Paralización de desahucios, toma de oficinas bancarias, escraches a políticos, asambleas multitudinarias u ocupación de edificios para realojar a familias vulnerables son algunas de las imágenes que le vienen a cualquiera a la mente cuando leen las siglas 'PAH'. Pero la de la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca es una historia que va mucho más allá de eso.
El periodista João França argumenta en La PAH, Manual de uso, el libro que acaba de publicar sobre el modelo de esta entidad social, que la existencia de esta plataforma es la prueba del fracaso de las estructuras del Estado del bienestar, pero también de la potencia e incidencia de las organizaciones ciudadanas. “La creación de la PAH es la constatación de que la ley y las instituciones públicas fallan de manera constante al garantizar a la ciudadanía los derechos más básicos, en este caso, el derecho a una vivienda digna”, añade.
El libro escrito por França, editado por la fundación Rosa Luxemburg y comisionado por la PAH no es, a pesar de lo que parece sugerir el título, un manual de instrucciones concretas que permita replicar el modelo de esta organización en otros países o en otras luchas sociales. Porque lo cierto es que, desde la primera página, el periodista deja claro que no existe ninguna fórmula mágica, aunque sí se pueden destacar algunos de sus pilares básicos.
A lo largo de los más de 12 años de vida de la PAH, muchas organizaciones internacionales e incluso personas del mundo académico se han interesado por el funcionamiento de esta organización que se define como horizontal, gratuita y apartidista. Santi Mas de Xaxàs, su portavoz en Barcelona, aclara: “Nos gusta decir que somos apartidistas, pero extremadamente políticos porque hacemos política en las calles, en lugar de en las instituciones”.
Mas de Xaxàs cree que las características clave de este movimiento son la desobediencia civil pacífica, las asambleas abiertas a todo el mundo y, sobre todo, el asesoramiento colectivo. En esa misma línea, França destaca en el libro la importancia de que esta organización no sea una entidad caritativa. Todos sus miembros luchan de forma conjunta, incluidas las personas que tienen los problemas habitacionales.
En el Manual de uso se recogen múltiples testimonios que explican cómo la PAH les ha cambiado la vida: estaban deprimidos y desesperados porque se veían en la calle, hasta que llegan a las primeras asambleas. “Allí descubren que aquello le estaba pasando a más gente, que no es culpa suya, sino que se trata de un problema estructural del sistema”, explica França. Así pues, cuando una persona acude por primera vez a la PAH se le deja muy claro que, desde ese momento, forma parte de una lucha colectiva o, en palabras de França, “que no volverá a estar nunca sola ante su problema”.
Otra de las peculiaridades de la PAH es que indican a sus miembros que son ellos mismos los que tendrán que tomar un papel activo para poder resolver su problema, es decir, que deben empoderarse y tomar las riendas sin esperar que nadie venga a socorrerlos. La paralización de desahucios o la ocupación de viviendas, pese a que no son soluciones definitivas para las personas que forman la PAH, sí constituyen acciones que les permiten ganar tiempo. “Saben que no tendrán a la ley de su lado, pues la ley suele dar la razón al banco o al propietario de la vivienda, preponderando el derecho a la propiedad sobre el derecho a una vivienda digna”, sostiene França.
La evolución
La Plataforma de Afectadas por la Hipoteca nació en 2009, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y es un resultado directo de la crisis hipotecaria que vino a continuación. Su supervivencia, casi 13 años después, se debe a que “la injusticia por la cual fue creada la PAH no está solucionada”. “Si lo estuviera, probablemente ya no existiría la plataforma”, afirma Mas de Xaxàs.
No obstante, otra de las razones que ha hecho que se siga hablando de la PAH en el 2021 es su capacidad de adaptación, pues aunque ya no se vean paralizaciones de desahucios cada día en televisión, la problemática habitacional sigue siendo un tema de absoluta actualidad. Y ha sido la propia PAH la que no ha dejado que este tema caiga en el olvido.
França apunta a que la PAH ha sido, a lo largo de su historia, como “una corriente de fondo” que ha permitido cambiar muchos relatos que se habían interiorizado. “En nuestra sociedad, por ejemplo, pagar nuestras deudas es fundamental, pero en el contexto de crisis hipotecaria, cumplir esto ponía en riesgo la supervivencia de muchas personas y eso sirvió para cambiar un poco el chip en el plano moral”, explica el periodista.
Lo mismo ocurre con la ocupación de inmuebles. “Si la PAH decide ocupar un bloque de edificios, nadie, ni los políticos, ni los medios de comunicación, ni la justicia, se opondrá abiertamente a ello. Esto se debe a que han conseguido legitimar sus demandas y que la sociedad vea sus acciones cómo algo necesario”, dice França. Dentro de las ideas que han calado en la sociedad gracias a la PAH, França remarca también el hecho de que “ahora la gente tiene más claro que no nos hemos de fiar de los bancos”.
En 2013, la PAH presentó una ILP [Iniciativa Legislativa Popular] que, a pesar de contar en ese momento con el apoyo del 90% por ciento de la población del estado, no consiguió salir adelante. En ese momento, decidieron “buscar respuesta en otros niveles administrativos”, explica França, como los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos y así es cómo se consiguieron algunos avances, como la ley de la vivienda aprobada en Catalunya. França atribuye, también, a todo el trabajo llevado a cabo por la PAH el hecho de que “cada vez haya más gente a favor de la regulación de los precios de los alquileres”.
França, ha querido destacar, en última instancia, la importancia que tiene la alegría y la celebración para una organización como la PAH. Dar a sus logros el carácter de victoria. “A lo mejor no has conseguido recuperar tu vivienda, pero has accedido a un alquiler social y eso también es un paso, aunque no sea una victoria total”, afirma França. De este modo, desde la PAH apuestan por celebrar cualquier pequeña conquista, “porque eso alimenta todo lo demás y te da fuerza para seguir adelante”, concluye França.