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Catalunya y España, cada vez más lejos

Catalunya es tan plural como hace medio año. Ni más ni menos. En el espacio que va del 20-D a la repetición de elecciones, En Comú Podem ha revalidado la victoria y Esquerra Republicana ha mantenido su liderazgo independentista. Convergència, el gran partido tradicional del poder en Catalunya, ha resistido únicamente con sus siglas, sin el paraguas de coaliciones. Ciudadanos mantienen su posición y el PP de Fernández Díaz incluso logra arrebatar un escaño a los socialistas.

El mapa político catalán es más plural y estable que el dibujado en el resto de España. Una vez más, Catalunya se aleja de una España donde el Partido Popular se afianza como primera fuerza. Donde Podemos, el gran aliado para lograr un posible referéndum, descubre de nuevo su techo electoral. Podemos no tiene fuerza suficiente para hacer posible la reivindicación del referéndum. El independentismo, que ahora volvía a considerar la consulta como una puerta de salida del laberinto, ha descubierto de golpe que todo era un espejismo: los resultados en España van en dirección contraria. De aquí que el independentismo proclame de nuevo que en España no hay solución posible a sus aspiraciones.

El ‘factor Catalunya’ volverá a ser decisivo a la hora de configurar una mayoría alternativa al Partido Popular. Porque la única opción de desbancar al Partido Popular pasa por la implicación de las fuerzas soberanistas catalanas, lo que resulta inaceptable para buena parte de la cúpula del PSOE y para los poderes económicos y mediáticos. Como ocurrió durante las negociaciones que siguieron al 20-D, el ‘factor Catalunya’ puede ser el mejor aliado de Mariano Rajoy. Y viceversa. Un nuevo Gobierno del PP es la mejor baza para reafirmar las convicciones independentistas de una parte muy significativa de la sociedad catalana. El 26-J podía ser una ocasión para acercar Catalunya a España. Y ha ocurrido todo lo contrario. Hoy las dos realidades están aún más alejadas.

Catalunya es tan plural como hace medio año. Ni más ni menos. En el espacio que va del 20-D a la repetición de elecciones, En Comú Podem ha revalidado la victoria y Esquerra Republicana ha mantenido su liderazgo independentista. Convergència, el gran partido tradicional del poder en Catalunya, ha resistido únicamente con sus siglas, sin el paraguas de coaliciones. Ciudadanos mantienen su posición y el PP de Fernández Díaz incluso logra arrebatar un escaño a los socialistas.

El mapa político catalán es más plural y estable que el dibujado en el resto de España. Una vez más, Catalunya se aleja de una España donde el Partido Popular se afianza como primera fuerza. Donde Podemos, el gran aliado para lograr un posible referéndum, descubre de nuevo su techo electoral. Podemos no tiene fuerza suficiente para hacer posible la reivindicación del referéndum. El independentismo, que ahora volvía a considerar la consulta como una puerta de salida del laberinto, ha descubierto de golpe que todo era un espejismo: los resultados en España van en dirección contraria. De aquí que el independentismo proclame de nuevo que en España no hay solución posible a sus aspiraciones.