Los trabajadores de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), los empleados de metro y autobuses, han decidido dedicar su campaña solidaria de este año al lema Muévete por los mayores, con acciones de sensibilización durante tres meses sobre los problemas de soledad y marginación social de los ancianos. No podían elegir mejor, la misma semana en que los presupuestos del Estado para 2014 anuncian un recorte de casi un 50 % de las aportaciones a la dependencia y la consejería de Bienestar Social de la Generalitat la prolongación sine die de su suspensión temporal, vigente desde el mes de julio, del pago de la ayuda a los dependientes, una cantidad que a menudo marca la diferencia económica entre poder ingresar o no en un centro geriátrico concertado.
La crisis económica provocada por el desbarajuste financiero no solo se ceba de forma brutal sobre las rentas más bajas que tienen menos responsabilidad en la situación (26 % de la población activa en paro), sino que lo hace sobre la parte más vulnerable de la sociedad: los jóvenes (recortes educativos, 57 % de paro juvenil) y los mayores (recortes sociosanitarios, reforma de las pensiones con pérdida seca de poder adquisitivo). Por el contrario, la Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada por el Parlament de Cataluña estipula la prioridad del pago a los bancos de los intereses de la deuda pública y ni se habla de reforma fiscal que haga cumplir las leyes tributarias redistributivas a quienes tienen mayor responsabilidad en la situación y más recursos. Pago puntual a los bancos, ausencia de reformas, jóvenes desocupados y viejos desprotegidos marcan el grado de indecencia en la distribución social del peso de la crisis, las cuatro puntas de la categoría moral del sistema que los ciudadanos votamos de forma periódica y teóricamente democrática, es decir a favor de la mayoría.
Los trabajadores de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), los empleados de metro y autobuses, han decidido dedicar su campaña solidaria de este año al lema Muévete por los mayores, con acciones de sensibilización durante tres meses sobre los problemas de soledad y marginación social de los ancianos. No podían elegir mejor, la misma semana en que los presupuestos del Estado para 2014 anuncian un recorte de casi un 50 % de las aportaciones a la dependencia y la consejería de Bienestar Social de la Generalitat la prolongación sine die de su suspensión temporal, vigente desde el mes de julio, del pago de la ayuda a los dependientes, una cantidad que a menudo marca la diferencia económica entre poder ingresar o no en un centro geriátrico concertado.
La crisis económica provocada por el desbarajuste financiero no solo se ceba de forma brutal sobre las rentas más bajas que tienen menos responsabilidad en la situación (26 % de la población activa en paro), sino que lo hace sobre la parte más vulnerable de la sociedad: los jóvenes (recortes educativos, 57 % de paro juvenil) y los mayores (recortes sociosanitarios, reforma de las pensiones con pérdida seca de poder adquisitivo). Por el contrario, la Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada por el Parlament de Cataluña estipula la prioridad del pago a los bancos de los intereses de la deuda pública y ni se habla de reforma fiscal que haga cumplir las leyes tributarias redistributivas a quienes tienen mayor responsabilidad en la situación y más recursos. Pago puntual a los bancos, ausencia de reformas, jóvenes desocupados y viejos desprotegidos marcan el grado de indecencia en la distribución social del peso de la crisis, las cuatro puntas de la categoría moral del sistema que los ciudadanos votamos de forma periódica y teóricamente democrática, es decir a favor de la mayoría.