La nueva Mesa del Parlament quiere ir cerrando el conflicto abierto con sus trabajadores a raíz de las decisiones que se tomarón en la última legislatura para acabar por decreto con varias situaciones de privilegio, como primas de jubilación desorbitadas o licencias para cobrar sin acudir a su puesto de trabajo a partir de determinada edad.
Tras más de dos años con el consejo de personal en pie de guerra, el Parlament ha cerrado esta semana un acuerdo que permitirá, de entrada, acabar con las primas de jubilación más gravosas, las que estaban por encima de los 90.000 euros, al tiempo que irá reduciéndo paulatinamente todas las demás, hasta que desaparezcan en 2050.
Hasta el momento, este tipo de bonos los percibían todos los trabajadores que se jubilaban a la edad reglamentaria. Se calculaban respecto a una serie de mensualidades, dependiendo del tiempo trabajado. A partir de los 16 años de antigüedad se podía cobrar como máximo el último salario bruto anual recibido, lo cual daba como resultado cifras astronómicas para los altos funcionarios de la institución, algunos de los cuales percibían sueldos brutos de hasta 230.000 euros.
Esto ya no podrá volver a ocurrir porque se topan todas las primas a un máximo que se calcula en base a multiplicar por 2,5 el salario más bajo del Parlament, lo que supone unos 90.000 euros. Este máximo además se irá paulatinamente reduciendo año tras año en una primera fase que afecta a 70 de los 233 trabajadores del Parlament.
El resto, los que deberían jubilarse a partir del año 2030, quedarán afectados por unos límites aún más restrictivos. Por ejemplo, nadie cobrará más de 40.000 euros de ahora en 10 años y, en 20, se reducirá hasta los 15.000.
Fuentes del Parlament explican que la factura de los bonus tal y como estaba antes del acuerdo hubiera ascendido a unos 17 millones de euros, mientras que ahora se quedará en poco menos de 9, por lo que calculan un ahorro de casi la mitad.
Pero, además, estas mismas fuentes remarcan que se trata de una forma de acabar con la conflictividad laboral que había agitado en los últimos años el día a día del Parlament, teniendo en cuenta que los trabajadores tenían unos derechos adquiridos que, de llevarse a los tribunales, podrían mantener.
El pacto alcanzado entre la Mesa y el personal de la Cámara contempla, además de la cuestión de las primas por jubilación, dos aspectos más: el premio de permanencia en la institución que se paga cada cinco años a partir de los 25 trabajados y el plan de pensiones.
En este caso, aunque la voluntad de la Cámara es avanzar hacia un sistema de incentivos por objetivos, se mantiene el llamado “premio a la vinculación” aunque ya no es podrá cobrar directamente, sino que se podrá elegir entre un mes de vacaciones o una aportación al plan de pensiones. Sobre esta última materia, el acuerdo contempla reactivar la bolsa que quedó congelada en 2013.