Es una tragedia que aquellos que representan hoy en Catalunya a Podemos y a otros partidos de izquierda, y que se presentan a las elecciones bajo las siglas de En Comú Podem, no manifiesten de forma nítida y expresa que el proyecto político que defienden no tiene por finalidad la independencia, que no están de acuerdo con la ruptura sino que, al contrario, quieren seguir formando parte de España para, junto con todos los que habitan en ella y comparten los mismos ideales, colaborar en aras de una sociedad más justa y democrática.
Sería bueno que dijeran en alto, por ejemplo, que les parece bien que los impuestos que pagan al estado se destinen a políticas públicas y sociales cuyos destinatarios sean todas las personas que viven en cualquier ciudad española. O que carece de sentido intentar construir una vida y un proyecto social y político en común en los que las necesidades básicas y los derechos y libertades fundamentales estén garantizados para todos sin contar con la participación y la implicación de los que hoy ya integramos una comunidad política en España, sin fronteras físicas y legales y con instrumentos de comunicación y de trabajo que están al alcance de todos.
Es necesario, imprescindible, que se diga todo esto porque no es suficiente con reivindicar un referéndum mediante el que los habitantes de Catalunya expresemos nuestra voluntad sobre lo que quiere el independentismo, un derecho de participación y de voto con el que una gran mayoría de personas que vivimos en tierras catalanas estamos de acuerdo.
Muchos de los queremos seguir formando parte de los proyectos sociales y políticos, de los desafíos y de las propuestas que surjan en otras ciudades de la península, necesitamos tener claro si aquellos que nos van a representar, además de exigir el derecho a pronunciarnos en un referéndum, tienen la intención de seguir formando parte de esos proyectos en común con otros españoles o si lo quieren es crear una barrera. No basta con que nos lo digan líderes de Podemos o de otros partidos que no son candidatos por Catalunya.
A aquellos que nos identificamos y que queremos formar parte de una izquierda transformadora, que entendemos que tenemos que estar día tras día en la lucha por las personas y sus necesidades, por un trabajo digno para todos, contra la corrupción y por la construcción de un sistema político más democrático y más justo que ponga freno y controle a los poderes económicos salvajes del capital, nos preocupa que los que ahora nos quieren representar desde En Comú Podem vuelvan a cometer el mismo error que cometió Catalunya Sí que es Pot en las últimas elecciones autonómicas.
Que escondan bajo el reclamo de un referéndum lo que verdaderamente piensan y que no nos digan si podemos en común con los españoles o sólo en común con los catalanes. Sería un tragedia que ahora, cuánto más las sociedades española y catalana necesitan cambios profundos en las políticas públicas y en las instituciones de gobierno con el fin de poner en marcha transformaciones sustantivas a nivel constitucional, social y político, por falta de un mensaje claro y transparente en la cuestión de con quién en común, las personas que buscamos y queremos estos cambios no consigamos un buen resultado en votos que permita impulsar con fuerza el proyecto social y político que responda a los intereses de los excluidos y más necesitados en todo el territorio español.
Es una tragedia que aquellos que representan hoy en Catalunya a Podemos y a otros partidos de izquierda, y que se presentan a las elecciones bajo las siglas de En Comú Podem, no manifiesten de forma nítida y expresa que el proyecto político que defienden no tiene por finalidad la independencia, que no están de acuerdo con la ruptura sino que, al contrario, quieren seguir formando parte de España para, junto con todos los que habitan en ella y comparten los mismos ideales, colaborar en aras de una sociedad más justa y democrática.
Sería bueno que dijeran en alto, por ejemplo, que les parece bien que los impuestos que pagan al estado se destinen a políticas públicas y sociales cuyos destinatarios sean todas las personas que viven en cualquier ciudad española. O que carece de sentido intentar construir una vida y un proyecto social y político en común en los que las necesidades básicas y los derechos y libertades fundamentales estén garantizados para todos sin contar con la participación y la implicación de los que hoy ya integramos una comunidad política en España, sin fronteras físicas y legales y con instrumentos de comunicación y de trabajo que están al alcance de todos.