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Ni que sea con un siglo de retraso, todo aquello que representó la avenida del Paralelo en la cultura popular catalana se ve reconocido y valorado en la amplia exposición que acaba de abrir al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). Tal vez lo que reconoce y valora la exposición sea más exactamente la propia cultura popular catalana, lo cual tiene más mérito aun. Durante demasiado tiempo –y todavía hoy—solo se consideró oficialmente como cultura popular a las manifestaciones de la “Cataluña catalana” anteriores a la sociedad industrial, con un criterio etnológico que miraba de reojo al intenso mestizaje que supuso el despliegue de la modernidad, en especial en los focos de actividad barceloneses como la avenida del Paralelo, como si aquel cosmopolitismo pecaminoso y arrabalero de la “tierra baja” no formase parte del todo de la cultura y menos aun de la catalana.
Este es el enquistado prejuicio social que viene a romper la magnífica exposición dirigida por Xavier Albertí y Eduard Molner en el CCCB, con edición añadida de un catálogo de precio accesible (15 euros) que sintetiza todo lo que en ella se contempla, convirtiéndose en un estudio panorámico imprescindible sobre el fenómeno. El acierto de la muestra no radica solamente en la acumulación de información y el espectacular planteamiento expositivo, sino en el coraje del retrato sociológico focalizado en un sector cultural tenido hasta ahora por marginal y en consecuencia marginado.
Siempre se ha pensado que una buena parte de la vitalidad productiva del Paralelo era de calidad expeditiva y que otra parte de aquel mundo resultaba bien poco ejemplar. En la exposición se comprueba que la proporción de esas carencias debe ser reconsiderada a la luz de criterios más reequilibrados. La cuestión ya se vio planteada en el libro de Àngel Carmona Rístol Les dues Catalunyes: jocfloralescos i xarons, editado en 1967 y reeditado en 2011. La iniciativa del CCCB le da ahora una proyección más extensa que el esfuerzo de aquel impagable activista cultural contracorriente que fue Carmona.
Desde el restablecimiento de la democracia, el gobierno de la Generalitat de Cataluña cuenta en consejería de Cultura con una Dirección General de Cultura Popular y Tradicional, con la correspondiente Subdirección General de Protección y Promoción, un Servicio de Investigación, un Centro de Documentación y un Servicio de Promoción y Dinamización de la Cultura Popular y Tradicional. Confío en que la proximidad geográfica de la exposición con el departamento destiña un poco sobre los criterios oficiales de la política de la consejería y que se le encienda alguna lucecita sobre los paralelos del Paralelo.
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