La militancia de ERC elige a su líder en un congreso convertido en un plebiscito sobre Junqueras
La jornada que tiene ante si ERC este sábado es una de esas que, acabe como acabe, decidirá la historia de la organización. Un total de 8.030 militantes están llamados a votar entre tres candidatos a la presidencia del partido, que se presentan con sus respectivos equipos para ocupar la dirección. Cada uno defiende un programa diferente y responde a una sensibilidad interna, pero la carrera ha acabado convirtiéndose en un plebiscito sobre el regreso o no de Oriol Junqueras.
El ahora exlíder del partido, pero también el hombre que lo ha sido todo en ERC durante lo últimos 13 años, llega como favorito a la contienda. Por detrás acude Xavier Godàs, del sector cercano a Marta Rovira, y Helena Solà, que representa el alma más contraria a los acuerdos con los socialistas.
Junqueras aspira a ser reelegido para tomar otra vez las riendas del aparato republicano, ahora sin contrapesos internos. Tampoco ha escondido durante los meses de campaña electoral que, pese a que aún no ha disfrutado de la amnistía, desearía volver a probar suerte como candidato a la presidencia de la Generalitat.
La militancia de ERC solo votará este sábado la cuestión del liderazgo, dejando para más adelante todas las decisiones sobre la ponencia ideológica. No se descarta, incluso, que esta primera votación sea el preludio de otra, definitiva, dentro de dos semanas. Si ninguno de los tres candidatos obtienen ahora más del 50% de los apoyos, los dos más respaldados se medirán en una segunda votación el próximo 14 de diciembre, en la que la candidatura que haya quedado fuera podría integrarse en una de las dos mayores.
En principio, solo Junqueras tiene al alcance superar la primera barrera y convertirse en presidente del partido este sábado. Así lo subrayan fuentes de la formación que, en vista de la superioridad de los avales –Junqueras obtuvo mil más que el segundo–, ven “probable” que el exlíder consiga en la primera votación la mitad de los apoyos.
Ahora bien, estas mismas fuentes también subrayan que, de quedar Junqueras por debajo del 50% en esta primera votación, ganar en la segunda le podría costar más. El escenario, por tanto, está abierto.
Junqueras, un favorito en discusión
Si alguno de los contendientes en este congreso no necesita carta de presentación ese es Oriol Junqueras. El exlíder de ERC llega a este sábado después de haber dimitido como presidente en mayo pasado, presionado por su propia ejecutiva. En aquellos días posteriores a la última debacle electoral del Govern, Marta Rovira y los suyos diseñaron una salida ordenada de todos los dirigentes con la mirada puesta en un futuro congreso que hubieran preferido que fuera de unidad.
Pero Junqueras rechazó los planes que la cúpula de su partido tenía para él y, en un golpe de efecto, aceptó dejar temporalmente la presidencia de ERC para tratar de ser reelegido en el cónclave ya convocado para noviembre.
Durante estos meses, el que fuera vicepresident en el Govern del 1 de octubre, ha recorrido Catalunya de arriba a abajo, trabajándose una por una las asambleas locales de los republicanos. Junqueras llega con más avales que sus rivales, pero sin haber podido aportar un número suficiente como para desarmar cualquier alternativa. De hecho, su regreso levanta tantos aplausos como recelos en el seno del partido.
Uno de los temores de algunos de los nombres históricos en la formación es que tanto si Junqueras es reelegido como si no, el margen será tan estrecho que el partido podría salir malparado. No sería el primer congreso de ERC que acaba siendo una batalla campal.
Pese a que él ha sido el presidente del partido en los últimos 13 años, el discurso de Junqueras huye de presentarlo como un continuador de la gestión anterior y se propone más bien como la fórmula de que todo el partido abrace –abrazar es un verbo que el político emplea con frecuencia– el llamado “junquerismo”.
Esa corriente se describe a sí misma como la actitud del independentismo menos identitario y más abierta a los acuerdos con el PSOE, siempre desde una óptica con acento social y laborista. En ese “junquerismo” se encuadran líderes como el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, el exconseller de Interior Joan Ignasi Elena o la que fuera número dos de Ernest Maragall en Barcelona, Elisenda Alamany, quien es además la propuesta de Junqueras para la secretaría general del partido.
Godàs, un renovador con apoyo de los históricos
La persona que aspira a ser la alternativa a Junqueras se llama Xavier Godàs, tiene 55 años, fue alcalde de Vilassar de Dalt, una población costera de 9.000 habitantes, y hasta hace poco más de dos meses era un desconocido para el público general en Catalunya pero, también, para la mayoría de militantes de ERC.
Godàs es una nueva cara que aparece con un proyecto renovador, pero que recoge el apoyo de algunos de los nombres históricos del partido, así como de la corriente liderada por Marta Rovira.
En los últimos meses, en los círculos políticos de Catalunya ha hecho fortuna una metáfora para describir la situación de ERC en este congreso: la nobleza contra el rey. En esta comparación –quizás peyorativa para un partido republicano–, el monarca sería Oriol Junqueras y, la nobleza, toda la amalgama de notables del partido que han alentado la candidatura de Godàs, Nova Esquerra Nacional.
Entre sus apoyos explícitos, además de Rovira, está buena parte del Govern de Pere Aragonès, también históricos como Joan Puigcercós, Joan Manel Tresserras o Joan Ridao, figuras como Carme Forcadell o hasta 50 alcaldes (Junqueras exhibe unos 20).
En esta campaña electoral, que tuvo como punto culminante el debate entre candidatos del martes pasado, Godàs se ha movido entre la propuesta de “renovar” los liderazgos y el deseo de situarse como depositario de la legitimidad histórica de ERC. Dos pilares que en su candidatura ven totalmente compatibles, pero que en algunos momentos le han supuesto críticas de otras candidaturas e incluso poca contundencia para hacer una revisión crítica de la última etapa, incluyendo la labor del Govern Aragonès.
Con todo, Godàs se ha mostrado contrario a algunos de los proyectos más polémicos del último Ejecutivo, como los Juegos Olímpicos en el Pirineo, la Copa América o el Hard Rock. Respecto a la negociación con el PSOE en el Congreso o el acuerdo para investir a Salvador Illa, la posición de Godàs y la de Junqueras no son tan diferentes: ninguno de los dos los critica, pero sí sostienen que debe velarse por su cumplimiento y, llegado el caso, podrían retirar el apoyo a los socialistas.
Helena Solà, el alma más independentista aspira a influir
Este ha sido el congreso de las sorpresas para la dirección de ERC, que en mayo pasado se imaginaba un cónclave con una sola lista de unidad. Incapaces de firmar la paz con Junqueras, acabaron surgiendo dos candidaturas. Pero aún hubo tiempo para un último sobresalto cuando se formó una tercera lista en torno al exconseller Alfred Bosch, con una candidata tan poco conocida como Helena Solà para la presidencia, pero que consiguió los avales suficientes para llegar a la votación.
La candidatura de Foc Nou representa la corriente más netamente independentista del partido. No aspira a convencer a los 8.030 afiliados de ERC, sino más bien a aglutinar el voto de quienes están en contra de los acuerdos con los socialistas y, sobre todo, del que dio la investidura a Illa. Hay que recordar que la última vez que la militancia de ERC votó, el 40% lo hizo en contra de ese pacto. Ese es el espíritu que desearía llevar Solà a la nueva ejecutiva.
La capacidad de influir de la tercera candidatura depende de si hay segunda vuelta o no. De haberla, Solà y los suyos podrían tener mucho peso, pues sus votos podrían sumar en una nueva candidatura de integración. No han desvelado si elegirían a Junqueras o a Godàs, pero sí han puesto la línea roja de que quien sea presidente del partido no debería poder ser candidato electoral, algo que les separa irremediablemente del primero.
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