Un agente de los Mossos d'Esquadra disparó su pistola eléctrica este miércoles para reducir y detener a una mujer en Sabadell (Barcelona). Los hechos ocurrieron sobre las 13h. cuando la mujer acudía a un centro de salud de la localidad. Según los Mossos, el uso de la pistola Taser fue la última alternativa debido a la “agresividad” de la mujer, que habría llegado a golpear primero a trabajadores del centro sanitario y luego a los agentes.
El conseller de Interior, Miquel Sàmper, ha defendido que los agentes se han ajustado a los protocolos policiales al utilizar la pistola Taser, pero la joven, que afirma que recibió tres descargas eléctricas, denunciará a la policía catalana. Por su lado, el centro para la defensa de los derechos humanos Irídia, que asesora a la joven, ha denunciado un uso “desproporcionado” de la pistola eléctrica por parte de los Mossos para reducir a la joven, que acabó detenida por atentado a la autoridad y daños.
Según los Mossos, la joven acudió con su madre a un centro médico en Sabadell a una cita médica y, debido a los protocolos por el coronavirus, no dejaron entrar a su progenitora, lo que provocó que la chica se pusiera entonces nerviosa. Los Mossos aseguran que la joven golpeó a los sanitarios y provocó daños en el ambulatorio, cuyos responsables llamaron a la policía. La policía catalana ha explicado además que la joven tampoco atendió a la advertencia de la policía para que se calmara y se mostró “agresiva” con los agentes, por lo que se procedió a detenerla mediante el uso de la pistola eléctrica.
Sàmper ha justificado el uso de la Taser porque, a su juicio, cualquier otra actuación para reducir a la joven hubiera sido más lesiva. “La mujer estaba muy alterada y otro intento de reducirla hubiera comportado peores consecuencias para ella, como por ejemplo, un infarto o una lipotimia”, ha aseverado. Por contra la joven ha afirmado a TV3 que denunciará a la policía catalana por lo que considera una actuación desproporcionada: “Mido menos de 1,60 y peso 48 kilos, con una llave me hubieran inmovilizado rápido”.
En el vídeo de la actuación policial, que Irídia ha colgado en las redes sociales, donde denuncia que el uso de la pistola eléctrica en este caso es “muy preocupante y desproporcionado”, se aprecia como la chica está en el suelo gritando muy nerviosa, una vez los agentes ya le han disparado con la pistola eléctrica, mientras sus familiares piden desde la distancia que la dejen tranquila. Una vez reducida, la chica sigue nerviosa en el suelo, ante lo que un familiar se acerca a intentar calmarla, si bien los agentes le piden que se aparte. Finalmente, el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) trasladó a la chica a un centro hospitalario.
Para el codirector del centro Irídia, Andrés García Berrio, el empleo de la Taser contra la joven de Sabadell “muestra indicios claros de desproporcionalidad” ya que en las imágenes se observa “una clara superioridad” de los agentes, que según el abogado “podrían haber optado por otros usos de la fuerza menos lesivos” tanto a nivel físico como respecto a la afectación emocional y psicológica de la chica.
Los Mossos cuentan desde hace unos dos años con más de un centenar de pistolas eléctricas, que han bautizado técnicamente como Dispositivos Conductores de Energía (DEC), aunque son más conocidas por el nombre de una de las empresas que las comercializa: Taser.
Se trata de armas paralizantes que se emplean tanto en contacto con el cuerpo como a una distancia de 6 o 7 metros, mediante el lanzamiento de dardos. La descarga que aplica es de 50.000 voltios de bajo amperaje, con el objetivo de atacar el sistema neuromuscular y causar un colapso general por unos momentos a la persona a la que se le dirige el disparo, que puede durar hasta 5 segundos.
El protocolo de la policía autonómica para el uso de este tipo de arma indica que solo puede usarse en situaciones “de riesgo racional grave” para la vida o la integridad física de los agentes o de terceras personas. Antes de emplearla los policías también deben “agotar todas las vías” de diálogo y mediación previa así como avisar a la persona que recibirá la descarga de que se hará uso del arma.
En el caso de las reducciones de personas, como el ocurrido en Sabadell, el uso de las Taser está permitido siempre que se constate que la persona que recibirá el impacto “muestre resistencia activa que ponga en riesgo la integridad física de los agentes”.
La implantación de las Taser en la policía autonómica estuvo precedida por el rechazo de grupos de izquierda del Parlament como la CUP o los 'comuns' así como el de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional o Irídia. Entre los motivos para oponerse a las Taser destacó el hecho de que los Mossos permitieran su uso en situaciones como intentos de suicidio o autolesión o cuando se agrediera o amenazara a los agentes con un arma blanca, dos supuestos en que el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa recomienda evitar el empleo de las Taser al poder verse afectadas personas con problemas mentales o de adicciones.