Las mujeres reivindican su lugar en el Parlament y ocupan sus 135 escaños por una tarde

A las 17 h sonaba la habitual alarma en los pasillos del Parlament que indicaba que el pleno estaba a punto de empezar. Como de costumbre, los pasillos se vaciaban paulatinamente hasta quedar casi desiertos. La imagen que presentaba el hemiciclo, sin embargo, era muy distinta de la habitual. Los 135 asientos estaban ocupados íntegramente por mujeres. El espacio reservado para la prensa también lo copaban féminas y solo algún fotógrafo y algún conserje del Parlament alteraban una imagen excepcional, la de un parlamento sin hombres y con todos sus escaños ocupados por mujeres.

La habitual polarización de la cámara catalana, escenario de broncos enfrentamientos durante el último lustro, ha quedado aparcada este lunes por una imagen de concordia. La jornada Parlament de les Dones, una iniciativa del propio Parlament junto al Consell Nacional de les Dones de Catalunya (CNDC), ha logrado reunir a las 60 diputadas de la cámara catalana junto a representantes de entidades y asociaciones feministas. El encuentro coincidía con el 25 aniversario de la IV Conferencia sobre las Mujeres de Pequín, celebrada en en 1995 con una asistencia sin precedentes -47.000 entre participantes y activistas- en aquel momento.

Se respiraba en los pasillos más entusiasmo del habitual. Las mujeres conversaban animadamente entre ellas, se saludaban y se presentaban a pocos minutos de que empezara el pleno. Más allá de las diputadas catalanas, se ha podido ver a las alcaldesas de L’Hospitalet de Llobregat y Santa Coloma de Gramenet, Núria Marín y Núria Parlón, así como a la edil de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Elisenda Alamany, y la de JxCAT, Neus Munté. También estaban presentes la exdiputada de la CUP, Mireia Boya y la periodista y pareja de Jordi Cuixart, Txell Bonet, así como Tamara Carrasco, la activista de los CDR confinada durante más de un año en su pueblo por una orden judicial.

La jornada simulaba un pleno parlamentario moderado por Adriana Delgado, secretaria cuarta de la Mesa. La reunión suponía la culminación de dos semanas de encuentros en la cámara catalana entre los partidos y las entidades y asociaciones feministas, divididos en seis grupos de trabajo que han analizado la situación de los derechos humanos de las mujeres, el derecho a la educación y la cultura, los derechos laborales y económicos, el derecho a la participación social y política, la salud y los derechos sexuales y reproductivos así como el derecho de las mujeres a vivir sin sufrir ningún tipo de violencia machista.

En el pleno, que se ha iniciado con un largo aplauso a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, han intervenido representantes de todos los grupos parlamentarios así como las coordinadoras de estos grupos de trabajo, que han coincidido en insistir en que la imagen de este lunes no debería ser una excepción y han pedido a los partidos que busquen fórmulas para que las mujeres puedan seguir llevando sus reivindicaciones a la cámara catalana.

Casi todas las mujeres que han intervenido han destacado el hecho de que, en solo dos semanas, todos los partidos y asociaciones feministas han sido capaces de firmar un manifiesto conjunto de cuatro páginas en el que, entre otras medidas, se reclama una dotación presupuestaria que garantice las políticas de igualdad y que elimine las “bases discriminatorias” del sistema patriarcal.

“En el año 80 teníamos 7 diputadas”, ha recordado la parlamentaria del PP Esperanza García. “Si en dos semanas hemos podido firmar esta declaración ¿Qué no podremos hacer en el futuro si nos ponemos de acuerdo¿”, ha remachado.

La declaración conjunta también reclama que la educación contribuya a cambiar los estereotipos sexistas, la perspectiva de género y que contribuya al uso de un lenguaje más inclusivo. Entre otras reclamaciones, el documento también exige la modificación de la ley 5/2008, del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista, para incluir la violencia institucional y crear un observatorio externo a la Administración Pública que recoja las quejas de las mujeres y las entidades en relación a este tipo de violencia. En el plano de los derechos laborales, el manifiesto demanda que se exija, como mínimo, un 50% de mujeres en los órganos de dirección tanto de las empresas como en la Administración Pública.

“Tenemos todo el derecho a vivir sin miedo, sin amenazas y sin conisiderar habituales algunas violencias cotidianas”, ha señalado la diputada de ERC Jenn Díaz, que el pasado febrero denunció en el Parlament haber sufrido violencia machista.

A pesar del esfuerzo por mostrar una imagen unitaria, la brecha entre los grupos ha sobrevolado el debate en la cámara. Por parte de las diputadas independentistas se ha recordado en varias ocasiones a las “presas políticas”, a las “mujeres en el exilio” y a las parejas de los políticos catalanes en prisión. Cuando ha llegado el turno de Noemí de la Calle, de Ciudadanos, ha empezado su discurso mostrando su apoyo a Montserrat del Toro, la secretaria judicial del 20-S que, según esta diputada, “sufrió acoso por parte de los independentistas”.