“Lesiones graves como laceraciones, fracturas craneales, fracturas del bazo, el hígado o el corazón, traumatismo del tórax o hemorragias internas”. Estos son los posibles efectos, según su fabricante, del impacto de una de las balas de 'foam' que utilizan los Mossos d'Esquadra si se dispara a menos de 30 metros. El protocolo de la policía catalana, sin embargo, autoriza el uso de este tipo de munición para disolver altercados a una distancia de entre 20 y 50 metros, esto es, diez metros menos de lo recomendado si se quieren evitar los mayores daños en las personas.
La revelación la ha efectuado este martes el centro Iridia de defensa de los derechos humanos, y supone un nuevo capítulo en la polémica por el uso de este tipo de armamento policial. La conselleria de Interior ocultó durante dos años a los grupos parlamentarios el protocolo íntegro del 'foam', del que colgó solo una versión mutilada en su web. No fue hasta que la Comisión de Transparencia atendió la petición de elDiario.es que el departamento hizo pública toda la instrucción interna.
Según el informe de test del proyectil SIR-X, redactado por la empresa fabricante B&T, a distancias menores de 30 metros este tipo de armas pueden causar las “lesiones graves” antes citadas, si bien en la regulación de su uso el departamento de Interior hace constar que “la distancia para disparar este cartucho es de 20 a 50 metros”. Desde la conselleria de Interior se ha indicado que el fabricante también permite emplear el 'foam' a menos de 30 metros si hay situaciones que así lo requieren, como incendios o graves disturbios.
Las instrucciones del fabricante añaden que por encima de los 30 metros el impacto del 'foam' causa lesiones igualmente, pero menos graves: “Contusiones, abrasiones en la piel, fracturas de costilla y daños subcutáneos en órganos como el hígado”.
Las recomendaciones del fabricante sobre este tipo de armas han aflorado en una de las causas abiertas contra la policía catalana por las lesiones provocadas por el disparo de balas de 'foam'. Un juzgado de Barcelona mantiene investigados a dos mossos por reventar el ojo de una manifestante contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel durante los disturbios ocurridos hace un año.
A juicio de Iridia, que ejerce la acusación popular de la causa, resulta “muy grave” que el departamento de Interior autorizara a disparar un proyectil desde esa distancia sabiendo las lesiones graves e irreversibles que puede provocar. Por ello han pedido citar como testigos al jefe de los antidisturbios de los Mossos y al responsable de la armería, que declararán como testigos el 8 de marzo.
Hasta el momento tres personas han perdido el globo ocular por impacto de un proyectil de 'foam': dos en los hechos del 14 y 18 de octubre de 2019 durante las protestas tras la sentencia del procés y la tercera está en el del 2021 contra el encarcelamiento de Hasel. Otra joven sufrió un grave traumatismo craneoencefálico por el impacto de un proyectil de 'foam' en la cabeza el 18 de octubre de 2019 en la zona de Jardinets de Gràcia.