Otorrinos y pacientes se alzan contra un médico que asegura poder curar los acúfenos: “Es pura charlatanería”
“Aquí la gente llega totalmente desesperada”. El otorrino Gonzalo Martínez-Monche despeja su escritorio en el que hay un par de maquetas de oídos y señala una caja de pañuelos. “Muchos pacientes lloran al contar lo que les ocurre”, explica.
Este médico atiende a pacientes que sufren acúfenos, una dolencia que afecta a más de 740 millones de personas en todo el mundo, según una revisión del Instituto Mario Negri de Milán publicada en 2022. Tenerlos implica oír un pitido o zumbido en uno o los dos oídos y suele conllevar cierta pérdida de la capacidad auditiva.
Algunos que lo padecen pueden hacer vida normal. Otros describen su existencia como un “infierno” cuando sufren episodios agudos y hacen cualquier cosa para intentar acabar con el ruido. “He atendido a pacientes dispuestos incluso a suicidarse para lograr el silencio”, explica el doctor desde Ototech, su consulta privada situada en el ilustre paseo de Gràcia de Barcelona.
A día de hoy, nadie ha encontrado oficialmente un remedio para esta enfermedad. Martínez-Monche, sin embargo, asegura tener un sistema que logra curar o disminuir los acúfenos al 60% de los pacientes. Afirma también que algunos recuperan parte de su capacidad auditiva.
Su método es una terapia de radiofrecuencias, que publicita habitualmente en el periódico mediante páginas de contenido patrocinado en las que se asegura que “los acúfenos se pueden curar”. No es sencillo identificar que esas informaciones son en realidad un anuncio pagado por él.
Buena parte de los otorrinos están molestos. También muchos de los pacientes que han desembolsado miles de euros para un tratamiento que no les ha servido. La Sociedad Española de Otorrinolaringología emitió un comunicado el pasado verano en el que alertaba de la falta de evidencia científica de esta técnica. Fuentes del Colegio de Médicos de Barcelona apuntan que se ha abierto un expediente informativo sobre el caso, como se suele hacer cuando les llega una queja de este tipo.
“Se está dando publicidad a un método desconocido, no ensayado y de eficacia no demostrada que, posiblemente, no supere el simple efecto placebo”, señala el comunicado de los otorrinos. “No existe ningún estudio científico publicado al respecto en la literatura médica que permita afirmar que esta técnica puede curar o, siquiera, mejorar los acúfenos”.
Manuel Bernal, presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, explica que emitieron el comunicado tras años de quejas de pacientes que acudían a otros otorrinos después de haberse gastado miles de euros en un tratamiento que no les sirvió. “Los propios profesionales nos pidieron que lo frenáramos”, apunta. “Su método es pura charlatanería”.
Joan Domènech, veterano otorrino y probablemente el profesional que más ha estudiado los acúfenos en España (40 años de especialización) coincide en las críticas. “Se aprovecha de la desesperación de pacientes que padecen un problema totalmente subjetivo, que a día de hoy no se puede curar”, apunta durante una entrevista en su consulta.
Sobre el equipo que utiliza Martínez-Monche para intentar curar los acúfenos, Domènech es tajante: “Se puede encontrar uno similar en Lidl por 25 euros, es un simple estimulador eléctrico para las contracturas”, sostiene. “He revisado el registro mundial de patentes y su sistema ni siquiera está patentado”.
Sentado en su despacho, Martínez-Monche —que también es miembro de la sociedad que emitió el comunicado— rechaza responder a estas acusaciones. Las atribuye a “los lobbies” y cree que están equivocados. Defiende que su método sí que funciona y sostiene que hay un estudio clínico “pendiente de publicación” con resultados “muy buenos”. El doctor ya mencionaba la publicación inminente de un ensayo clínico en 2016, sin que haya trascendido todavía.
“Un ensayo clínico no se hace en cuatro días”, defiende. “Debe faltar poco para que se publique”.
Martínez-Monche asegura que quien ha llevado a cabo ese estudio es un otorrino de la Universidad de Padua (Italia), la misma en la que él estudió. Este periódico contactó a este médico italiano el pasado miércoles para poder consultar el estudio o charlar con él, pero no ha obtenido respuesta.
“Me gasté más de 5.000 euros para nada”
Bucear por los foros y grupos de mensajería de pacientes que sufren acúfenos puede resultar desolador. Algunos están realmente desesperados en la búsqueda del silencio. Miles de personas intercambian consejos, recomendaciones para superar las peores fases, tratamientos, masajes, referencias sobre doctores…
El nombre de Ototech aparece de manera recurrente. Buena parte de los mensajes son advertencias para que nadie se gaste el dinero en ese tratamiento. Algunos, no obstante, aseguran en los foros que a ellos sí les funcionó.
Esta redacción ha hablado con una decena de ellos. La mayoría admite que acudió a Ototech con cierta desesperación, tras probarlo todo y porque los artículos sobre su terapia en el periódico le dieron un halo de fiabilidad. Algunos se sintieron estafados, otros sostienen que ya fueron con poca fe en el tratamiento pero creían que no tenían nada que perder excepto algo de dinero.
Todos coinciden en explicar que, si bien el doctor Martínez-Monche les alertó de que el tratamiento podía no funcionar, les aseguró que casi todos los pacientes experimentan cierta mejora. Algunos pacientes sostienen que se les realizaron audiometrías en el propio despacho del otorrino, sin entrar en una cámara silente (cómo suelen hacerse estos estudios de capacidad auditiva).
“Me gasté más de 5.000 euros para nada”, explica un hombre de 49 años que prefiere no ser citado y que hizo el tratamiento en 2015. “Primero me recomendó 15 sesiones a 150 euros. Al acabarlas me sugirió hacer seis más a 120 euros cada una”, prosigue. “Tampoco me funcionaron y entonces hice una tercera ronda de 15 sesiones a 120 euros cada una”.
Otra paciente de 39 años que hizo el tratamiento en 2022 y tampoco le funcionó explica que el doctor Martínez-Monche, al ver que no había mejorado, le ofreció participar en un estudio clínico con una nueva técnica. Cuando acudió a la clínica el día que estaba citada, el doctor no se presentó y le dijeron que la llamarían tras el verano. Pasadas las vacaciones llamó ella varias veces y nadie se puso en contacto con ella.
Matías Ribalta, 66 años, asegura que se sintió “estafado” tras tirarse casi dos meses bajando dos veces por semana desde Solsona (Lleida) para recibir el tratamiento. Se gastó 2.700 euros (sin contar gasolina, parkings y peajes) para un tratamiento que tampoco le resultó útil.
“Sigo igual de mal: si estoy en un bar no me entero de nada, hay días que es como si pusieran mi cabeza dentro de una campana”, explica Ribalta, que sufre la dolencia desde los 18 años.
Otros pacientes con los que ha contactado elDiario.es sí que mejoraron tras el tratamiento. “Estuve varios meses sin oír nada, aunque después han vuelto los pitidos en épocas de estrés”, explica un hombre de Barcelona de 47 años. “Salí de ahí escuchándolos mucho menos y con el tiempo han desaparecido”, sostiene otra mujer, que también prefiere que no se publique su nombre.
El resto de otorrinos consultados creen que estas mejoras son “efecto placebo” y que los resultados de un tratamiento no se pueden evaluar con lo que digan pacientes que han desembolsado miles de euros para curarse. “Falta un estudio riguroso”, sostiene Bernal. “Los acúfenos están lejos de tener un tratamiento eficaz, son un tema extremadamente complejo”.
“Debe de hacerse un ensayo con doble ciego, es decir, con un grupo de pacientes a los que se les haga una terapia placebo y otro grupo que reciban la terapia de verdad”, opina Domènech. “La medicina moderna funciona así y este señor ha empezado a comercializar y publicitar su tratamiento sin una sola evidencia científica”.
La terapia de Martínez-Monche no es la única que ofrece soluciones a un problema médico sin solución, pero los otorrinos creen que la diferencia es la “agresiva publicidad” de este doctor, que asegura que ha atendido ya a más de 2.000 pacientes en menos de 10 años.
Martínez-Monche prefiere no mostrar a elDiario.es el equipo con el que hace los tratamientos. El presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología explica que cuando se reunió con él, también le dijo que lo que había en su aparato era secreto y no se lo podía revelar.
El otorrino insiste en defenderse de las críticas y las atribuye a la envidia. “Los médicos normalmente son muy ególatras y piensan que si una cosa no la saben ellos es porque no se sabe”, afirma desde su consulta. “Hay mucho hater en el mundo”.
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