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Renfe nos maltrata [borrador]

Señoras y señores. Estamos ante una nueva jornada solemne, ilusionante. Este 26 de octubre volvemos a ser un solo pueblo, una sola voz clamando contra la opresión. Los políticos, los empresarios, las entidades civiles, la intelligensia, en definitiva, toda la sociedad (la que cuenta, al menos) alzando el puño contra la madre de todos los desprecios españoles hacia nuestra tierra: la red de Cercanías [nuevo comentario: mejor poner “la Renfe”, que a oídos de un buen catalán suena tan rematadamente mesetaria como el toro de Osborne, la cabra de la legión, la Roja o el kilómetro cero de la Puerta del Sol].

Desde hace muchos años sabemos que en Catalunya los trenes de Cercanías no se averían por causas, llamémosles, naturales. Se averían porque las máquinas y los vagones son chatarra móvil y porque las catenarias son de los tiempos de la república. La primera, claro. En Catalunya los trenes no llegan a la hora porque existe una voluntad premeditada del Estado de asfixiar a los catalanes por el simple hecho de serlo. No le busquen más explicaciones; ni ladrones de cobre, ni inclemencias meteorológicas ni gente que se tira a las vías. Todo catalán es sospechoso del delito de sedición y por ello nuestra penitencia es ser la comunidad más castigada por Renfe [nuevo comentario: preparar argumentos por si a algún periodista se le ocurre recordar que los peores accidentes ferroviarios han ocurrido en Galicia, o que en Granada se han pasado más de un año sin cercanías por culpa de las obras del AVE].

Y los que se mueven en coche tampoco se salvan, porque nuestros colapsos viarios de cada día también son consecuencia de un Estado inoperante que sólo sirve para chuparnos la sangre. Lo tenemos claro porque estas cosas sólo pasan en Catalunya. En el resto de España los trenes son puntuales como un reloj suizo y ni se sabe de la última vez que en los accesos a Madrid se registró una retención de más de un kilómetro. ¡Y pobre de quien ose insinuar lo contrario! ¡Anatema! [Nuevo comentario: borrar a partir de “y pobre de”] ¡Y encima tienen unas autopistas radiales que hemos tenido que pagar entre todos! [nuevo comentario: cuidado que alguien nos puede decir que votamos a favor de ese rescate].

Pero nosotros tenemos la respuesta. Hoy estamos enseñando músculo. Hemos convocado este gran acto para pedir el traspaso total del servicio de Cercanías, y no aquella vergüenza pactada por el tripartito [nuevo comentario: tendremos que precisar que el consejero del ramo era socialista, no sea que se nos enfade alguien de Esquerra] con la que es imposible hacer nada para mejorar la vida de las personas [nuevo comentario: mejor no invitar a entidades de personas con discapacidad física, que siempre se quejan que hay pocos trenes adaptados y nunca saben a qué hora pasan]. Hoy la liamos; y de lo que aquí se diga hoy mañana se hablará en todas las cancillerías europeas.

Este acto superará en impacto aquel otro del IESE de 2007. ¿Lo recuerdan? ¡Aquello fue la leche! Esta vez nos vemos en el Palau de la Generalitat, hubiera sido bonito volver al IESE pero corríamos el riesgo de que los cupaires se nos echaran al cuello por el simple hecho de ir a una escuela de negocios del Opus. ¡Cómo son! [nuevo comentario: borrar a partir de “hubiera sido”]

En 2007 la sociedad en pleno reclamó el traspaso de los aeropuertos, porque era evidente que la política de Iberia de concentrar los vuelos transoceánicos en Barajas tenía la indisimulada voluntad de reducir El Prat a la categoría de aeropuerto regional, a la altura de Agoncillo, La Rioja. Y que no nos vengan con que Iberia ya era una compañía privada [nota: preparar respuesta por si algún memo recuerda que fue privatizada en tiempos de la alianza Aznar-Pujol], y que por tanto había perdido su condición de servicio público para adaptarse a la lógica empresarial de maximizar el beneficio y contentar al accionista. Y que tampoco nos vengan con que le estaba surgiendo una nueva competencia con el auge de las aerolíneas low cost y que por eso tuvo que crear Clickair. Todo eso son monsergas. Excusas baratas de unionistas renegados.

Ciertamente, en ese acto de 2007 algunos descubrimos la diferencia entre Iberia (operadora) y Aena (gestor de la infraestructura), como todavía tenemos que acabar de averiguar dónde acaba Renfe (operadora) y dónde comienza Adif (gestor) [nuevo comentario: no leer lo que se encuentra entre paréntesis, sólo saberlo por si preguntan]. Se ve que ya hace algunos años se tuvieron que separar, pero en el fondo, no nos engañemos, siguen siendo lo mismo. Son las familias del BOE, parásitos que sólo saben chupar la sangre de los catalanes [nuevo comentario: expresión repetida, buscar otra].

Fue un puñetazo en la mesa memorable, histórico. Que las profecías allí lanzadas no se hayan cumplido es un tema menor, una anécdota. De acuerdo que diez años después de lo del IESE el Aeropuerto de Barcelona continúa formando parte de la red centralista de Aena y que está batiendo récords de pasajeros y que opera más vuelos intercontinentales que nunca en su historia, pues imagínenselo: ¡si ahora va bien cómo iría si lo gestionásemos nosotros! Lo de ahora no es mérito de ningún gestor, es mérito del tirón que tiene Barcelona, algo que no podía preverse en 2007 [nuevo comentario: borrar esta última frase, no cuela ni en pintura].

Pero aquí hemos venido para hablar de trenes, no de aviones, que los de Vueling, que como todos ustedes saben pertenece a Iberia, demasiado que los sufrimos este verano [nuevo comentario: preparar respuesta por si alguien apunta que el holding IAG es más británico que español]. Y aquí no hay vuelta de hoja, cientos de miles de catalanes sufren el calvario de Renfe cada día. ¿Saben ustedes que Adif sólo ha invertido en Cercanías de Catalunya el 10% de los 4.000 millones comprometidos para el periodo 2008-2015? [Nuevo comentario: añadir algún dato más del expolio ferroviario, aunque el Estado dé otras cifras nuestra gente sólo cree en las nuestras].

Es cierto que cuando reconquistamos Catalunya, hacia el año 2011, los bocazas de Homs y Recoder [nuevo comentario: borrar Homs y dejar Recoder] prometieron que echaríamos a Renfe y que otra operadora se encargaría de Cercanías, pero es que de tan mal como está la red ferroviaria, con el puñetero ancho de vía ibérico [nuevo comentario: lo ideó un ingeniero valenciano hijo de comerciante catalán, pero bueno, esto no lo sabe ni el tato], ninguna otra compañía ha querido hacerse cargo del tema, ni nosotros mismos con nuestra modélica Ferrocarrils de la Generalitat ni mucho menos la francesa SNFC. Si en los últimos 25 años la inversión en renovar la infraestructura de Cercanías ha sido prácticamente inexistente, ¿qué esperaban? [Nuevo comentario: mejor decir 15 años, que si no abarca el período en el que fuimos decisivos en Madrid].

También hemos amenazado reiteradamente que devolveríamos la competencia al Estado si las cosas no mejoraban, y si al final no lo hemos hecho [nuevo comentario: ¿esto hay que recordarlo?] es porque la única solución pasa por el traspaso total. De mejora, ni una. ¿Saben cómo se lo han montado para maquillar la impuntualidad? Pues alargando los horarios de los trayectos donde había más retrasos y por tanto cronificándolos. [nuevo comentario: aquí nos metemos en terreno pantanoso, porque al fin y al cabo el horario es competencia nuestra]

Y por eso desde 2011 nos hemos visto obligados a renovar el contrato con Renfe en dos ocasiones [nuevo comentario: meditar si es mejor no dar este dato, alguien podría pensar que nos hemos amedrentado]. Lo importante es que la próxima renovación toca en diciembre de 2017 y, como ya entonces habremos vuelto a hacer el voto de nuestras vidas, entonces sí les podremos reenviar a la meseta de una patada en el culo.

En definitiva, señores de la Renfe y de Adif, la situación es indignante, la comedia ya hace muchos años que dura y nos conduce hacia el irremediable choque de trenes [nuevo comentario: brillante; hacer una pausa para los aplausos]. Y por eso les pedimos que se vayan de una vez y nos pasen a nosotros las vías, los vagones y las estaciones. Pero por si nos hacen tanto caso como cuando les pedimos los aeropuertos, les rogamos que no dejen de ser como son, porque nada ayuda tanto a cimentar nuestro electorado como una buena mañana de caos en Cercanías [nuevo comentario: cambiar este final].

Señoras y señores. Estamos ante una nueva jornada solemne, ilusionante. Este 26 de octubre volvemos a ser un solo pueblo, una sola voz clamando contra la opresión. Los políticos, los empresarios, las entidades civiles, la intelligensia, en definitiva, toda la sociedad (la que cuenta, al menos) alzando el puño contra la madre de todos los desprecios españoles hacia nuestra tierra: la red de Cercanías [nuevo comentario: mejor poner “la Renfe”, que a oídos de un buen catalán suena tan rematadamente mesetaria como el toro de Osborne, la cabra de la legión, la Roja o el kilómetro cero de la Puerta del Sol].

Desde hace muchos años sabemos que en Catalunya los trenes de Cercanías no se averían por causas, llamémosles, naturales. Se averían porque las máquinas y los vagones son chatarra móvil y porque las catenarias son de los tiempos de la república. La primera, claro. En Catalunya los trenes no llegan a la hora porque existe una voluntad premeditada del Estado de asfixiar a los catalanes por el simple hecho de serlo. No le busquen más explicaciones; ni ladrones de cobre, ni inclemencias meteorológicas ni gente que se tira a las vías. Todo catalán es sospechoso del delito de sedición y por ello nuestra penitencia es ser la comunidad más castigada por Renfe [nuevo comentario: preparar argumentos por si a algún periodista se le ocurre recordar que los peores accidentes ferroviarios han ocurrido en Galicia, o que en Granada se han pasado más de un año sin cercanías por culpa de las obras del AVE].