El estudio La población extranjera en Barcelona, presentado por el Ayuntamiento de Barcelona la semana pasada, pone de manifiesto que, la población extranjera de la capital ha disminuido un 4,5% respecto al mismo barómetro del año anterior. Otro dato significativo es que la nacionalidad más numerosa es la italiana, que ha pasado por delante de la paquistaní. A pesar de estas cifras, los prejuicios culturales, los discursos xenófobos y las incitaciones al odio, no han disminuido. Así lo denuncia la plataforma Aixada Antirracista, que une a diversas entidades juveniles con un común denominador: trabajar por una sociedad más igualitaria y hacer frente a los discursos xenófobos que incitan a la desconfianza. Unos discursos que, como nos explica su portavoz, María Hernández, toman protagonismo en época de elecciones. Hablamos con ella sobre cómo desde algunos partidos o medios de comunicación se intenta sacar rédito electoral o mediático de una sociedad marcada por la diversidad cultural.
Catalunya, un país de acogida. ¿Cierto o falso?
Cierto. Históricamente, Catalunya ha sido un territorio que se ha nutrido de personas y familias de fuera. De hecho, se calcula que si no fuera por la inmigración, la población actual sería de 2,5 millones. Desde las grandes migraciones tradicionales de antes de los 70' por motivos laborales –ya fueran estacionales, mayoritariamente siguiendo el corsé de los campos, o el gran éxodo rural hacia la ciudad– hasta las migraciones más actuales, ya sea por turismo o, todavía, por el trabajo. Aunque también encontramos el fenómeno contrario. Muchos catalanes, especialmente jóvenes, son los que emigran estos últimos años en busca de un futuro más digno.
Cuando necesitábamos trabajadores baratos, vinieron inmigrantes dispuestos a trabajar a cualquier precio. Ahora que la crisis se ha comido buena parte del mercado laboral, parece que no les queramos como vecinos.
Evidentemente. Hay que dejar claro que la población recién llegada no goza de más ayudas ni se aprovecha de los servicios públicos más que el resto. O que no es por su culpa que la seguridad social cada vez tenga menos recursos disponibles. Al contrario: Su población es más joven que la nuestra, lo que implica que sus cotizaciones han ayudado a mantener los niveles y, en cambio, según el Departamento de Salud de la Generalitat, hacen un uso menor de los especialistas, medicamentos y hospitalizaciones en general. Ya que estos dos factores van en correlación directa con la edad, y nos encontramos con una sociedad muy envejecida como es la catalana y la española. Lo que deberíamos hacer es poner más la mirada en otros actores que recortan directamente estos recursos.
Existen varias plataformas que combaten los estereotipos y las malas prácticas de los medios de comunicación. SOS Racismo, Unidad contra el Fascismo y el Racismo (UCFR), Observatorios de Medios de Comunicación. ¿Qué nuevo lugar ocupará la Aixada?
La Aixada Antirracista es una unión de varios actores que ya trabajábamos contra el racismo en nuestro país. El CJB ha sido siempre antifascista, colabora habitualmente con SOS Racismo y forma parte de UCFR. La nueva plataforma es un espacio de inclusión para muchas entidades y asociaciones juveniles que, a pesar de tener un posicionamiento antirracista, no disponían de un espacio para canalizar y hacer visible este compromiso. La Aixada busca ser este dispositivo que permita su inclusión en la lucha por la igualdad de derechos, así como una respuesta unitaria e inmediata a hechos y discursos que incitan al odio y la desconfianza, con el objetivo de contribuir a construir una sociedad justa, plural y solidaria en la que se respeten los derechos de todos, indiferentemente de su país o región de origen, de su etnia u opción de conciencia. Pero siempre de la mano y en colaboración con el resto de agentes del movimiento antirracista.
El movimiento surge entre diversas entidades juveniles. ¿Qué pueden aportar los jóvenes para contribuir a hacer más amable la mirada al recién llegado y combatir los brotes xenófobos?
Hace falta que todos los sectores de la población se movilicen contra los brotes xenófobos. La juventud somos una parte importante de la sociedad, actualmente un tercio de ella y, en muchos sentidos, especialmente activa y movilizada. Y es la suma de este porcentaje el que es importante aportar. Esta suma es trascendental porque la influencia del movimiento juvenil va mucho más allá que las personas y entidades que son miembros. Tampoco podemos ignorar que el fenómeno migratorio presenta muchas características específicamente juveniles.
¿Qué diagnóstico hacéis de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, el pasado 25 de mayo?
Desde la Aixada hacemos una lectura de preocupación de los resultados. De hecho, ya nos estamos preparando para confrontar los discursos discriminatorios que, estamos seguros, oiremos en las próximas elecciones municipales y autonómicas. De hecho, el pasado 31 de mayo, nos reunimos ante la Oficina del Parlamento Europeo en Barcelona –fotos– para poner sobre la mesa el auge de los partidos de la extrema derecha a nivel continental, con algunos resultados muy preocupantes en países como Francia, Grecia o Dinamarca, entre otros. Y realizamos una acción en la que, con banderas de la Unión Europea y de algunos de los países más afectados marcados con un crespón negro, mostrábamos el duelo y la preocupación; acompañadas de una pancarta con el lema “Europa libre de racismo”.
Sin embargo, el aumento de la extrema derecha xenófoba y racista en el contexto de las elecciones no es ajeno al Estado, pero desde hace tiempo que es común –incluso con representación pública– en Catalunya. ¿Casos como los de PxC en la Catalunya central, en el área metropolitana o el mismo PP en Badalona de qué nos alertan?
Lo que nos indica no es nada nuevo, pero sigue siendo muy preocupante. Y es que hay partidos políticos, y medios de comunicación, que incitan intencionadamente al odio y la desconfianza para sacar rédito electoral y/o mediático. Y estas incitaciones tienen consecuencias que conocen, que conocemos. Y nos lo tomamos como una alerta. Ninguna de estas actuaciones puede quedar sin respuesta. La Aixada quiere ser la plataforma de reacción para contrarrestar al máximo los efectos de estos discursos.
El tratamiento informativo de la diversidad cultural sigue relacionando la inmigración con hechos o creencias negativas. ¿Hay que hacer el intento desde las redacciones para encontrar los múltiples aspectos positivos que supone la diversidad cultural?
Más que un esfuerzo intencionado para encontrar los aspectos positivos, que tampoco supondría un esfuerzo tan grande, lo que hace falta es una mirada crítica a los malos hábitos de algunos medios que perpetúan esta relación entre la inmigración y las conductas incívicas o el crimen. En las noticias de hurtos o robos, si el que delinque es de una nacionalidad extranjera, siempre se menciona, y muy a menudo en el titular. Como si se tratara de un elemento relevante para el hecho que se explica, cuando generalmente no lo es. En cambio, cuando se trata de un autóctono, no se dice que era catalán de toda la vida. Costumbres como estas, que muchas veces son inconscientes y sutiles, ayudan a reforzar en el imaginario colectivo esta falsa relación entre inmigración y hechos negativos.
Algunos sectores de nuestra sociedad utilizan la apertura de mezquitas o el hecho de lucir el velo islámico como pretextos para cuestionar la voluntad de convivencia o la voluntad de integración.
Es importante cuestionar la asociación automática que se hace entre inmigración y los asuntos religiosos. Como si la convivencia entre confesiones fuera un debate nuevo surgido de la llegada de población extranjera. Hay que huir de la excusa del velo, las mezquitas y otros elementos que identificamos, no sólo con la religión, sino con una religión extraña; y reconocer que la injerencia religiosa en la vida política es un problema muy arraigado en la sociedad catalana y española. Y que sería interesante abordarlo de una vez por todas y de manera transversal para todas las creencias.
¿Cómo se pueden prevenir, no sólo los comportamientos xenófobos, sino también los prejuicios culturales, más extendidos entre la sociedad?
La receta contra los prejuicios que encontramos detrás de los comportamientos xenófobos siempre es la misma: educación, sensibilización y conocimiento. Es muy fácil pensar mal del desconocido, del otro. No lo es tanto cuando pasamos a saber algo. Es por ello que muchas organizaciones antirracistas trabajan en recursos como la red antirumores; dedicándose a responder estos prejuicios con datos exactos, y creando espacios propicios de proximidad entre colectivos que de otra forma no se encontrarían.
*Las entidades que forman Aixada Antiracista son: El Consell de la Joventut de Barcelona (CJB), SOS Racisme, BocaRàdio, Servei Civil Internacional Catalunya, Col·lectiu de Joves Comunistes, Acció Escolta de Catalunya, Juventudes de Unidad Progressista (JUP), Joves d’Esquerra Verda Barcelona, Esplais Catalans, Acció Jove–Joves de CCOO, Associació d’Estudiants de Ciències de la Salut (AECS), Consell de Joventut d’Horta–Guinardó (CJd7), Consell de la Joventut de Badalona, Queixal d’en Xoves, Minyons Escoltes i Guies y Joventuts Socialistes de Catalunya.