Catalunya Opinión y blogs

Sobre este blog

En medio del bien y del mal (notas sobre el Parlamento Europeo)

El cómo hacer otra política se impone, cada vez más, a los que no sabían qué hacer con la política de siempre.

La política que oye (y ve) a los demás acabará derrotando a la política que únicamente se oye (y se ve) a sí misma.

La plutocracia seguirá mandando… sólo que estará obligada a usar la traducción simultánea.

Hasta ahora, en el Parlamento Europeo se escuchaban muchos idiomas, desde ahora se escucharán muchos lenguajes. Le ha llegado su momento de Babel ideológico.

Ante Syriza o el Frente Nacional de Francia, el Bloque Liberal-Socialdemócrata entendía que era de mal gusto, siquiera, conocerlos. Ahora no tiene otro remedio que tener el gusto de reconocerlos.

Por eso, los partidos tradicionales han pasado de anunciar la Gran Colisión a soñar con la Gran Coalición.

Si la vieja política llegó a esconderse detrás de una pantalla, la nueva política ha demostrado que puede llegar a imponerse desde ella.

De tanto mirárselo, la vieja política acabará precipitándose por su propio ombligo.

Se nos dice que los radicales crecen por todos los flancos, pero… ¿qué puede esperarse cuando el centro, ese ombligo, es lo más parecido a un agujero negro?

Lo que llamamos “el advenimiento de los radicales” tal vez sea mejor definirlo como la eclosión de los periféricos. El radicalismo ya estaba insertado en El Sistema, lo que pasa es que ahora se ha explayado por todos sus confines.

Los representantes de la vieja política no sólo están aferrados al poder; también están aferrados a la oposición.

La crisis de la representación es también la crisis de los representantes… y la de los representados.

La abstención en política es como la abstención en el sexo o en el alcohol: cuando recaes, lo haces a lo bestia.

La vieja política estaba encantada de que la gente pasara de ella, ahora está aterrada de que pase sobre ella.

Por un momento, Europa se ha parecido más a los países que sus estados nacionales.

El Parlamento Europeo vivió demasiado tiempo de expandir sus políticas, pero se ha producido un cambio energético con la implosión de las políticas en el Parlamento Europeo.

La vieja política se sintió tan cómoda anunciando el Apocalipsis, como ahora se siente incómoda lidiando con la Apoteosis.

“Poder” no es otra cosa que poder tener poder.

El cómo hacer otra política se impone, cada vez más, a los que no sabían qué hacer con la política de siempre.

La política que oye (y ve) a los demás acabará derrotando a la política que únicamente se oye (y se ve) a sí misma.