Rodalies es un tema recurrente en la política catalana y la posible investidura de Pedro Sánchez con votos independentistas era una ocasión en la que no podía no aparecer. Mientras la negociación sobre la amnistía se va abriendo camino paulatinamente entre el PSOE y, por separado, Junts y ERC, los republicanos llevan semanas redoblando esfuerzos por introducir en las conversaciones carpetas que son de su interés y que les permitirían diferenciarse de la formación de Carles Puigdemont.
Si la semana pasada los dos partidos independentistas lograron consensuar un texto para hablar de la autodeterminación, ahora es el president Pere Aragonès quien ha situado el traspaso de Rodalies, las Cercanías de Renfe en Catalunya, como una condición necesaria ante el PSOE. “Es obligación del Govern destinar todos los esfuerzos en resolver los problemas que sufren cada día miles de personas en el sistema de Rodalies”, ha asegurado.
Las cancelaciones y retrasos que la red de cercanías ha sufrido el lunes y martes de esta semana, que han generado generaron dos nuevos días negros en la movilidad de la capital catalana, han puesto la alfombra para que Aragonès pudiera anunciar este miércoles un pleno monográfico en el Parlament sobre el asunto. Pero Rodalies ya formaba parte de los temas que los republicanos habían señalado como prioritarios ante los negociadores del PSOE desde agosto.
En el esquema de negociación de ERC hay cuatro grandes temas, divididos en dos temas: la cuestión nacional, donde los republicanos quieren hablar de amnistía y referéndum, y los temas de gestión, entre los que subrayan el llamado déficit fiscal y, también, el traspaso del servicio de cercanías. En la última reunión que mantuvo la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, con la consellera de Territori, Ester Capella, el pasado 13 de septiembre, Sánchez rechazó tratar sobre la demanda de traspaso de Rodalies al considerar que no era ella quien debía hablar de cuestiones de negociación entre grupos.
La cosa se ve muy diferente desde el lado de ERC, donde es directamente el Govern quien quiere tomar las riendas de las negociaciones sobre las materias de gestión: trenes y financiación. Según fuentes del Ejecutivo, mientras que el resto de cuestiones se mantienen estáticas en las conversaciones, Rodalies es lo que está ahora en su punto de mira. “La exigencia es el traspaso integral, que es una forma de decir el traspaso de lo máximo que se puede”, explican fuentes del Govern, que reconocen que, pese a que ellos aspiran a que sea la Generalitat quien preste el servicio, lo importante ahora son las inversiones.
Desacuerdo sobre la competencia
Rodalies de Catalunya es un servicio de cercanías que, como todos los servicios ferroviarios, se compone de una infraestructura, que controla la empresa Adif, dependiente del Ministerio, y de un operador, que es Renfe, empresa que también acaba colgando del Ministerio. Sobre el papel, es la Generalitat quien presta el servicio, es decir, quien contrata a Adif y Renfe para utilizar sus vías y mover unos trenes en unas determinadas frecuencias. Pero la realidad es que mientras la competencia se traspasó del Ministerio a la Generalitat en el año 2009, el dinero necesario para poder llevar a cabo este servicio nunca llegó a transferirse, por lo que es Transportes, y no la administración catalana, quien paga a Renfe.
El Ministerio y la Generalitat ni siquiera se ponen de acuerdo en el importe que la administración catalana debería recibir para pagar los servicios de Renfe, lo que se conoce como “déficit de explotación”. La comisión bilateral entre Catalunya y el Estado creó un grupo para determinarlo pero sus trabajos no avanzan. Con todo, determinar y traspasar este importe podría ser una de las tareas más sencillas en las que ERC y el PSOE podrían ponerse de acuerdo.
En el Govern, sin embargo, recalcan que su reclamación es obtener un traspaso completo, también de la infraestructura, de la que es titular Adif. Esta pretensión es mucho más complicada de cumplir, pues supondría tener que transferir también las inversiones necesarias para el mantenimiento y mejora de la red.
Tras un agujero histórico de dos décadas, en las que la red de Rodalies sufrió una desinversión continuada, los expertos coinciden en que en los últimos años el Ministerio ha movilizado recursos y a la red catalana han llegado a 1.000 millones en los últimos dos años. Adif promete que esta cifra se multiplicará por tres hasta 2025. Pero el Govern alega que la Generalitat, como administración más cercana y con capacidad de planificación sobre todo el territorio, debe tener control sobre cómo se gastan estas inversiones y qué se prioriza.
Voces del Ejecutivo catalán hablan de la opción de las comandas de gestión, una fórmula que fue rescatada por ERC en los últimos presupuestos y que implica que el Estado encarga a la Generalitat que haga un trabajo, y le provee fondos, por aceptar que la administración autonómica puede tener más conocimiento, capacidad para llevarlo a cabo o, en última instancia, que conoce mejor cuáles son los intereses de los usuarios catalanes. Una comanda de gestión a través de la cual el departamento de Ester Capella recibiera parte de los 3.000 millones que el Ministerio afirma que desea invertir en Catalunya en los próximos años sería un hito difícil de rechazar para los independentistas.
Pese a esto, fuentes de ERC aseguran que no son optimistas en la negociación sobre Rodalies, porque creen que el PSOE no quiere salirse de la amnistía y da por descontados los votos de los republicanos. “Estamos en una situación peor que la que cree el Gobierno”, alertan desde el partido, que indican que una amnistía dejaría las cosas “en octubre de 2017”, algo a su parecer inaceptable porque debería haber “avances” respecto a esa fecha, de la que acaban de cumplirse seis años.