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Muere la escritora Rosa Regàs a los 90 años

La escritora Rosa Regàs en la presentación de su libro ‘Un legado’, en mayo de 2024, en Llofriu, Girona.

elDiario.es Catalunya

Barcelona —

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La escritora Rosa Regàs, destacada intelectual y ganadora de múltiples premios literarios, ha fallecido este martes a la edad de 90 años. Desde su casa de Llofriu, en la Costa Brava, Regàs acababa de publicar este año el libro Un legado, una conversación con la periodista Lídia Penelo en la que repasaba una vida entregada a la cultura que hoy ha llegado a su fin.

Nacida en Barcelona en 1933, Regàs formaba parte de una familia de pedigrí cultural, con padre dramaturgo, Xavier Regàs, y tres hermanos, Xavier, Georgina y Oriol, que con ella integraron la Gauche Divine barcelonesa de los años 70. Traductora, editora, trabajó en Seix Barral en la década de los 60 y llegó a dirigir la Biblioteca Nacional de España, entre 2003 y 2007. 

Su actividad como escritora, la que le dio un perfil más público, y a la que entró superados ya los 50 años de edad, le valieron premios como el Nadal, por la novela Azul (1994), o el Planeta, por La canción de Dorotea (2001). Regàs cuenta además con la Orden de la Legión de Honor de la República francesa (grado de chevalier) y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. 

Hasta antes de la pandemia, Regàs mantuvo su actividad impartiendo conferencias por medio mundo. Pero recientemente se había distanciado de la vida pública y se encontraba retirada en la masía de Llofriu, donde llegó a ser vecina de Josep Pla. Desde allí conversó con Penelo para publicar Un legado. La aventura de la vida (editorial Navona), donde relataba desde su exilio de niña a Francia por la Guerra Civil hasta sus peleas con los editores Jorge Herralde y Esther Tusquets, pasando por la creación de la editorial La Gaya Ciencia en los 70 (que reclutó a un joven Javier Marías, a Álvaro Pombo, Félix de Azúa o Juan Benet), y a las tensiones con el exministro César Antonio Molina cuando estaba al frente de la Biblioteca Nacional. 

Entre su paso por el sector editorial y la etapa de escritora, Regàs trabajó de traductora para la ONU. Lo hizo desde ciudades como Nueva York, Washington, Nairobi o Ginebra. Después se instaló en Madrid y dirigió el Ateneo de la Casa América. 

El debut literario de Regàs fue Ginebra, en 1987, un ensayo sobre la ciudad Suiza, y continuó con Memoria de Almator, su primera novela, a la que seguirían más de una veintena de obras, entre novela, ensayo, recopilatorios de cuentos y memorias. Además del Planeta y el Nadal, ganó también el Premio Ciudad de Barcelona de Narrativa por Luna lunera

Su mayor notoriedad pública le llegó cuando publicó su libro de memorias Diario de una abuela de verano. El paso del tiempo, en 2004, que recogía su experiencia vivida en su masía ampurdanesa en convivencia durante las vacaciones escolares con sus nietos. El texto fue llevado a la pequeña pantalla por TVE en la serie 'Abuela de verano', en la que Rosa María Sardà intepretaba a Regàs.

Rosa Regàs, que se describía a si misma como mujer de izquierdas, nunca ocultó sus convicciones políticas, que mantuvieron como intelectual afín al PSC hasta la crisis económica, que la distanció de los socialistas. En 2011 llegó a concurrir a las elecciones municipales en Barcelona como flamante fichaje del socialista Jordi Hereu, pero tras la victoria de Xavier Trias renunció al acta.

Muy crítica con el nacionalismo catalán, tampoco esto se lo calló nunca. Firmó manifiestos como los del Foro de Babel (contra las primeras políticas lingüísticas de la Generalitat) o en contra del independentismo, y siguió mencionándolo incluso en una visita reciente de periodistas a su casa de Llofriu, en ocasión de la presentación del libro. “Todos los pueblos nacionalistas se valora muy poco a la gente que vale. Josep Pla murió sin ninguna medalla, ni nada de nada, y a Enric Satué tampoco se le valora lo suficiente”, afirmó sobre el escritor ampurdanés y el diseñador barcelonés. 

Tras conocerse su muerte, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha destacado su legado vital y literario como “ejemplo de ironía, audacia intelectual y compromiso con la sociedad”, además de haber sido “una voz libre de tantas mujeres en tiempo de silencio”. 

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