Para un partido como el PDeCAT, que se propone recuperar la herencia de Convergència, ver a un candidato tan convergente como Xavier Trias compitiendo con otras siglas no es plato de buen gusto. Pero también puede ser una oportunidad. La llegada a la primera fila del exalcalde ha engrasado, por un lado, las conversaciones entre ambos espacios para llegar a acuerdos municipales, principalmente en el ámbito de Barcelona, mientras a la vez Junts acelera en el intento de atraer a personas referentes del espacio. Una situación que ha reabierto en Junts el debate sobre la relación con PDeCAT. Trias ha sido explícito en su deseo de incorporar el partido a su lista, pero en Junts hay posturas diferentes sobre la cuestión.
Quien con más contundencia se ha opuesto a una alianza con el PDeCAT que vaya más allá de los límites de la capital es la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras. “El PDeCAT es un partido que no existe, hace tiempo que desapareció. Lo que quedan son personas que formaban parte de este partido”, aseguró la semana pasada en una entrevista en Europa Press. La jefa de filas en Madrid dejaba claro de esta forma que en su opinión el partido debía perseverar en el intento de fichajes, y no en las conversaciones para llegar a acuerdos en forma de coalición. Pero en la formación de la antigua Convergència el interés es el opuesto.
La carta en la manga del PDeCAT, tanto en la capital como en otras ciudades, es que aún mantiene intactos los derechos electorales del año 2019, cuando ambas corrientes se presentaron juntas. Unos derechos que por sí mismos podrían no ser suficientes, como ya se demostró en las elecciones catalanas de 2021, cuando el PDeCAT no entró al Parlament, pero que sí pueden ser muy valiosos para Junts. El partido de Laura Borràs también tiene derechos, los que le confiere haber sido reconocida como “formación significativa”, pero estos son menores a los que atesora el PDeCAT.
Valiéndose de estas prerrogativas, la formación capitaneada por David Bonvehí tiene cerrado un acuerdo con Ara Catalunya, una marca municipalista con la que aseguran que piensan registrar cerca de 300 listas propias, lo que supondría presentarse en un tercio de los ayuntamientos catalanes.
Larga guerra entre exconvergentes
Los choques entre Junts y el PDeCAT han sido constantes desde agosto de 2020, cuando Carles Puigdemont oficializó el cisma entre las dos corrientes postconvergentes y Quim Torra expulsó del Govern a la consellera del partido, Àngels Chacón. En los últimos meses, además, el partido que ahora dirige Jordi Turull ha estado muy interesado en fichar a tantos alcaldes aún fieles al PDeCAT como fuera posible. En Reus, la ciudad más fuerte controlada por los moderados, el alcalde Carles Pellicer anunció su intención de no volver a presentarse y ceder el testimonio a Teresa Pallarès, que competirá ya como candidata de Junts.
Algo similar ha ocurrido en Figueres o Calella, donde Junts ha conseguido atraer a los antiguos candidatos del PDeCAT. Pero la conquista más importante de Junts en este terreno podría ocurrir en Igualada, donde el alcalde Marc Castells puede revalidar la vara de primer edil y hacerlo esta vez bajo la marca de Junts después de representar durante casi una década al nacionalismo moderado. Las elecciones de mayo pueden ser, por tanto, una estocada importante para el poder territorial del PDeCAT.
Esta situación para los de Bonvehí llega después del fracaso de la opción Centrem, una coalición amplia por la que la secretaria general demócrata Àngels Chacón apostó personalmente pero que, tras un inicio accidentado, acabó embarrancando por las luchas entre sectores. Chacón dejó la política el pasado agosto y, desde entonces, el PDeCAT no ha parado de sufrir el picoteo inclemente de Junts, que ha tratado de fichar a decenas de sus cargos locales.
Posibles pactos en ciudades metropolitanas
Las 'opas' de Junts han tenido lugar principalmente en aquellos municipios donde el partido de Bonvehí tiene presencia estable y capacidad para mantenerla pero, ¿qué ocurre en aquellos lugares donde el PDeCAT no tiene capacidad para presentarse por sí mismo? Esto pasa, por ejemplo, en algunas ciudades metropolitanas. Y es aquí donde la llegada de Trias como candidato de Junts en Barcelona puede permitir un acercamiento, bien como pacto formal entre partidos o bien en forma de fichajes puntuales.
Desde el PDeCAT reconocen que la apuesta de Junts por Trias envía “un mensaje en la buena dirección”, ya que en su opinión es una candidatura que defiende valores reconocibles de centro-derecha y de independentismo moderado. El exalcalde ha impuesto varias condiciones a su partido para dar el paso, como tener libertad total para confeccionar su lista, pero también ser el candidato de consenso entre las facciones del partido. Ambas cosas se le han concedido, lo que ha resultado una retirada táctica del sector de Laura Borràs de la competición por Barcelona y una importante pérdida de visibilidad para ella en las municipales.
Con los moderados de Junts en auge, las diferencias con el PDeCAT se acortan y aquellos cerca de 80.000 electores que se quedaron huérfanos el año pasado podrían ir para la opción que dirige Jordi Turull. Las conversaciones entre ambas formaciones continúan en busca de un pacto en Barcelona que, de cerrarse, podría suponer un efecto dominó en otras ciudades.