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OPINIÓN

Los niños y niñas quieren más tiempo libre y más libertad para decidir en qué invertirlo

Investigadora colaboradora del Institut Infància i Adolescència de Barcelona
Niños dibujando. EFE/Daniele Volpe
24 de noviembre de 2020 09:48 h

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El ámbito con el que los niños se muestran menos satisfechos es el iempo. Concretamente, la mitad de los niños y niñas no están suficientemente satisfechos con su tiempo libreQuerrían tener más tiempo y más margen de libertad para decidir en qué invertirlo. Así se desprende del programa de investigación Hablan los niños y niñas: el bienestar subjetivo de la infancia en Barcelona impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona a través del Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona, que ha permitido preguntar por primera vez a una muestra amplia y representativa de niños y niñas de la ciudad (y no a las personas adultas que los cuidan) “¿Como estás?” y “¿Qué podemos hacer para que estés mejor?”. Con este programa el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha un mecanismo de amplio alcance social al que han participado el 15% de los niños y niñas de entre 10 y 1 2 años de la ciudad. Asimismo, para España en general, se confirma en el último informe de Children's World, en el que el tiempo libre y sus usos también están muy mal valorados.   

Los horarios escolares, la cantidad de deberes que tienen y el volumen de actividades extraescolares que hacen dejan a los niños poco tiempo libre para otras cosas que les satisfacen más: quieren más tiempo para estar con sus padres y/o madres y más tiempo para jugar al aire libre en compañía de otros niños y niñas. L a mayoría aseguran que la familia y los amigos y amigas son aspectos esenciales para estar contentos con la vida, y también poder disfrutar de un mayor grado de autonomía. De hecho, estas son tres de las once demandas de los niños y niñas para mejorar su bienestar recogidas en la Agenda de los niños del programa Hablan los niños y niñas.

Hay que hacer compatible el trabajo con dedicar tiempo de calidad a los hijos e hijas, sin reproducir desigualdades de género

Los niños lamentan que los padres y/o madres tengan poco tiempo para pasar en familia porque trabajan muchas horas. “Mis padres trabajan bastante y muchas veces no tienen tiempo para mí, pero me gustaría que cuando tuvieran tiempo libre, que pasáramos más tiempo juntos. Lo que pasa es que entre semana es aún más difícil”, afirma Valèria del barrio de Sant Andreu, en Barcelona.

Ya hace algunos años que se debate sobre la dificultad para conciliar trabajo y vida familiar. ¿Es necesario hacer reuniones hasta altas horas de la noche? ¿Trabajar más horas implica ser más eficientes? Iniciativas como el Pacto del tiempo de Barcelona, impulsado por el Ayuntamiento, el Pacto por la Reforma Horaria en Cataluña o la nueva Ley de tiempo corresponsable para garantizar la conciliación y el Pacto nacional para los cuidados que impulsará el Gobierno promueven una organización del tiempo más saludable, igualitaria y eficiente. En este marco, se promueve que las empresas tengan horarios más racionales y saludables, con jornadas laborales más compactas y flexibles, facilitando el teletrabajo y evitando desplazamientos, con el objetivo de que las personas trabajadoras puedan hacer compatible el trabajo con sus necesidades vitales como es el cuidado de los hijos e hijas. Las empresas comprometidas con el Pacto del tiempo demuestran que los beneficios de facilitar la conciliación laboral y personal mejoran el clima laboral, la satisfacción y la productividad.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no sean únicamente las madres las que respondan a la necesidad de los hijos de pasar más tiempo con sus familias, a fin de no reproducir desigualdades de género. A menudo son las que piden excedencias o reducen sus jornadas (con la repercusión que ello tiene a nivel de su salario, proyección profesional y futura pensión) para hacer compatible el trabajo con el cuidado de los hijos e hijas. Por ello, la transformación del ámbito laboral debe implicar un cambio para todo el mundo, hombres y mujeres, facilitando que la esfera laboral sea compatible con tener tiempo de calidad para los niños y niñas. Experiencias piloto de semanas de 30 horas con igual salario como las realizadas en Suecia, Bélgica o recientemente en algunas empresas españolas, ponen de relieve la importancia de este debate en nuestra sociedad, y la necesidad de avanzar hacia jornadas donde podamos armonizar las diferentes facetas de nuestra vida sin que el mundo laboral ocupe la centralidad. Además, se trata de experiencias que no reproducen desigualdades, ya que las mujeres no se encuentran con la necesidad de modificar sus jornadas laborales; el trabajo es un ámbito más del día a día compatible con la vida cotidiana.

Es necesario transformar los horarios escolares y tener más espacios de juego y encuentro al aire libre

Los niños y niñas creen que pasan demasiadas horas en el colegio, y que los deberes y el exceso de actividades extraescolares van en detrimento de su tiempo libre para jugar y estar con la familia y los amigos y amigas. “En el cole estamos 8 horas y se gasta mucho tiempo y después, además, te ponen deberes. ¿No hay suficiente tiempo en el cole? ”, se pregunta el Tiago del barrio barcelonés del Eixample. En este sentido, la Fundación Jaume Bofill y la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña han elaborado la guía Educación a la hora, otros horarios escolares son posibles, una propuesta de horarios escolares para la educación integral, la equidad y el bienestar de las niñas, niños y adolescentes. Por un lado, esta propuesta de horarios contempla un tiempo máximo de estancia en el centro para no alargar en exceso los horarios del alumnado y asegurar su tiempo libre, el descanso y la vida familiar (en primaria se prevé una oferta de actividades no lectivas hasta las 18h como máximo). Por otro lado, el centro propone unos horarios escolares más equitativos, con actividades extraescolares accesibles para todo el alumnado y la inclusión de un acompañamiento en la realización de deberes, refuerzo escolar y estudio asistido dentro del horario para que cualquier alumno pueda terminar su jornada escolar sin llevarse tareas para hacer en casa. Los horarios actuales sólo aseguran el acceso del alumnado a las actividades lectivas y no garantizan un acceso equitativo a las actividades no lectivas ya que las extraescolares dependen, básicamente, de las posibilidades económicas de cada familia.

Los niños y niñas creen que pasan demasiado tiempo en la escuela y, también, consideran que pasan poco tiempo jugando al aire libre, una necesidad específica de la infancia que solamente puede cumplirse si las ciudades ofrecen espacios de juego diversos, seguros, de calidad y cercanos. En el caso de Barcelona, por ejemplo, casi la mitad de los niños y niñas no están suficientemente satisfechos con los espacios para jugar y divertirse que hay en su barrio. Aunque proponen tener más relación con otros niños del barrio, se encuentran con la dificultad de que hay pocos espacios de juego y de encuentro. En esta línea, el Ayuntamiento de Barcelona, a través del Instituto Infancia y Adolescencia, ha impulsado el Plan del juego en el espacio público con horizonte 2030 para facilitar el derecho al juego y al tiempo libre de niños y adolescentes, haciendo una ciudad más amiga de la infancia, más saludable, inclusiva y sostenible. El Plan del juego aporta un nuevo concepto de infraestructura lúdica que analiza por primera vez todo lo que ofrece la ciudad para el juego y la actividad física al aire libre con una mirada amplia que trasciende las áreas de juego. Además, incluye una mirada específica a los barrios más desfavorecidos, ya que los niños y niñas de estos barrios, a pesar de jugar más en la calle, están menos satisfechos con los usos de su tiempo. Hacen menos actividades de ocio dinamizado y acompañado, se sienten más aburridos que otros niños y niñas y no se lo pasan tan bien con sus familias.

La covid-19 ha agravado déficits de tiempo en familia y de tiempo al aire libre

Cabe decir que la crisis que estamos viviendo a raíz de la covid-19 está agravando la situación de la infancia y sus familias y está poniendo los derechos de la infancia contra las cuerdas. Se producen transformaciones en el ámbito laboral, como el avance del teletrabajo, pero el cierre inicial de las escuelas y las actuales cuarentenas cuando surgen casos positivos en los grupos agravan la ya difícil conciliación laboral y de cuidado de las familias (especialmente en el caso de las mujeres), empeorando el tiempo de calidad dedicado a los hijos e hijas. Debemos evitar caer en el error de pensar que a más teletrabajo mejor conciliación. Esto sólo es así si los hijos están en la escuela. Tampoco podemos presuponer, como nos han recordado algunos niños en tiempo de confinamiento, que el teletrabajo implique que los padres y madres pasen más tiempo con sus hijos. El teletrabajo con los hijos e hijas en casa a menudo se acaba traduciendo en más presión para las familias y peor atención a los niños. Por otra parte, en el ámbito laboral, la destrucción de puestos de trabajo está impactando gravemente en las familias y haciendo aumentar la pobreza infantil que, ya antes de la pandemia, afectaba a 3 de cada 10 niños y niñas en España. 

En el ámbito escolar, la educación a distancia agrava las desigualdades en la infancia, ya que no todas las familias pueden ofrecer a sus hijos un apoyo adecuado en la realización de los deberes y las tareas escolares (además de las desigualdades en el acceso a Internet y dispositivos móviles).

En cuanto a los espacios de juego, los niños también se han visto perjudicados a la hora de poder salir a la calle durante el confinamiento y espacios como los parques infantiles se han visto la imitados o cerrados, lo que ha supuesto déficits de juego al aire libre y un aumento de las desigualdades entre la infancia. El confinamiento nos ha mostrado el importante papel del espacio público como igualador de las oportunidades en juego y salud de los niños (especialmente en barrios con viviendas pequeños y/o carentes de luz y de salidas al exterior).

Avanzar en los cambios desde la corresponsabilidad

E l factor tiempo, pues, es un aspecto clave para mejorar el bienestar de la infancia que se debe  abordar desde múltiples vertientes y desde la corresponsabilidad de los diferentes agentes sociales. La administración pública, en tanto que puede impulsar estrategias para dar respuesta a las demandas de la infancia; las empresas porque la transformación del ámbito laboral es imprescindible para hacer compatible el trabajo con el cuidado de los hijos e hijas y dedicarles el tiempos de calidad que piden; las escuelas porqué cambiar los horarios escolares y reducir el volumen de deberes también es necesario para asegurar el tiempo libre, el descanso y la vida familiar; y las familias, porque son ellas las que pueden priorizar el tiempo de juego y ocio de los sus hijos e hijas con otros niños y el tiempo de calidad en familia.

Una de las experiencias que más impactan en el bienestar de los niños es precisamente tener tiempo para relajarse, hablar y pasarlo bien con la familia. Los niños que tienen este tiempo y estas experiencias se muestran más satisfechos con su vida en global. Se trata de tener horarios laborales más compactos y racionales que permitan tanto a las mujeres como a los hombres tener tiempo para estar con los hijos.

Sin olvidar el papel de los niños y niñas, de hecho, ellos mismos dicen: “no debemos dedicar tanto tiempo a los videojuegos, a mirar la televisión, a las redes sociales o al móvil para poder estar más con los amigos y con la familia. También tenemos que ayudar a los padres y madres a hacer las tareas del hogar para que tengan más tiempo para estar con nosotros”.

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