más compromiso
Menos tensión, más compromisoLa consulta era el objetivo que plaenaba durante toda la jornada sobre la multitud, contagiada de euforia colectiva. “Estamos seguros que el 9 de noviembre votaremos”, aseguraban Josep y Mari Carme, que han llegado a media mañana desde Manlleu. Muy animados, caminaban por el Eixample y comentaban que si no nos dejan no volveremos a votar nunca más en unas elecciones generales, por ser poco demócrata el Estado español“. Igual de convencido estaba David, de Sant Pere de Vilamajor, quien aseguraba que se votará ”sí o sí“.
David ha venido por la mañana en autobús, con algunos amigos de la Llagosta, ambos municipios de la zona del Vallès. En su caso, ya tomaron parte de las concentraciones de las dos últimas Diadas, y aseguraban que esta debe servir para “empujar” Catalunya hacia la independencia. Para ellos esta es la única vía para que la sociedad catalana pueda avanzar económicamente y culturalmente.
A las 17:14 h un largo aplauso ha dado por constituida la V. Una concentración que ha dibujado la senyera y que ha hecho ondear más esteladas que nunca. De vez en cuando, los asistentes gritaban por la independencia, pero el silencio se ha hecho valer. Ni gritos contra España ni un ambiente tenso como el de 2012. Como si la ilusión de la gran movilización de hace dos años se hubiera convertido en un compromiso con el proceso y el futuro.
La de hoy ha sido una manifestación de reafirmación. Sara lo tiene claro: “Ya no se trata de seguir reclamando la independencia. Ya saben que la queremos. Hoy teníamos que demostrar que somos muchos los que reclamamos votar, los que queremos democracia”.