Artur Mas ha puesto en práctica seguramente las teorías sobre liderazgo de Bridges y Mitchell, dos expertos estadounidenses en desarrollo del liderazgo y autores de un estudio que ellos bautizaron como “Lecciones del desierto”. Y, no en vano, cuando el president de la Generalitat fue invitado a dar una conferencia en Esade en 2009, en el programa “Momentos de Liderazgo”, él utilizó la expresión de la travesía del desierto; por aquel entonces no hacía metáforas náuticas como ahora y, sí en cambio, hablaba del desierto en estos términos: “Se pueden hacer dos tipos de travesía del desierto: con camellos y cantimplora, o sin ellos. CiU no contó durante los siete años de oposición con ningún refugio o plataforma de poder (ayuntamientos grandes, diputaciones…)”. Dadas las circunstancias, Artur Mas reconocía ante el auditorio de empresarios y estudiantes, que lo lógico era que tras estos siete años estuvieran muertos. La razón por la que no habían llegado exhaustos a las puertas de la crisis del Tripartito en la Generalitat la defendió con este argumento: “Porque CiU ha tenido un importante grupo de gente al lado, empujando, mucha de ella anónima, y porque en la arquitectura emocional del liderazgo ha habido siempre un mecanismo de autodefensa para hacer frente a la adversidad”.
No olvidemos que unos años antes, Artur Mas había dado una conferencia en el Palau de Congressos de Barcelona bajo el epígrafe: “Dret a decidir. Catalunya sense límits”. Sin duda, esta conferencia fue el pistoletazo que utilizó Mas para iniciar su “travesía del desierto” y abrir el camino hacia un país soberanista.Un camino, por tanto, que parte hace casi diez años y en el que, como él reconoce, no ha estado solo.
La teoría de “Lecciones del desierto” establece una serie de puntos para llegar a buen término. Aquí reproduciremos unos cuantos que se ajustan totalmente a la estrategia que ha seguido el President de la Generalitat en los últimos dos años de gobierno.
- Convencer a los seguidores de que hay que dejar atrás la antigua situación y dejar claro que no habrá vuelta atrás.
- Hacer “foc nou”, es decir, crear un nuevo equipo de gente preparada para tomar decisiones en la nueva situación
- Aprovechar el desierto para hacer y comunicar los cambios. Es en el desierto donde residen los cambios más importantes
- Resistir la impaciencia, porque el desierto es largo; interiorizar la serenidad, la modestia y la humildad
- Al llegar a la tierra prometida, establecer un nuevo comienzo quizá poniendo al frente del gobierno a gente diferente, con otras competencias, aunque eso signifique violentar las expectativas de algunos de los más leales y comprometidos durante los momentos más críticos delatravesía.
Artur Mas, una vez ha superado la prueba ante la ciudadanía y partidos pro consulta el pasado 9 de noviembre, lanza ahora una plataforma unitaria que se aleja de Convergència y más si cabe, de Unió. Si nos fijamos, Mas debe considerar que está a las puertas de la “tierra prometida” y, por tanto, pone de relieve uno de los últimos puntos del estudio, formar un nuevo gobierno y dejar atrás dirigentes que le han ayudado en el camino. Llegados a este punto, Bridges y Mitchell insisten en que se ha de saber muy bien comunicar el nuevo programa y el plan, para que el liderazgo político triunfe. Por tanto, cabe esperar de Artur Mas que a partir de ahora empiece a hacer pedagogía sobre su proyecto político, dado que hasta el día de hoy ha seguido casi a rajatabla los dictados de esta teoría. Su reto: saber comunicar el proyecto a toda la ciudadanía.
Artur Mas ha puesto en práctica seguramente las teorías sobre liderazgo de Bridges y Mitchell, dos expertos estadounidenses en desarrollo del liderazgo y autores de un estudio que ellos bautizaron como “Lecciones del desierto”. Y, no en vano, cuando el president de la Generalitat fue invitado a dar una conferencia en Esade en 2009, en el programa “Momentos de Liderazgo”, él utilizó la expresión de la travesía del desierto; por aquel entonces no hacía metáforas náuticas como ahora y, sí en cambio, hablaba del desierto en estos términos: “Se pueden hacer dos tipos de travesía del desierto: con camellos y cantimplora, o sin ellos. CiU no contó durante los siete años de oposición con ningún refugio o plataforma de poder (ayuntamientos grandes, diputaciones…)”. Dadas las circunstancias, Artur Mas reconocía ante el auditorio de empresarios y estudiantes, que lo lógico era que tras estos siete años estuvieran muertos. La razón por la que no habían llegado exhaustos a las puertas de la crisis del Tripartito en la Generalitat la defendió con este argumento: “Porque CiU ha tenido un importante grupo de gente al lado, empujando, mucha de ella anónima, y porque en la arquitectura emocional del liderazgo ha habido siempre un mecanismo de autodefensa para hacer frente a la adversidad”.
No olvidemos que unos años antes, Artur Mas había dado una conferencia en el Palau de Congressos de Barcelona bajo el epígrafe: “Dret a decidir. Catalunya sense límits”. Sin duda, esta conferencia fue el pistoletazo que utilizó Mas para iniciar su “travesía del desierto” y abrir el camino hacia un país soberanista.Un camino, por tanto, que parte hace casi diez años y en el que, como él reconoce, no ha estado solo.