El montón de billetes impresiona. Hay, en principio, unos 15.000 euros ganados en apuestas deportivas durante un fin de semana. “Si queréis formar parte de todo esto, escribidme”, dice una voz en el vídeo. Quien habla es Juan Gayá, el pronosticador de apuestas con más seguidores de España. Comparte la grabación en su canal de Telegram con más de 130.000 usuarios. Gayá gana decenas de miles de euros al mes, pero no solo gracias a sus apuestas. Su lucro viene sobre todo de las propias casas de juego por traer nuevos clientes y de jóvenes que le pagan para obtener sus consejos.
Como Gayá, decenas de pronosticadores de apuestas deportivas campan por Telegram a sueldo de las casas de apuestas. Se llaman tipsters y aseguran tener mejor información que nadie sobre a qué se debe apostar para ganarle dinero a estas empresas. La mayoría, sin embargo, ingresa entre 10 y 40 euros por cada nuevo cliente que trae a compañías como Bet365, William Hill o Betfair, entre otras. En algunos casos incluso ganan dinero de estas empresas por recomendar una apuesta que se pierde.
Tienen cientos de miles de seguidores en sus redes sociales. Se rodean de famosos y muestran una vida de lujos con coches caros y buenos restaurantes mientras simulan que todas estas comodidades vienen del juego online. Algunos se embolsan entre 20.000 y 30.000 euros mensuales. Los medios los entrevistan como expertos o triunfadores que han logrado vivir de sus apuestas. Detrás de ellos, un reguero de jóvenes les paga para seguir sus consejos pensando que podrán vivir como ellos.
El fenómeno, totalmente desregulado y sin control de la administración, se ha convertido en el último filón de las casas de apuestas para traer nuevos jugadores. Se calcula que aproximadamente unos 50.000 jugadores en España siguen periódicamente sus recomendaciones. Pero podrían ser muchos más. Son los nuevos influencers del juego online.
“Ahora mismo los tipsters son los grandes captadores de las casas de apuestas”, señala David Pere Martínez, Doctor en Psicología Social y experto en adicciones que ha estudiado el fenómeno durante el último año. “Son la clave de todo, mucho más efectivos que cualquier anuncio publicitario”.
También existen tipsters que efectivamente viven de aconsejar cómo ganar dinero a las casas de apuestas, pero estos no suelen tener acuerdos de colaboración con el sector del juego.
Durante cuatro meses, eldiario.es ha seguido la actividad de los pronosticadores con más seguidores de España. Tanto en sus canales gratuitos, donde recomiendan algunas apuestas, como en los de pago, donde en principio comparten sus mejores pronósticos. También ha entrevistado a media docena de tipsters y a quince apostadores que pagaron por sus servicios en algún momento.
De la investigación se desprende que la actividad de estos pronosticadores es muy parecida a la de un telepredicador o un vidente del Tarot: es todo humo. A veces aciertan, a veces fallan. Pero sus pronósticos difícilmente permiten vivir de las apuestas. Su actividad consiste básicamente en simular que ganan mucho dinero con el juego a pesar de que buena parte de sus apuestas no implican grandes ganancias. Muchos ni siquiera llegan a hacer las apuestas que prescriben a pesar de que simulan jugarse miles de euros con ellas.
En los contratos que la mayoría de casas de apuestas proponen a los tipsters y que ha revisado este periódico, las empresas también ofrecen al pronosticador hasta un 30% de todo lo que pierda el cliente que ellos traen. Por un lado prometen ayudarte a “desplumar” a las casas de apuestas, por otro ganan dinero cuando pierdes la apuesta que te han recomendado.
Todos los tipsters de los que habla este reportaje, no obstante, aseguran a eldiario.es que ellos nunca optan por este tipo de contrato con las casas. Todos reconocen, eso sí, cobrar por cada nuevo jugador que llevan a las empresas de juego. También admiten que no viven de sus apuestas sino de los ingresos que les reporta su actividad como pronosticador.
¿Cómo funcionan?
Casi todos los tipsters de Telegram funcionan de la misma manera. Tienen un canal gratuito, con un gran número de seguidores, y otro de pago, con unos pocos miles de miembros. Desde el canal gratuito hacen alarde de su opulento estilo de vida y de su capacidad para acertar pronósticos: así convencen a nuevos jugadores para que se adhieran a su canal de pago, que cuesta entre 20 y 30 euros mensuales.
Para acceder a estos “canales premium” también ofrecen la opción de registrarse en alguna casa de apuestas a través de un enlace que ellos envían y por el que cobran de las empresas de juego. En otras ocasiones piden dinero para desvelar una apuesta concreta que supuestamente reportará grandes beneficios.
Este periódico ha seguido a cuatro de los tipsters más influyentes en Telegram: el mencionado Gayá (134.000 seguidores en la red de mensajería); la empresa TipsAnalistas -tanto en su canal de fútbol (100.000 seguidores) como en el de tenis (42.000 seguidores)- y la cuenta Christian Apuestas (24.600 seguidores) manejada por Christian Agulló.
En un principio, estos apostadores van informando en su canal sobre las apuestas que ganan y las que pierden. La apuesta ganada se anota con un tic verde y la perdida con una cruz roja, para que los apostadores puedan ver su capacidad de acierto en predicciones anteriores.
Los cuatro tipsters que ha seguido este periódico demuestran ser poco transparentes en su canal. En ocasiones esconden apuestas perdidas o las mencionan de una manera que pasa desapercibida. En otras recuerdan en el canal gratuito que se han ganado apuestas en el premium sin mencionar otras que también se han perdido en ese servicio. También hacen hincapié, por ejemplo, en el número de apuestas ganadas por mucho que el cómputo global de estas haya generado pérdidas.
Otra de las estratagemas es borrar al cabo de unos días las apuestas falladas del canal de Telegram, como hace habitualmente Christian Agulló, de manera que si alguien quiere tirar hacia arriba para revisar las apuestas pasadas de un pronosticador parece que las haya ganado casi todas. El objetivo es aparentar que se ganan muchas apuestas para que los apostadores se adhieran a su canal premium o se animen a crearse una cuenta en alguna casa de apuestas. “Borro tanto apuestas ganadas como perdidas para que el canal quede limpio”, se defiende Agulló.
“Si yo tengo un restaurante y un día hago la cena mal, lo que no voy a hacer es poner un anuncio diciendo que tal día se me quemó la comida”, reconoce Gayá sobre la estrategia de simular que siempre se está ganando dinero. “A la gente no le gusta que le recuerdes que ha perdido”.
Los jugadores inexpertos, principales víctimas
Koldo Sastre es apostador profesional. Durante un tiempo trabajó como pronosticador pero desde hace unos años vive solo de las apuestas. Conoce bien a los tipsters mencionados en este reportaje y explica que casi todos llevan mucho tiempo en este mundo. Según este joven de 27 años, todos los que “pican en el anzuelo” de estos pronosticadores son apostadores inexpertos. “Son novatos con esperanza de ganar dinero”, explica en conversación telefónica. “Ven la información en esos canales y se piensan que se van a forrar”.
La información de la que hacen alarde estos pronosticadores para elegir sus apuestas es de todo tipo. Desde explicar que un equipo ha cometido el error de salir a jugar con tacos de aluminio hasta afirmar que, gracias a un chivatazo, saben que algún jugador estará de resaca el día del partido.
Sastre recuerda otro factor determinante que demuestra el engaño de estos tipsters: si un apostador está ganando mucho dinero, las casas de apuestas le limitan la capacidad de apostar. “Para vivir de las apuestas yo me veo obligado a utilizar entre 15 y 20 cuentas distintas”, precisa. “Estos tipsters, en cambio, aparentemente no tienen ningún problema con las casas. Se nota para quién trabajan realmente”.
“La regulación en España no permite ganar grandes sumas apostando”, admite Agulló, conocido en el mundo del juego 'online' como Radok y responsable de la cuenta Christian Apuestas. “Puedes ganar mucho más compartiendo apuestas que haciéndolas tú mismo”. José Sancha, pronosticador y administrador de TipsAnalistas, también reconoce lo mismo: “Mi ingreso más alto es lo que me pagan por mi servicio premium”, comenta en conversación telefónica. “Con las apuestas deportivas es imposible obtener un volumen muy alto de ganancias a finales de mes”.
En privado, muchos de estos pronosticadores reconocen que es todo un bulo para jugadores inexpertos con la connivencia de las casas de apuestas. “¿Si ganaseis dinero estaríais aquí en Twitter o Telegram? No, ganaríais dinero para vosotros... Nadie gana dinero con esto”, admite Gayá en un mensaje privado de audio que se hizo público hace unos meses. “Era en plan irónico, un mensaje que mandé a un grupo en el que estamos nueve personas”, se justifica ahora este tipster.
A pesar de que los apostadores que se consideran estafados son miles, prácticamente ninguno lo denuncia. Tampoco está claro que los tipsters hagan nada ilegal. Además, las cantidades suelen ser pequeñas y nadie quiere reconocer que le han estafado. La mayoría de los jugadores con los que ha hablado este periódico, por ejemplo, han pedido anonimato para explicar que se sintieron engañados.
“Pagué durante un mes el servicio premium de tenis de TipsAnalistas y me sirvió para ver que era un engaño”, admite Òscar Costas, asesor fiscal de 33 años. “Para que me recomienden apuestas muy obvias y con poca ganancia no necesito pagar a nadie”. La mayoría de los apostadores entrevistados destaca este aspecto: las apuestas que recomiendan los tipsters suelen ser evidentes y de cuotas bajas. “Con esas cuotas necesitas acertar el 75% de ellas para no perder dinero y el porcentaje de estos pronosticadores no suele ser mucho más alto del 50%”, añade Costas.
El submundo de Telegram
- Buenas. Soy Sergio, Tipster y Bankmaker profesional desde hace unos 6 años especializado en Tenis, Fútbol y Baloncesto. ¿Resides en España y tienes cuenta en Bet365?
A mediados de diciembre, tras meses formando parte de grupos de tipsters y apuestas, algunos pronosticadores anónimos empiezan a contactarme por mensaje privado en Telegram.
Sergio me promete convertir 200 euros en 2.000 en cuatro días. Pide que le ingrese esos 200 euros directamente a su cuenta y acto seguido compartirá su usuario y contraseña de Bet365 para que pueda comprobarlo todo. Asegura que ha sido jugador de tercera división y que tiene buena información. Tras intercambiar 5 o 6 mensajes, me manda su número de cuenta.
Unas horas después, ya de noche, Sergio se empieza a impacientar. Escribe insistiendo, asegurando que es una oportunidad de oro que no debo dejar escapar. A la mañana siguiente me vuelve a escribir. Tras no responderle, me empieza a llamar directamente a través de Telegram. No descuelgo y sospecha algo. Al cabo de pocos minutos sus mensajes han sido borrados, no es posible encontrar su contacto por ningún lado y parece haberse esfumado completamente.
Situaciones como esta ocurren habitualmente en esta red de mensajería, convertida en el medio favorito de los estafadores relacionados con las apuestas. Telegram permite el anonimato, borrar y editar mensajes así como contactar directamente con gente de la que no tienes su número de teléfono.
Estas características han hecho que el sector de los tipsters se haya asentado en Telegram. La mayoría empezaron en Twitter hace cinco o seis años y con el tiempo se pasaron a esta red de mensajería, que les permite una mayor privacidad así como la posibilidad de tener un grupo de acceso gratuito y otro de pago. La actividad es constante a todas horas en esta red: desde la mañana hasta la madrugada hay apuestas que hacer y tipsters despiertos recomendándolas.
“En Twitter los apostadores pueden responderte y todo el mundo puede verlo cuando te critican”, analiza Laureano Zafrilla, apostador y tipster especializado en tenis, una actividad de la que no vive y que compagina con su trabajo. “En los canales de Telegram, en cambio, nadie puede contestar a lo que tu dices”.
Otro aspecto de esta red que destacan las fuentes consultadas es la posibilidad de comprar seguidores falsos que engordan los canales y dan prestigio a estos tipsters. En los canales de Gayá o en el de fútbol de TipsAnalistas, por ejemplo, hay más de 100.000 suscritos pero las lecturas de los mensajes no suelen superar el 25% de los miembros, un porcentaje mucho más bajo que otros canales y que hace indicar que muchos seguidores son bots. “Alguna vez he pagado para aumentar los seguidores”, reconoce Gayá, que precisa que esto no significa que tenga suscriptores falsos.
En Telegram también se han formado grupos, algunos con varios miles de miembros, que se dedican a destapar las mentiras de estos tipsters, convertidos en una especie de celebridades de este mundillo: hay memes dedicados a ellos, fotos que circulan habitualmente y cualquier cosa que hacen es comentada a diario por centenares de apostadores. Casi todas las cuentas y personas que denuncian su actividad, sin embargo, son siempre de manera anónima.
“Hay gente que gana cientos de miles de euros con esto, y te quitarían del medio rápido si los jodes”, explica por mensaje el administrador del canal Comando Estafas, que recopila engaños de estos pronosticadores. “Llevan años intentando descubrirme y he recibido miles de amenazas de muerte”.
Un fenómeno sin control de la Administración
El negocio del juego online es boyante y sigue creciendo. Según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) del pasado diciembre, durante 2018 hubo 1,47 millones de personas que apostaron online en España (un 3% de la población) de los cuales 300.000 fueron nuevos apostadores.
Las apuestas deportivas se llevan la palma: atrajeron al 48% de todos los jugadores y, encima, el sector aporta cada año un mayor beneficio por cada euro apostado: cada vez se juega más dinero en apuestas deportivas y el beneficio para las casas es mayor.
En un sector regulado como el juego, los tipsters de Telegram representan el último rincón en el que nadie controla nada. Ni su manera de anunciarse, ni las estadísticas que muestran para demostrar sus conocimientos ni su incitación al juego están supervisados por ninguna autoridad. “La situación es un desmadre”, admite Sancha, de TipsAnalistas, “no hay control alguno y nos perjudica a los que intentamos hacer las cosas bien”.
Preguntados por este asunto, desde la DGOJ responden que el fenómeno de estos pronosticadores será uno de los asuntos que abordará el Ministerio de Consumo liderado por Alberto Garzón.
El tirón que están teniendo los pronosticadores dentro de este nuevo panorama ha empujado a muchas empresas a crear aplicaciones relacionadas con ellos. Es el caso de Betsfy, una app que hace de intermediaria entre los tipsters y los jugadores y que en principio verifica las estadísticas de los pronosticadores. La app cuenta con 200.000 usuarios registrados y, en solo siete meses desde su lanzamiento, había facturado dos millones de euros.
Esta aplicación permite a los tipsters de Telegram afirmar que sus estadísticas están “verificadas externamente”, tal y como recuerdan varios de ellos en sus canales. Este periódico ha podido comprobar, sin embargo, que la app contiene múltiples fallos que permiten al pronosticador alterar sus estadísticas.
La app también ofrece la posibilidad al tipster de esconder sus estadísticas o parte de ellas si está en una mala racha. Algunos de los más seguidos, como José Sancha de TipsAnalistas Fútbol, las tenían escondidas en el momento de escribirse este reportaje. “No soy un tipster que quiera que me valoren por mis estadísticas”, afirma por teléfono. “Si alguien me pide mis estadísticas de Betsfy se las mando”.
“La aplicación está en un proceso constante de desarrollo y mejora”, responde en un correo electrónico Adrián Rodríguez, CEO y cofundador de la empresa. “Somos conscientes de que el éxito depende de la seguridad y confianza que ofrezca”.
La propietaria de Betsfy es Betmedia, una empresa gallega que se dedica a, entre otras cosas, buscar casas de apuestas que quieran pagarle dinero a los tipsters. A pesar de que la app se presenta como un verificador independiente del trabajo de los pronosticadores, tiene relaciones comerciales con muchos de ellos como Gayá o Tipsanalistas. “No vemos ninguna incompatibilidad”, responde su CEO.
“Si los ingresos de tu app dependen de que tengas pronosticadores con muchos seguidores, siempre estarás interesado en que puedan esconder información”, dice de Betsfy un apostador experto que pide mantenerse en el anonimato. “Si verificaran de manera rigurosa se quedarían sin clientela”.
Junto a esta app, otros proyectos parecidos como TipsterChat también han irrumpido en el panorama de las apuestas con las mismas críticas de los jugadores: no son fiables y sus vínculos comerciales con tipsters sospechosos les hacen perder credibilidad.
Incitación al juego sin filtro para menores
En la fiesta no falta de nada. Hay sushi para todos, bebidas pagadas, influencers, viajes en helicóptero y moto de agua, reservados en la discoteca…Todo a gastos pagados y desde una mansión de lujo en Tenerife. “Bienvenidos a nuestro mundo”, dice en el vídeo uno de los pronosticadores de TipsAnalistas. [El vídeo aparecía incrustado en este reportaje, pero horas después de la publicación de eldiario.es ya no está disponible]
Con el dinero de una casa de apuestas -100.000 euros, según los organizadores- TipsAnalistas invitó a 50 jugadores a una mansión con todos los gastos pagados y 5.000 euros en premios a finales del pasado noviembre. En el vídeo del evento se puede ver hasta qué punto las empresas de este sector tienen dinero para derrochar y seducir a los jóvenes apostadores con un nivel de vida difícil de asumir con el juego online.
“Nosotros siempre avisamos de que nadie se va a hacer rico”, se defiende Sancha, administrador de esta empresa de tipsters. En la presentación de su canal de Youtube, sin embargo, lo primero que explican es que “viven profesionalmente de las apuestas deportivas”. Lo que no precisan es quién hace las apuestas.
“Son un modelo muy perverso para los jóvenes”, apunta Martínez, el psicólogo social. “Presentan una visión totalmente alterada y mentirosa de lo que es el juego online”. Tanto Laureano Zafrilla como Koldo Sastre, los dos apostadores que han ejercido o ejercen como tipsters, coinciden en que este tipo de pronosticadores “fomentan la ludopatía” y no benefician a nadie más que a las empresas de juego y a los propios tipsters. “Ellos y las casas siempre ganan”, explica Sastre. “Más que tipsters, son publicistas”.
Ninguno de estos tipsters tiene filtro alguno para evitar que entren menores en su servicio. Solo un simple mensaje en la información de sus canales advierte de que es para mayores de 18. “La prohibición de apostar de los menores es competencia del regulador del juego y del Gobierno”, se defiende Agulló, el responsable de la cuenta Christian Apuestas. “Yo por ley no puedo pedir ninguna foto del DNI”, añade Gayá.
Las casas de apuestas, que no han respondido a las preguntas de eldiario.es para este reportaje, mantienen su silencio y siguen utilizando a estos pronosticadores para ganar clientes. “La mayoría les paga y al poco tiempo ve que no sirven de nada”, explica Martínez. “Pero siempre hay un ejército de reserva, nuevos jugadores que no conocen el truco y acaban cayendo”. El estilo de vida de los tipsters es un espejismo, pero muchos siguen tratando de llegar hasta él.
“Cuando de pequeño iba con mi padre y pasaba un tío con un Ferrari y una rubia siempre decía: 'mira este gilipollas'”, explica Gayá por teléfono. “Ahora ya entiendo el comentario de mi padre: me considero ese gilipollas”.