Qué pierde Barcelona con la Agencia Europea del Medicamento
Actualmente, en Londres trabajan 900 personas de manera fija que tendrán que trasladarse a la nueva sede. La mayoría del personal de la Agencia Europea del Medicamento realiza tareas muy especializadas, y su sustitución no sería para nada fácil. De ellos, según datos de la Agencia, un 55% tienen pareja y en total suman 648 hijos, la mayoría en edad escolar comprendida entre los 3 y los 11 años. Los sueldos que perciben los trabajadores de la EMA rondan los 5.000 euros de media. Muchas de las ciudades que se presentaban como candidatas veían estas cifras con buenos ojos para la economía del país receptor.
Además, la EMA cuenta con un presupuesto de 340 millones de euros al año, tiene una red de 1.600 empresas asociadas y recibe unas 40.000 visitas anuales. Tanto movimiento se traduce en una oportunidad también para empresas locales que pudiesen entrar dentro de la órbita de la Agencia.
Estas características que representan una fuerte inversión económica han hecho que hasta 19 ciudades de la Unión Europea se hayan presentado como candidatas, si bién tres de ellas se hayan retirado en el último momento.
La EMA, puntal científico europeo
Las funciones de la Agencia Europea del Medicamento implican autorizar la comercialización a empresas y hacer seguimiento de los medicamentos a la Unión Europea. De esta manera, tiene como objetivo proteger y promover la salud humana y animal dentro de la UE y el Espacio Económico Europeo (EEE).
LA EMA también cuenta con un programa de asesoramiento científico que facilita la investigación de nuevos medicamentos e impulsa su desarrollo. En propias palabras de la Agencia, “la EMA garantiza la evaluación científica, la supervisión y el seguimiento de la seguridad de los medicamentos de uso humano y veterinario en la UE”.
En este sentido, según datos recogidos por Barcelona Global, la capital catalana cuenta con 31 centros de investigación biomédica, ciencias de la salud y sanidad animal y con 230 laboratorios. És la quinta ciudad europea en términos de producción científica y España el segundo estado europeo en número de ensayos clínicos. Albergar la sede habría impulsado estos centros y laboratorios.