'Personal' es un blog por el que desfilarán los personajes más significativos de la actualidad catalana, con las palabras del periodista Xavier Ribera y la mirada artística del ilustrador Jaume Bach.
Félix Millet, el trilero del Palau
Como si de un diestro trilero se tratara, Fèlix Millet i Tusell (1935) ha hecho ir la bolita como le ha gustado durante casi veinte eternos años (1990 a 2009). “¿Dónde está la bolita?” gritaba Millet mientras la escondía entre los dedos y levantaba el cubilete mostrando un vacío inesperado para el incrédulo estafado, que veía cómo, hasta entonces, un gancho acertaba tirada sí y tirada también el escondite de la bolita. Al cabo de los años, los suyos vociferaron '¡agua!' Como señal de alerta, pero ya era demasiado tarde y la policía estaba demasiado cerca.
Millet viene a ser el anti-Robin Hood catalán que, si bien robaba a los ricos -pero también a los contribuyentes-, nunca repartió el botín entre los pobres. Haciendo dúo con Jordi Muntull alguien pensará en Bonnie y Clyde, pero la realidad lo convierte más en un Bernard Madoff de andar por casa, un Luis Bárcenas catalán, o en cualquiera de los cuarenta ladrones de Alí Babá, que guardaban con gran celo los tesoros esquilados.
El escándalo se hace medio público en 2002, cuando la Delegación de Hacienda de Cataluña recibe un anónimo donde se indica que “el inefable Fèlix Millet” (textual) distrae dinero de la Fundación Palau de la Música para usos privados. Pero la denuncia cae en saco roto hasta que, siete años después (2009), la fiscalía presenta una querella por apropiación indebida y falsedad contra Fèlix Millet y tres responsables y directivos del Palau de la Música Catalana. El inefable es destronado finalmente de Palau, no sin haber obtenido antes la Cruz de Sant Jordi o la Llave de Barcelona.
Millet, intentando eludir la prisión, reconoce el desvío de 3,3 millones de euros para sus cuentas y patrimonio personal, pero la cifra del fraude podría triplicar esa cantidad. Por todo ello, Millet y Montull ingresan en prisión preventiva en 2010, pero salen muy poco después -en los años 1983 y 1984 Millet ya fue encarcelado por delitos diversos.
Decía uno de los hermanos de Millet, tras conocer el escándalo, que si su padre, Félix Millet i Maristany -fundador de Òmnium Cultural y presidente del Orfeón Catalán entre 1951 y 1967-, levantara la cabeza acompañaría a su propio hijo a prisión. También decía que su hermano que siempre ha sido de mentira fácil y brazo tendido. Ya puestos, incluso engañó al consuegro en el pago de la boda de su propia hija, celebrado en el Palau.
Pero Millet no deja de ser un Frankenstein que la inercia corruptiva catalana ha ido montando a lo largo de años de impunidad. Millet ha nadado como pez en el agua del oasis catalán. Entre todos los matamos y él solo se murió, dice la sufrida frase. Cuando se abrió la caja de los truenos del Palau media Cataluña miró hacia otro lado mientras silbaba. Desengañémonos, 'el inefable' no podía distraer entre 3,3 y 10 millones de euro sin al menos cierta complicidad del establishment catalán. A ello habría que añadir la acusación de financiación ilegal de Convergencia Democrática de Cataluña con fondos desviados por Millet. Línea y Bingo con el mismo cartón.
El caso Millet puede acabar como el rosario de la aurora, y uno se podría llegar a jugar el fémur.
Como si de un diestro trilero se tratara, Fèlix Millet i Tusell (1935) ha hecho ir la bolita como le ha gustado durante casi veinte eternos años (1990 a 2009). “¿Dónde está la bolita?” gritaba Millet mientras la escondía entre los dedos y levantaba el cubilete mostrando un vacío inesperado para el incrédulo estafado, que veía cómo, hasta entonces, un gancho acertaba tirada sí y tirada también el escondite de la bolita. Al cabo de los años, los suyos vociferaron '¡agua!' Como señal de alerta, pero ya era demasiado tarde y la policía estaba demasiado cerca.