La última ha sido una década perdida para Catalunya. En estos diez años se ha desvanecido nuestro liderazgo económico, han marchado demasiadas empresas, se han debilitado los sistemas públicos de salud y educación y la sociedad catalana se ha fragmentado. ¿El resultado? Decadencia y crispación. Todos, absolutamente todos y todas, hemos salido perdiendo.
Estos diez años de procés nos han debilitado. Es una obviedad. Si queremos brindar un futuro de oportunidades a las generaciones más jóvenes, es absolutamente imprescindible superar esta situación. Debemos recuperar las ganas, la energía, la esperanza y la confianza y salir definitivamente de este bucle para centrarnos en lo que realmente importa: la lucha contra la crisis sanitaria, el trabajo digno, la sanidad pública, la educación y la protección social.
Las próximas elecciones al Parlamento son una oportunidad, que no podemos desperdiciar, para virar el rumbo del país. Hay una opción real de cambio y no podemos resignarnos a más de lo mismo. Tenemos la obligación histórica de sacar a Catalunya de la decadencia. Después de años de frustración, hay que recuperar la Catalunya referente, la plural, la acogedora, la que genera conocimiento, la que fomenta el talento, la que brinda oportunidades a todos y a todas, la que atrae actividad económica.
Para pasar página y avanzar, lo primero que tenemos que hacer es combatir la división. Sólo la unión nos hace fuertes y, además, unidos somos imparables. Es evidente que la solución no vendrá de una parte del país imponiendo sus ideas sobre la otra. Esta fórmula se ha demostrado nefasta. Con independencia de dónde venimos, de dónde vamos y lo que pensamos, debemos concentrarnos en lo que podemos hacer juntos para mejorar las oportunidades, el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía.
Esta semana se inicia la campaña de unas elecciones que deben traer el cambio a Catalunya, que deben reemplazar frustración por esperanza, división por suma, decadencia por prosperidad. Unas elecciones que se celebrarán, como en Estados Unidos o Portugal, en medio de una emergencia sanitaria mundial. Por ello serán singulares y diferentes a las que hasta ahora hemos conocido. Tendrán un marcado acento digital y el voto por correo no será una opcional marginal.
Las tecnologías, la digitalización y el voto en diferido nos permiten afrontar estos comicios con garantías. Las debemos explotar. Ya llevamos más de 10 meses adaptando nuestras vidas a la existencia del virus. Ahora tendremos que adaptar también campaña y elecciones a las restricciones impuestas por la pandemia y utilizar todas las herramientas de que disponemos. En lo que sin duda será uno de los momentos de nuestras vidas, no podemos afrontar la triple crisis, sanitaria, económica y social, sin un gobierno fuerte.
Definitivamente necesitamos un gobierno que tome decisiones con firmeza, con sensatez y en ausencia de reproches o de bronca diaria entre socios. Necesitamos un gobierno que gobierne. Catalunya necesita un cambio. Todos y todas nosotros necesitamos un cambio: lo tenemos a nuestro alcance. ¡Hagámoslo!