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Golpe de efecto

El 23-F ha sido siempre una verdad mal contada, es decir, lo que en psicología resulta una gran mentira. Entonces, y con más razón, sorprende el desgarro de vestiduras que medio país ha hecho después de la emisión del especial Operación Palace, el falso documental firmado por el periodista Jordi Évole y dedicado a la tentativa golpista.

El especial puede aguantar verosimilitud hasta la idea de contratar a Flotats para dirigir el teatralizado intento de golpe de estado. La ficción va precisamente de eso: dado el convulso momento que atraviesa el país (1981), el Gobierno de Suárez se reúne con los principales actores políticos en el Hotel Palace, y entre todos deciden adelantarse al peligro y falsear la tentativa finalmente dirigida por José Luis Garci. En el reparto aparecen celebridades como Joaquín Leguina, Federico Mayor Zaragoza, Iñaki Anasagasti, Jorge Verstrynge, Felipe Alcaraz, Iñaki Gabilondo y Fernando Ónega, entre otros.

Con una extraordinaria puesta en escena, Évole embauca con la precisión de un mago. De entrada, te lo crees porque es él, porque la gente que sale es seria, porque la recreación es impecable y porque la voz narradora cierra con increíble solvencia. Lo que se dice es inverosímil desde el minuto cero, pero también sabes que el conejo del mago no puede desaparecer y desaparece, y el espectáculo te deja boquiabierto. Además, la solvencia de España no vive su mejor época y todo ello hace que el espectador vaya tragando programa hasta que la sátira lo despierta.

Al finalizar el documental, Jordi Évole confirma la farsa y pide disculpas. A partir de aquí, elogios y críticas adulan y golpean al periodista. Seguramente no es para tanto, ni para tan poco. A un segmento bastante amplio del país le cuesta reírse de uno mismo. Esto hace que los espectadores afectados hayan valorado su descontento en función del tiempo que han tardado en darse cuenta de la falsedad del documental: cuanto más han tardado en descubrir el truco más ridículos se han sentido y más indignados se han mostrado. Por otra parte, el éxito de Évole no gusta en según qué cátedras periodísticas, que no han desaprovechado la oportunidad de ofenderse. Y al otro lado hay un ejército de fieles seguidores que se multiplican en torno al proyecto de Salvados -domingo fueron más de cinco millones.

Vivimos bombardeados de falsas noticias. Estas nos las cuelan por tierra, mar y aire. Cuesta discernir el bien del mal periodístico. Al menos el de Évole venía con certificado de falsedad. Se agradece. Además, también nos ha permitido discutir un poco del oficio.

¿Pero y si alguien se durmió antes de terminar el programa?

El 23-F ha sido siempre una verdad mal contada, es decir, lo que en psicología resulta una gran mentira. Entonces, y con más razón, sorprende el desgarro de vestiduras que medio país ha hecho después de la emisión del especial Operación Palace, el falso documental firmado por el periodista Jordi Évole y dedicado a la tentativa golpista.

El especial puede aguantar verosimilitud hasta la idea de contratar a Flotats para dirigir el teatralizado intento de golpe de estado. La ficción va precisamente de eso: dado el convulso momento que atraviesa el país (1981), el Gobierno de Suárez se reúne con los principales actores políticos en el Hotel Palace, y entre todos deciden adelantarse al peligro y falsear la tentativa finalmente dirigida por José Luis Garci. En el reparto aparecen celebridades como Joaquín Leguina, Federico Mayor Zaragoza, Iñaki Anasagasti, Jorge Verstrynge, Felipe Alcaraz, Iñaki Gabilondo y Fernando Ónega, entre otros.