En la Pariser Platz de Berlin, la plaza que quedó desierta rodeada por el muro y que hoy es uno de los símbolos de la reconciliación, escuchábamos el viernes 11 de noviembre a Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz en 2006 y uno de los principales difusores de los microcréditos y de las empresas sociales. Él también habló de muros, de los que se levantarán debido al odio, la rabia, la desesperación, la impotencia que puede llegar a generar la tendencia creciente de las desigualdades sociales.
Yunus recordó los datos preocupantes que presenta el informe de Oxfam “Una economia al Servicio del 1%”, a saber, que 62 personas poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Además, la tendencia de las últimas décadas ha sido de un incremento de la desigualdad, ampliándose la riqueza de unos y siendo más pobres los otros.
Yunus es una persona de una humildad extraordinaria, hablando de su aportación a los microcréditos, afirmaba “sólo hice aquello que surgió de mí naturalmente”, refiriéndose a su aportación de capital a una mujer de Bangladesh ahogada en la pobreza por un sistema de préstamos usureros. Lo que más preocupa a Yunus es poder solucionar problemas, en el trato personal también se ve su tendencia a la acción: escucha a los otros y da consejos; y lo hace con delicadeza, pero con determinación, sin dar órdenes, como si sugiriera las cosas.
De su voluntad de resolver problemas nace todo el sistema de empresas sociales, que se basa en criterios que sustentarían una nueva manera de hacer economía. Según él mismo, “como profesor de economía, soy una persona totalmente inútil, porque el tema que enseño no tiene ninguna utilidad para las personas pobres que viven en el pueblo vecino a la universidad”. Pero su voluntad no se limita a querer mejorar las situaciones y va un paso más allá: quiere generar cambios. La resolución de necesidades sociales la podemos ver desde un punto de vista asistencialista, en el sentido de aliviar las situaciones de vulnerabilidad o desde un punto de vista transformador, intentando combatir la raíz del problema.
En las empresas sociales promovidas por Yunus, primero se alivian situaciones de necesidad, que seguramente es un primer paso imprescindible, pero después busca generar cambios más profundos. Se empieza con una intervención en el ámbito económico, energético, de salud y una vez las personas están implicadas y han mejorado las condiciones básicas de vida, aprovecha para dar pasos más allá que generen transformación. Por ejemplo, el Grameen bank no se ha limitado a ofrecer microcréditos sin aval, proporcionando acceso a recursos sin condiciones usureras. Partiendo de la vinculación con las mujeres que han pedido microcréditos, se han derivado diversas acciones con contenido transformador. Veamos algunos de los ejemplos de estas acciones transformadoras.
En primer lugar, el ya conocido empoderamiento de las mujeres, que son las principales receptoras de microcréditos. Muhammad Yunus también lo aplica al Yunus Center, del que la principal responsable es una mujer, Lamiya Morsheed.
En segundo lugar, el hecho de que el propio banco es propiedad de personas pobres, muchas de ellas analfabetas. La transformación desde la propiedad es uno de los factores fundamentales de camino hacia un nuevo sistema económico. También en nuestro contexto, las iniciativas más transformadoras son aquellas que avanzan hacia un cambio en la estructura de propiedad de la empresa. Una gestión democrática y la reinversión de los beneficios en la propia actividad son los pilares de una nueva manera de crear empresa.
En tercer lugar, fomenta el ahorro entre los prestatarios del banco. Esto no solo tiene un efecto económico, si no mucho más importante, sobre cómo estas personas son vistas y tratadas. A estas mujeres ya no las podemos llamar “prestamistas” si no “prestatarias”; ya no son las que deben dinero, si no las que tienen ahorros en el banco. Los cambios en el lenguaje forman parte de las transformaciones más profundas ya que modifican los imaginarios sociales.
En cuarto lugar, el fomento de la educación de los hijos/as de las clientas del Grameen Bank. Yunus explicaba la emocionante historia de una madre clienta del Grameen Bank que había conseguido que su hija estudiara medicina y obtuviera un doctorado. Él afirmaba que miraba a la hija con un doctorado y a la madre analfabeta y pensaba “su madre podría haber sido médico, la hija no es más inteligente. La madre nunca tuvo la oportunidad”. Para concluir, que “la pobreza no es creada por la gente, le es impuesta”.
Yunus cree necesario un cambio en el sistema económico y en el sistema financiero para generar un cambio social y conseguir un mundo sin pobreza, sin desigualdad y sin contaminación. Este cambio social puede venir por las empresas sociales, pero será importante generar empresas sociales que más allá del impacto social directo, transformen la sociedad desde los valores, desde las tradiciones, desde el pensamiento, des de las maneras de hacer, des de los imaginarios que hacen que no nos rebelemos cada día delante de la pobreza y la desigualdad. Debemos crear un nuevo sistema económico que no imponga la pobreza a nadie, y las empresas sociales pueden ser un primer paso.